Harlots: Cortesanas (Serie de TV)

Con una estética de metacrilato, muy de opereta; no creo que refleje con fidelidad la prostitución en el Londres del siglo XVIII.

Personajes esquemáticos, con un vestuario de un virtuosismo absolutamente artificial. Los diálogos, las expresiones y el comportamiento, tal vez muy alejados de la realidad.

A una serie le pedimos que nos entretenga, y si lo consigue, entonces... ha logrado su objetivo.

Recuerdo que hace unos cuantos meses pusieron en la tele el primer capítulo. No me enganchó. Supongo que no era el momento para mí, porque ahora me he visto la primera temporada del tirón. Se nota que la serie está dirigida, producida y guionizada por mujeres. Nos da otro punto de vista al más antiguo de los oficios. Indagando un poco he descubierto que está basada en unos escritos reales, con lo que la mirada es la de ellas y no cómo se las ve. Es decir, está escrita para que se vea el punto de vista de las mismas cortesanas, lo que es un detallazo. Sin contar mucho más, porque merece la pena verla, solo diré que la fotografía es fabulosa, el vestuario me parece bastante correcto al de la época que trata y el guion es muy ligero, con tantas intrigas que al final no puedes parar de ver capítulos para saber qué pasa. Los actores trabajan maravillosamente, no sabría destacar a ningún protagonista porque todos lo hacen bien.Sin más, os la recomiendo, son 8 capítulos geniales, por lo que no cansa y su duración es de 47 minutos.

La serie resulta una estupidez basada en la época georgiana londinense, pero con todos los tintes actuales. Hasta la música podría ser la banda sonora de superman, o catwoman. Una filfa muy británica eso sí.

Supongo que a la gente le puede interesar un tema que bajo mi punto de vista, nada tiene que ver ni con la época ni con la sociedad de aquellos años. Ya con contar con negros por doquier en una sociedad cerrada como aquella, y pretender que sólo algún despistado era racista, es tan inverosímil como audaz. Las tramas son vulgares, repetitivas y muy trilladas ya, tanto que aburren, el vestuario es tan disparatado como artificial sus maquillajes y demás historias. Supuestamente fechada anterior a las aclamadas series victorianas y novelas de Dickinson, Bronte, etc, la serie resulta todo un esperpento georgiano.

Aburrida y mala, muy mala

Lo mejor de Harlots quizás es la visión que ofrece sobre la prostitución. No es un retrato deprimente, compasivo y condescendiente, pero desde luego tampoco "glamouriza" la profesión más antigua del mundo. Crueldad hay por un tubo en lo que les pasa a las chicas de Margaret.
Por lo demás, Harlots es sin duda una buena serie, un producto interesante, hecho con lujo y talento por todas partes, pero no deja de ser cierto que a su narración le falta pasión. no termina de entusiasmar o enganchar a base de bien al espectador. El ritmo a veces no es demasiado ágil, pero sobre todo se nota esa falta de entusiasmo en que deja sumido al espectador. Da igual seguir viéndola o no, y eso nunca es buena señal cuando hablamos de una ficción televisiva.
Lo que sí es incuestionable es la calidad de los intérpretes, y muy especialmente de las actrices. Samantha Morton y Leslie Manville protagonizan un duelo impecable de "madames", y Jessica Brown-Findlay, al frente de un grupo de estupendas actrices jóvenes, sigue explorando personajes y vertientes en su impecable carrera post-Downton Abbey.
Correcta, interesante, pero podría haber sido mejor.

Es una serie arriesgada.

Es buena, tiene una gran ambientación y reparto, pero el guión en ocasiones aunque repetitivo apuesta por una historia general en la que cada una de las "Harlots" encabezadas por Jessica Brown Findlay en el papel de la resuelta cortesana Charlotte Wells y de Samantha Morton como la madame Wells, madre de esta última y opositora a la otra gran madame de la ciudad de Londres, Lesley Meanville, tendrá su propio recorrido dentro de la historia general.

Y es que todas las emociones vividas por las prostitutas del Londres encorsetado que nos muestra la película y su lucha por la supervivencia enfrentadas a mil y un dilemas tales como la búsqueda del poco respeto que pueden atesorar a través de un "protector", su salida de la calle para engrosar un lupanar o ser una figura dentro de él junto a la pérdida del amor, su enfrentamiento hacia la enfermedad, la maternidad o a la pérdida de dinero, toda la vida diaria de un Londres de 1763, gobernado por un loco George III en este mundo profundo y degenerado, oscuro pero claro a la vista criticado por los perseguidores religiosos más acérrimos es mostrado de una forma descarnada, descarada, cómica y sinvergüenza.

Las historias se irán complicando al más estilo de folletín novelesco, siendo la segunda temporada la más potente, la tercera la más sofisticada pero triste, y la primera la novedosa, la que está llena de luz.
No obstante dejando de lado el perfecto escenario y la ambientación histórica de Londres, la historia de la primera temporada tiene más de introducción que de serie completa.

Todos los acontecimientos quedan desatados sin ver la siguiente temporada que sigue, es como un cuento contado a medias, ese es su máximo punto negativo y la vulgaridad en algunas de sus repetitivas escenas el segundo.
Grandes parejas hay en esta serie que tendrán más química que gancho, despertando más morbo que interés, que se sucedarán en una trama compleja y desalmada, tales como Lucy Wells y Lord Fallon.

Esta serie a la que doy un 6.8, más cerca del 7 provoca la risa, las lágrimas e incluso invoca a la repulsión, pero también es una realidad a un mundo existente en el pasado que reclamaba quizá ya algo de atención.

En cuanto a las interpretaciones sobresale el personaje de Lucy Wells pero Samantha Morton cae en la sobreactuación más absoluta en ocasiones. El resto de personajes pecan tal vez de falta de sofisticación, pero es que quizá los auténticos no tenían, ni un poco.