La vecina perfecta (TV)

De tanto en tanto nos llegan a nuestras manos este tipo de cintas. Considero injusto echarlas a la basura de las críticas porque para eso están las pelis hechas con varios millones más pero que logran lo mismo que una peli de clase como ésta. Aunque de una forma u de otra nada salva el cuatro final.

El formato televisivo afecta a Temerás...desde su fotografía, por lo demás nos encontramos ante un típico thriller "viejo", de estructura argumental muy similar a los que podíamos ver a fines de los 80 y principios de los 90. La obsesión y la psicosis siempre será alimento para los thrillers, lástima que haya tan pocas ideas a la hora de plasmarlas en la pantalla.

Porque Temerás...se ajusta a todo convencionalismo habido y por haber: el pasado de la prota ya es anunciado en la introducción mediante un flash back recontra manido, cuando ocultar un poco su perfil habría ayudado a generar aunque sea un poco de misterio, completamente ausente en la peli. Los modos de operar de la mujer ya están vistos y revistos, por ende ya no solo está anulado el factor misterio, sino también el factor sorpresa.

Algunas cosas se salvan: la mirada eterna de la prota, una mezcla de seducción y oscuridad; los condimientos de cotidianeidad, en general dialogados, que ofrecen un poco de oxígeno a la claustrofobia común de toda obsesión y, principalmente, buenas actuaciones secundarias que incluso llegan a opacar a la protagonista, de registro uniforme.

Thriller psicológico sobre una psicópata con traumas infantiles, quien rechazada por un amante, se obsesiona con su nuevo y distinguido vecino, y no descansará hasta lograr su amor y construir su mundo ideal.

Esta película, siguiendo el modelo de las realizaciones de formato televisivo al que pertenece, y planificada con indiferencia por sus creadores, viene repleta de los lugares y sucesos comunes a los de otros productos de similar tono, con un argumento dudoso, un guion sin planificar y un ritmo narrativo tremendamente plano.

Los personajes –varios innecesarios– son moldes carentes de evolución, tanto en sus pensamientos como en sus conductas, y con unos impulsos que rozan el absurdo. Por otra parte, el discurrir de la trama queda detenido, y toda la sesión es un aglomerado de secuencias faltas de coherencia y desiertas de fondo, de intriga o de suspense.

Un telefilm, en conclusión, defectuoso en su técnica y carente de estilística y de personalidad; solo útil para pasar un rato de trivial entretenimiento y dejarlo pronto en el olvido.