La casa de tus sueños

En el año 2004, con Arcadia, el siempre comprometido Costa-Gavras demostró a los adalides más recalcitrantes del verismo cinematográfico que a través de la comedia negra también era posible hacer denuncia socio-política de alto voltaje sin perder un ápice de contundencia discursiva. Valiéndose de esta sabia premisa, el inicio de La casa de tus sueños parece no querer dejar títere con cabeza y, con la carcajada como tarjeta de presentación y de manera desenvuelta, arremete contra el mundo del trabajo, la especulación inmobiliaria y el sobreendeudamiento de las familias en la Europa más opulenta. Y es que La casa de tus sueños es la historia del cazador cazado; Charles es un tacaño empleado de un banco de créditos que para complacer a su mujer se hipoteca con el fin de comprar una vieja casa, los problemas comenzarán a surgir en el momento en que se quede en paro y deba hacer frente al pago de la deuda.
Superada la esperanzadora impresión inicial, la película defrauda y se revela como una comedia desmadrada, más frívola y epidérmica de lo que da a entender en su apertura, graciosa en algunos pasajes pero de un chabacanismo creciente a medida que avanza. Una película en la que por desgracia la desmesura y el chiste fácil acaban diluyendo cualquier intencionalidad crítica, y cuyo precipitado desenlace deja inexplicablemente bastantes cabos sueltos.

Es una mala comedía llena de tramas que no llegan a ninguna parte.

Floja comedia francesa. Luce alguna de las virtudes del subgénero como unos secundarios graciosos y algún que otro gag bien visto y casi todos los defectos. Los mayores de todos son la falta de síntesis y contención en cada una de las escenas, todo es demasiado largo, y la absoluta inverosimilitud de todo. Inverosímil hasta lo imposible de creer ni con fe de espectador cándido. La dejadez y desgana en el guión son totales, evolucionando desde un primer acto prometedor y bastante enérgico hasta un final deslavazado e inane.

A pesar de todo es de agradecer que tampoco sea chabacana, vulgar o escatológica. Se puede ver en familia con el cerebro en pausa, esperando conciliar el sueño ante lo previsible de cada uno de sus fotogramas.

Grandes expectativas, lo mismo ese ha sido el motivo de mi decepción, pero el guión es muy muy flojo...y los actores sobreactúan tantisimo que no transmite nada. Es como ponerse un cassette de chistes en el coche, que no...que no...

Lo unico que salvo y agradezco es la fotografía, porque ni los actores (los principales no tuvieron en esta pelicula su momento dulce) ni dirección (le da igual dejar flecos sin aclarar, o el mismo final) han estado finos en absoluto.

En resumen, perfecta para la fase de pre-siesta si no tienes una carrera de ciclismo a mano en TV.

Parodiando al título de la crítica con la historia en sí, tengo que decir que la película me ha decepcionado mucho. Ya que el guión es de lo más chabacano posible, las interpretaciones muy flojas y la historia no tiene por donde pillarle la gracia. Lo que se nos presenta como una comedia de enredos y mentiras, termina siendo una sucesión de gags sin la menor gracia y a veces cayendo en lo vulgar. De lo que he visto de su director y actor protagonista "Dany Boon", sólo en Bienvenidos al Norte saca una historia entretenida y con buena nota. En esta ocasión raya el mal gusto.