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Los habitantes (C)

Documental Pelechian plantea un film de enfrentamientos. El de las manifestaciones de la naturaleza y de cómo el hombre interactúa en ella; el enfrentamiento entre dos tipos de montaje, y el enfrentamiento sonoro. (FILMAFFINITY)
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
10 de noviembre de 2011
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine se apoya sobre tres factores: el espacio, el tiempo y el movimiento real. Estos tres elementos existen en la naturaleza, pero entre las artes, sólo se encuentran en el cine. Gracias a ellos es posible descubrir el movimiento secreto de la materia. Estoy convencido de que el cine es capaz de hablar el lenguaje de la filosofía, la ciencia y el arte. Puede que esta fuera la unidad que buscaron los antiguos. A. Pelechian en Le Monde (2/04/92).


Rodada con su sello característico (poesía visual en primeros planos, música clásica y un blanco y negro que en excepto "Life" forma parte de su escueta filmografía). Una vez más Pelechian hace arte centrándose esta vez en las aves, en los reptiles, en las manadas de elefantes,en los monos;en definitiva en toda clase de vida animal.

El corto se podría dividir en tres fases:

La primera, es la grandeza de los seres animales representada por la belleza del cisne. Su evolución, esa cámara que tiende para arriba a desplegar las alas al compás de una estupenda música clásica.
Y cuando ya están en lo alto, empieza la fase dos:
Con algo similar a un disparo y un primer plano de un reptil. Se oyen aullidos, graznidos, gemidos animales y comienza a reinar el caos por todo aquello que enfoca. Ya no suena música clásica, ahora se oye el viento, que es aire en movimiento, y todos los animales se mueven. Los pájaros vuelan por todos lados aunque no saben a dónde van. Las focas, los leones, los rinocerontes. Todos marchan. Los disparos se incrementan a un ritmo frenético, el caos puede acarrear el fin del mundo.

En la fase tres Pelechian juega con las sombras, que a mi entender son los seres humanos. No empieza con música clásica ni viento ni disparos. Ahora suenan unos tambores que es el desarrollo que se acerca (es cada vez más cemento y menos tierra, es cada vez más abrigos y menos animales, es cada vez más zoológicos y menos libertad) y el ser humano avanza hacia la destrucción. Le sigue una vista aérea del caos (ahora sí con la música), que como si fuésemos dioses en lo alto estamos ante lo que hemos provocado.


Pelechian se aproxima de lleno a lo que quiere contar, nos estampa. El ser humano si se lo propone puede acabar con todo.
hueso
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15 de agosto de 2015
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La naturaleza en jaque a causa de la acción humana. Eso es lo que creo que quiere decir Pelechian con este corto tan críptico y experimental. En blanco y negro, con música clásica y mediante un montaje muy expresivo cargadito de repeticiones y cámaras rápidas, primero parece que se ven unos animales en armonía, luego vemos las patas de esos animales que corren y chillan despavoridos, a continuación unas sombras muy chungas aparentemente humanas que se se acercan a la cámara, y por último otro puñado de animales ahora enjaulados. Conclusión: los cineastas raritos también sueñan con rodar documentales para la National Geographic.
Isildur
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