El águila negra en la ley de los fuertes

Nada que ver esta coloreada entrega del Águila Negra con la obra fordiana, pese a la similitud del título.
Dentro de la tónica general de la serie, los corridos y las canciones mexicanas constituyen un elemento fundamental en la cinta.
La trama en esta ocasión lleva a Raúl Zárate y su antifaz (Casanova) al rancho Tres Cumbres, donde los malos administradores imponen su ley. Mala ley. Ya se sabe, "Administrador que administra y enfermo que enjuaga, algo traga". Pero para eso está el Águila Negra.
Esta vez encontramos alguna escena curiosa como el baile que se marcan los inditos en el día de la fiesta con su sabor etnológico. Aunque no venga a cuento para nada con el argumento. Tal vez la escena más cruda de la cinta sea la destrucción de la pequeña escuela del rancho y la humillación al maestro delante de sus discípulos arrojándole al suelo unas monedas. "Las letras se hicieron para los ricos, a los pobres se les indigestan". La malvada maldad de Faustino (Martínez), "Ya estuvo bueno de andar jugando a la escuelita", será corregida convenientemente por nuestro valiente enmascarado.
Guion y dirección rutinarios, personajes bastante planos excepto el citado Faustino, peleas mal interpretadas, lo mismo que esos gags de tartazos en la cara tantas veces vistos en el cine mudo. La parte cómica descansa en Calixto Sánchez (Soto) que, al menos, mueve un poco a la sonrisa.
Película que no pasa de floja. Poco recomendable.