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Amerrika

Drama Drama protagonizado por una inmigrante palestina y su hijo adolescente en una pequeña ciudad de Illinois. La vida de Muna transcurre entre la pesadez diaria de los puntos de control de Cisjordania y la sombra de un matrimonio fracasado, pero todo cambia cuando obtiene un permiso de trabajo y residencia para los Estados Unidos. Sabiendo que es la única manera de conseguir un futuro mejor, Muna y su hijo, Fadi, dejan Palestina en busca de ... [+]
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
6 de enero de 2010
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
No importa que la actual crisis financiera haya dejado al descubierto las vergüenzas del sistema consumista desmedido; no importa que el último Premio Nobel de la Paz se haya cargado de ironía para remarcar las tendencias continuistas de la tan pregonada revolución política demócrata. Los Estados Unidos no atraviesan precisamente su mejor momento, se ven ya algo desfigurados, algo que de forma casi involuntaria nos da a entender el propio título de la cinta. Lo que pasa es que el resto de países resulta que están peor. O al menos esto se nos hace creer con tal de que el imperecedero sueño americano siga siendo un caramelo más que apetecible.

Bajo esta premisa arranca ‘Amerrika’, filme de presentación de Cherien Dabis. Miedo me daba el que una guionista de la factoría Showtime -en tierras americanas, conocidísima cadena de televisión por cable- se encargara de llevar a la gran pantalla un drama sobre la inmigración. Por la propia naturaleza del tema, y sabiendo de los trabajos más próximos de la directora debutante, no era de extrañar que todo se acabara traduciendo en una excusa para regodearse en la miseria más morbosa. Por suerte los temores, lejos de materializarse, acaban tornándose en la principal virtud de la película. Es cierto que siempre está la impresión de que no se nos está contando nada nuevo. También lo es el que la frecuentación de algunos lugares comunes del género hace que la historia chirríe en algún que otro momento. Pero por encima de todo prevalece el tono con el que se nos relatan las vivencias de Muna (buen descubrimiento el de Nisreen Faour) y compañía, que rebosa veracidad y -sorpresa- optimismo.

Y eso que el planteamiento de la historia hace que esperemos lo peor. A saber, Dabis sitúa la acción en el momento en que la sociedad americana sentía más fobia hacia el mundo árabe, merced a los primeros compases de la Guerra de Irak, y a la satanización de la cultura islámica orquestada por la administración Bush. Ciertamente la bienvenida que reciben los inmigrantes a la tierra de las oportunidades no es tan cálida como hubieran deseado; como no podía ser de otra forma, hay personajes estereotipados dispuestos a ejercer de malos malísimos de la función, dando así continuidad a la visión maniqueísta del mundo de la que tantas veces se resiente este tipo de películas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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19 de enero de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una sencilla historia, que precisamente con el arma de lo sencillo logra sumergirnos de forma muy pragmática en las dos desilusiones de sus protagonistas: su vida en Palestina y la de su encuentro con “Amereeka”.
En Palestina se nos describe a una Muna de mediana edad, divorciada, avergonzada de su cuerpo y cansada de tener que pasar los puntos de control de Cisjordania. Y a un Fadi, el hijo adolescente de Muna, que a pesar de ir al mejor colegio que puede permitirse su madre no ve ningún futuro prometedor. Con todo esto, deciden irse a los EEUU, a casa de la hermana de Muna y su familia en Illinois. Allí tendrán que intentar encajar en una cultura que tras la invasión de Irak mira con desconfianza a todo aquel que venga de medio oriente, sin saber distinguir. Debido en muchos casos, a la ignorancia de una parte de la sociedad americana sobre todo lo referente a oriente medio.
Y la película es eso, una película descriptiva, sencilla. No esperéis grandes acontecimientos. Y creo que esa sencillez es un arma de doble filo que si bien ayuda a comprender a los personajes, se queda corta en el desarrollo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Terpsi
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25 de enero de 2010
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El llamado cine social siempre es interesante, al menos para mi, porque, además de tratar de entretenernos durante un rato, pretende remover nuestras conciencias y colocarnos en la posición de personas que normalmente viven situaciones de discriminación o penuria ( ya sea económica, social o de cualquier tipo). Creo que estas películas son un buen vehículo para conocer situaciones, que por desgracia no son nada infrecuentes, y que muchas veces pasan al lado mismo de donde vivimos. En algunas ocasiones este tipo de cine es claramente crítico y beligerante, toma partido sin concesiones e incide en la crítica política al poder establecido denunciando las injusticias que el sistema provoca. Sería el caso de las pelis de Ken Loach, por ejemplo. Otras veces, aun existiendo esa crítica, es más mesurada, nos da una de cal y una de arena, nos presenta matices, y se desmarca de radicalismos. Dentro de este grupo estaría Amerrika. Enfoca el conflicto palestino-israelí denunciando la situación de ocupación judía, pero dejando claro que no todos los judíos son monstruos y que el entendimiento es posible. De igual forma trata el tema de la inmigración árabe en EEUU, en la época de la guerra del Golfo. Por un lado, algunos estadounidenses son incultos y desconfiados, pero también hay personajes americanos con gran generosidad.
Vemos el problema de la inmigración, pero desde luego, la inmigrante palestina y su hijo no son para nada el prototipo de inmigrantes desfavorecidos. Tienen una familia acomodada que les acoge, no están desamparados. Tienen la suerte de encontrarse por el camino a más gente que les ayuda, que gente que les discrimina ( en realidad sólo unos adolescentes).
En defiitiva, que nos presenta el conflicto, pero de una forma un tanto edulcorada, abusando a veces de tópicos, sin meter excesivamente el dedo en la llaga y con un afán conciliador.
La peli se ve con facilidad y puede servir de punto de partida para el debate, pero adolece de falta de fuerza y se queda un poco a medias en el fin de denuncia que se supone que tiene.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ferin
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23 de enero de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La violencia no solo se manifiesta a través de las armas, ya sean blancas o de fuego. Las palabras pueden hacer mucho más daño a corto y largo plazo.

Esto es lo que nos muestra Cherien Dabis en "Amerrika". El contraste entre dos países completamente distintos le sirve para hacer una profunda e inteligente crítica al gobierno y sociedad americana en temas cómo la inmigración, la ignorancia, la educación y el racismo entre otros.

No saber cómo se escribe Alkaeda, pensar que los palestinos son Musulmanes y que son primos hermanos de los Iraquíes o Afganos tiene delito. Pero lo más grave es pensar que todos son terroristas, que no hay personas normales y corrientes que sólo quieren trabajar para poder vivir con normalidad. Esto nos hace plantearnos una pregunta inquietante, ¿quien es más extremista?.

Israel, prolongación americana en Gaza, también se lleva su parte. Las imágenes del "muro" son bochornosas, pero me quedo con una frase que resume la histeria que viven miles de personas en Palestina: "Antes para volver a casa tardaba un cuarto de hora. Ahora paso dos controles, el muro y tardo más de dos horas."

El guión que es del propio director, tiene mucha fluidez y es transparente. Consigue sincronizar emocionalmente al personaje con el espectador de una manera sencilla pero eficaz. El punto negativo lo encontramos en el final. No llego a tener claro que es lo que quería transmitir o que imagen quería dar. Parece cómo si el film estuviese inacabado.

La dirección para ser novel es bastante buena. Tiene grandes escenas y planos exquisitos que contienen gran significado. Toda una grata sorpresa.

Y con esto termino, la interpretación de Nisreen Faour (Mona) es de altísima calidad. Su papel lo afronta cómo se diría en al argot taurino, con mucha verdad y eso hace que sea aún mejor. Su figura destaca sobre el resto aunque el resto del reparto no está mal ni mucho menos.

Una película muy interesante en muchos aspectos a pesar de su final desconcertante. Mi valoración es de siete sobre diez.

CARLOS MANZANO (www.ButacaySofa.com)
cmanzano
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22 de enero de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El drama de la inmigración y el eterno conflicto islámico/occidental aparece a primera vista como el aroma, no necesariamente rancio, que impregna esta cinta independiente con apariencia de telefilm de temática social que alterna el drama con toques de comedia.

Pronto se da uno cuenta que aquello sólo es el punto de partida. Porque el drama de la inmigración islámica es sólo la semilla de un árbol de conflictos tanto personales como sociológicos, que se ramifica en los propios fantasmas de la protagonista, obsesionada con su sobrepeso y figura rechoncha, la que cree causa del abandono por parte de su marido, así como por su estatus social en el nuevo mundo al que llega, donde entra por los escalones más bajos de la pirámide laboral pero se ve obligada emocionalmente a fingir que no es así.

Por otro lado, tenemos al hijo, al que le toca experimentar este cambio tan radical en el momento vital menos oportuno: la incipiente adolescencia. Desde su marginación inicial, los sambenitos derivados de su condición étnica y la energía con la que se ve abocado a arremeter, más por orgullo personal que por instinto de protección, contra los ‘nativos’ de la severa sociedad que lo ha acogido, no con excesivo gusto, y de difícil aceptación.

Luego está el conjunto de la familia de acogida, en la que se presenta una interesante dicotomía entre los padres, que siguen creyendo vivir en una burbuja palestina pese a llevar la mitad de sus vidas en Norteamérica, y la hija adolescente, nacida e inmersa profundamente en el mundo occidental, y así lo siente, pese a sus orígenes islámicos y lo enraizados que estos están en su familia.

También nos encontramos con el sempiterno pero siempre necesario catalizador externo, en este caso un profesor, de raíces judío-polacas (por lo que se le presupone y concede una americanidad más auténtica que a los de origen árabe), cómplice en los momentos difíciles de esta madre y su hijo, guiado por un sentimiento más profundo y complejo una facilota y simplista piedad.

Aunque el film recurre con frecuencia a lugares comunes y tópicos algo rancios, destaca su habilidad por huir de la lágrima fácil y el melodrama lastimoso. No parece exagerado que poco a poco vaya surgiendo una tendencia, un acercamiento de la inmigración islámica en Norteamérica a través del cine independiente, y que se constituya en su seno como todo un subgénero concreto, que en Europa ya está bastante consolidado, con cineastas como Fatih Akin en Alemania o Ferzan Ozpetek en Italia.
Skorpio
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