El Paralelo 17: La guerra del pueblo

Es significativo que después de tantos años aún no tengamos fácil acceso a un documental-documento de esta categoría.
Después de asistir a innumerables películas "de denuncia" y documentales "objetivos" sobre la guerra del Vietnam llega éste, de casi dos horas, que hace que tomemos conciencia del vacío testimonial que en occidente hay del lado que ganó la guerra, el de los vietnamitas.
Alucinante la normalidad de la vida cotidiana y la dignidad bajo el horror: el trabajo en el campo, las escuelas, los hospitales, el arte, el amor, el humor... todo continúa bajo la rutina incesante de los aviones a reacción y las bombas, cuyo ruido de fondo casi no se detiene a lo largo del testimonio documental. Todo, absolutamente todo, está al servicio de la futura victoria. El documental es la mejor respuesta que hasta el momento he podido ver a esa pregunta que sobre la guerra del Vietnam todos nos hemos hecho alguna vez: ¿cómo demonios pudieron vencer?

Filmado en blanco y negro, sigue la vida y la rutina de una aldea vietnamita que podemos imaginar igual a muchas otras en aquel momento álgido de la guerra. Hablan los campesinos, los soldados, los dirigentes, los niños... vemos como se organizan, la enorme potencia de la creatividad popular orientada a vencer a un enemigo formidable, de como con las piezas de los aviones derribados y las bombas que no explotaron arreglan bicicletas, fabrican imprentillas...

Imperdible si estás interesado en una versión contemporánea de David y Goliat.

Sin duda, una de las guerras más infames que hayan ocurrido en el mundo, fue la sucedida entre 1965 y 1975, a la que occidente llamó, La Guerra contra el Vietnam, y los vietnamitas conocieron como, Kháng chiến chống Mỹ (La Guerra de Resistencia contra América), en la que consiguieron propinarle a Los Estados Unidos de Norteamérica, su primera gran derrota internacional. Fue ésta, una guerra movida por intereses económicos y geográficos con el sofisma de “detener el avance del comunismo”… un cuento gringo que, en pleno siglo XXI, todavía se sigue cacareando, pero que puede traducirse llanamente como, “impedir el hundimiento de la oligarquía”. En América, ‘todo el mundo’ creía que aquella era una guerra fácil, y que a esos orientales llenos de carencias, con poca formación militar y sin mayor armamentismo, los acabarían en un santiamén…

Pero, los "enanos" se crecieron, y aunque en aquella larga y penosa década sufrieron los más atroces desmanes que se le pueden ocurrir a seres inhumanos sumergidos en su infierno personal, ellos aprendieron muchísimas cosas; sintieron que su ser se transformaba significativamente; y consiguieron despertar una inimaginada creatividad que, con el dominio que tenían de su territorio, sirvió para asestar duros golpes a aquellos yanquis que terminarían por marcharse con el sabor amargo de la derrota.

Lo que hicieron los norvietnamitas en aquellos humildes pueblos y aldeas, son hechos históricos de la mayor relevancia y sin duda despiertan orgullo y admiración por el ingenio, la perseverancia y la capacidad de trabajo en equipo para lograr valiosos resultados. Esto es lo que, con suma eficacia narrativa y asentados en los mismísimos lugares donde sucedían los hechos, van a contarnos, el cineasta neerlandés, Joris Ivens, y su esposa, Marceline Loridan Ivens, logrando un documental de la más alta valía porque, por fin, cuenta la historia como la vieron los agredidos vietnamitas.

Una joven mujer llamada, Mien, encargada de la seguridad de los trabajadores, será quien nos comparta sus experiencias y sabiduría para comprender con suma acritud lo sucedido en aquellos difíciles años. Uno se creería que todo era tragedia y desgracia… pero hay que oír contar a, Mien, lo que ocurría en su entorno para comprender y admirar la resiliencia y la perseverancia de los combativos vietnamitas.

Cuando se le pregunta por su opinión acerca de los soldados estadounidenses, ella dice: “Se ven muy intimidantes desde los aires, pero, cuando se les atrapa son como gatitos temerosos. Pienso que ellos pelean sin tener ideales por los que luchar”; y hay que ver la suerte de tácticas que los vietnamitas asumen para protegerse: La alta calidad de sus refugios; la intensiva construcción de túneles de defensa; su manera de utilizar camuflajes… y sobre todo, ese indescriptible sentido de compenetración del cual participan niños, adolescentes y adultos como si fueran uno solo.

Mien, lo resume de muy sabia manera: “Hay una cosa que creo que me emociona mucho después de dos años de guerra: Entre nosotros nos respetamos y nos amamos cada vez más. Cuando el enemigo ataca, la gente del pueblo se ayuda; si destrozan sus casas, sus platos, sus ropas… con los que lo han perdido todo nos amamos cada vez más”…

La gente se llena de ese miedo natural cuando ven venir los aviones enemigos y comienzan los ataques, pero, el Frente de Liberación Nacional les ayuda a controlar el pánico; si el enemigo prende fuego a una casa ¡construyen otra a los damnificados! Si una carretera es bombardeada, los camiones abren trocha porque, “el camino espera por los camiones, pero los camiones no esperan por el camino”… y si las bombas no explotan, enseguida se convertirán en armas vietnamitas.

<<PARALELO 17: LA GUERRA DEL PUEBLO>>, es historia objetiva y muy gratamente contada.