Agente juvenil

Se quedó en la anécdota, lo que la convierte hoy en día en casi una rareza. Si no la comparamos con algunas similares (por estilo de narrativa y de montaje) como las pelis de Bill y Ted o EL GRAN HALCÓN. En fin, peliculillas de acción rápida, desenfadada y con protagonistas chulescos, graciosetes y un poco tontos (y por supuesto, bonitos de cara). Mmmm, en cierta manera me doy cuenta de que quizá fue un intento de aunar a los espectadores de ambos sexos en torno a este género que de siempre había sido (y continuó siendo) sólo para tíos.

De presupuestos humildes y con la excusa de un prota que era estrella juvenil, de esos cuya foto sonriente adornaba las carpetas de quinceañeras all around the world, rescatemos del olvido esta cinta muyyyyyyy noventera (y a mucha honra) y pasemos un buen ratito de acción lo bastante alocada y borrica -eso que llaman “estúpidamente disfrutable”- como para hacer que esa hora y media nos deje un regustillo simpático.

Richard Grieco que era una celebridad junto con Johnny Depp en la serie 21 Jump Street (Nuevos Policías) protagoniza esta cinta de acción noventera. Grieco lo tenía todo para triunfar, guaperas, algo de carisma, vena cómica, pero se quedó en el intento. Mientras que Depp fue construyendo una carrera hacia el estrellato, Grieco, cayó en el ostracismo y las películas de serie B. En el mundo de Hollywood no hay una receta mágica para el éxito, un día estas en la cima y al siguiente criando malvas.
Agente juvenil fue masacrada por la crítica en su momento y olvidada por el público, quizás tuvo su apogeo en el videoclub. Con un argumento que recordaba a Con la Muerte en los Talones (salvando mil distancias) la película se mueve por terrenos de acción, aventura y comedia, buscando un público juvenil que en la época parecía que Grieco hipnotizaba, sobre todo a las adolescentes y sus carpetas de instituto.
Una peli de esas que te hacen olvidar y que olvidas al acabar.
Como dato curioso: Roger Daltrey, cantante de los Who, aparece en la película.

Para aquellos que tuvieron la suerte de no conocerlo, Richard Grieco era uno más de la interminable lista de guaperillas/etes con la que nos castigó la década de los 80, con la particularidad de que su talento para caer gordo era impresionante. Este debió ser uno de sus grandes éxitos, bien por los cardados imposibles, la trama delirante de espionaje o porque en esos años nos tragábamos cualquier cosa. En definitiva, un infra-producto teen con el que el señor Grieco desapareció del mapa de una manera bastante chusca.

Agente Juvenil es el subproducto en el que el desconocido director William Dear se gastó la fortuna de su progenitor Randolph Josaphat Dear III, magnate de la taxidermia. A esta especie de performance deslabazada e incoherente fueron destinados 44 millones de dólares, presupuesto que podría haber dotado de carreteras asfaltadas a cualquier país africano.

La acción transcurre en París, donde un joven estudiante norteamericano- Jebediah Bastard- bastante bien dotado pero con un ligero retraso mental busca un bar donde le pongan una tapa de callos con garbanzos. La búsqueda ( infructuosa) tiene lugar porque el bisono protagonista cree estar en Mostoles (Madrid) debido a que en su Alabama natal le habían dicho que toda Europa era lo mismo.

Brutales y novedosos planos contrapicados que ponen de manifiesto la soledad y la angustia vital del hombre enfrentado a su destino, incierto. Rodeado de una indiferencia dura y metálica que queda enmarcada en los diálogos abruptos, espontáneos , cortantes , marca de fábrica del guionista Juanmanuel Dear (hermano gemelo del director).

Esta es una película de laberintos. Un laberinto es un lugar formado por pasajes y encrucijadas, intencionadamente enredadas para confundir a quien se atreva a adentrarse. Es un laberinto de la idiosincrasia del hombre postmoderno , con sus intrincados debates teológicos, morales y filosóficos, quien cae en sus redes, por inteligente que sea, puede no encontrar la salida; son laberintos las mentes de los personajes más nímios atormentadas por miedos, soledades, dudas, fanatismos, egoísmos y frustraciones;