La dimensión desconocida: La fiebre (TV)

Un matrimonio es invitado a Las Vegas. El marido, de forma inesperada, comienza a obsesionarse con el juego.

El episodio funciona como comedia -¿involuntaria?-, con ese viejo estirado perdiendo las formas, deslizándose paulatinamente en los pantanosos terrenos de la locura. Pero, francamente, el guion no destaca por ser un prodigio de matices ni por plantear un estudio psicológico profundo de los personajes. No es “El jugador” de Dostoievski, para entendernos. Yo imagino que hasta las mentes más extraordinarias, como la de Rod Serling, pueden tener un mal día, y que la obligación de escribir el 80% del material de la serie obraba en su contra.

El enfrentamiento hombre-máquina, lejos de angustiarnos, invita al cachondeo.

Se trata de un episodio interesante por la manera en que se cuenta el mecanismo por el que un hombre (Everett Sloane), de vacaciones en Las Vegas junto con su esposa, pasa de un extremo al otro; es decir, pasa de rechazar el juego a convertirse en un adicto al mismo. No hay casi elementos sobrenaturales, pues la tragaperras que susurra y se acerca al enloquecido protagonista, como si estuviese viva, puede ser el producto de su delirio, de su mente trastornada.