Heatseeker

Albert Pyun, director-leyenda de la serie B y Z desde los años 80, un tipo tenaz, talentoso, pero con muy poca suerte con las majors - quién sabe cual hubiese sido su carrera con algún blockbuster en su haber- se especializó en filmes post-apocalípticos de cuatro duros, cyborgs de medio-pelo y luchadores de kickboxer variaditos. "Heatseeker" en una película muy menor de su filmografía, poco comentada por sus fans - más bien nada- en la que combina cyborgs y luchadores de kickboxer. Todo en uno. Pero la unión no hace la calidad,

Guión, tiene poco. El típico, mil veces visto desde "Operación Dragón". Un malo organiza un combate de artes marciales, a muerte, en su isla, entre diversos contendientes, en este caso cyborgs que representan a corporaciones, con distintos añadidos tecnológicos para potenciarles, al que se une, obligado por las circunstancias, un campeón completamente humano.

Como en las de la serie "Kickboxer", al luchador le puede mover la venganza o la agresión sexual a su mujer, novia o hermana. Aquí se repetirá el mismo esquema. El malo, que parece el androide Data de Star Trek TNG en modo lúbrico-violador, le ha insertado un chip, a modo de "el click" de Milo Manara, a la novia del protagonista, para desconectarla cuando quiera y beneficiársela cuando le apetezca. Un protagonista bastante calzonazos, que será noqueado varias veces, incluso por masillas anónimos, y será desvalijado en las calles de Manila, por parte de niños, que no dudarán en robarle hasta la ropa y dejarle en pelota picada. Una humillación que ninguno de estos luchadores- Van Damme, Seagal, Don "The Dragon" Wilson-- soportarían. Por ello este tal Keith Cooke no tuvo una larga carrera en este tipo de filmes.

La película reviste algo de interés cuando se inician los combates. Parecen videojuegos tipo "Street fighter" o los combates de "Dragon Ball". No piensen que verán actores con protésicos funcionales, aquí todos los luchadores en bañador o slip a lo luchador de la WWE, que cuando son derrotados, el golpe que sufren muestra un conjunto de cables, tornillos y lucecitas en modo "parche". Veremos combates aceptables, patadas giratorias y voladoras. pero un final de vergüenza ajena.

Pyun dirige con solvencia, quizás con el piloto automático, pero resultón, viendo los bodrios que dirigió posteriormente, en el siglo XXI. Entre el reparto tenemos a un Tim Thomerson pelirrojo y de amplias cejas, que recuerda a un personaje dibujado por Jack Kirby, un mafioso de "Intergang" y que parece un cameo. La chica, Tina Coté, es una de las habituales de Pyun y aquí tiene un papel destacado, si comparamos con otros filmes en los que participó, aunque poco agradecido, por las perrerías a las que la someten. Norbert Weisser, el "Data lúbrico" también borda su papel de malo vicioso de opereta, un tal Mr. Tong que viste como un proxeneta de la costa de Levante.

Tortazos, algo de sexo y un guión tonto. La típica película de kickboxing. Pyun cumple.