Chase (Serie de TV)

Chase es una serie espiritualmente parecida a CSI, comienza presentando al criminal, y su razón de ser los villanos, luego, los U.S. Marshalls tratarán de atraparlo y así evitar que sigan con sus fechorías.
Los personajes son los típicos estereotipos braratos, dos protas a los que no les interesa nada más que cumplir la ley a toda costa y que siente la ''química'' entre ellos, conformado por: el pibón o chica guarra (y vieja) suicida y su superior, el cual está ''demasiado'' preocupado por su compañera a pesar de tener novia, y tres lacayos que sirven de florero para completar el grupo, los cuales tienen un interés nulo y ninguna historia.
El desarrollo de los personajes es igual a los de CSI, a lo largo de los episodios nos darán pistas de las razones de ser de cada uno, los diálogos tratan de ser emotivos pero no compensan en su mayoría, los casos tienen algo de acción, alguna que otra explosión y a la prota corriendo en las calles, rutas, vías, saltando de un auto a otro como si fuera el hombre araña y con el mismo efecto de Rambo de nunca resultar herida. Ah, y de vez en cuando suelta alguna frase lapidaria al estilo de Horatio Caine (como si le llegara a los talones)
Las cámaras parecen ser las mismas que se usan en CSI MIAMI, todo es en un fondo amarillo, lo cual me gusta, pero no termina de reflejar el calor árido de Texas.
En conclusión, no es nada nuevo, pero de vez en cuando entretiene.

“Chase” no es gran cosa, sólo una serie más de esas policiacas que hay. Quitando a la rubia protagonista, que está bastante buena, y el buen hacer interpretativo de algún malo malísimo que vemos en los episodios autoconclusivos, el resto no es más que una serie muy superficial y del montón. Los personajes no tienen conflictos emocionales y carecen de vida social (únicamente se dedican a capturar a los delincuentes fugados y ya está). Además, los personajes son estereotipados a más no poder (está la dura agente con una infancia traumática, el novato, el guaperas, el que no se calla ni debajo de agua, etc.)

La protagonista principal, Kelli Giddish, es una mezcla entre Chuck Norris y Spider-Man: corre más deprisa que nadie, sortea los obstáculos sobre la marcha con una facilidad pasmosa (podría ganar tranquilamente los 400 metros vallas en las olimpiadas), salta por encima del techo de los coches a una velocidad de vértigo, salta entre los balcones de los edificios con agilidad felina y hace todo tipo de acrobacias cirquenses para acabar pillando al malo y noquearlo en plan Mike Tyson (vamos que la tía es la prima de Zumosol). Me he reído bastante con este tipo de cosas y ya se sabe que cuando algo provoca risas involuntarias es porque no hay forma de creérselo. Por otro lado, las investigaciones que llevan a cabo son irrisorias, ya que se dedican a escuchar la música que le gusta al fugitivo, leer su libro favorito y hablar 2 minutos con uno de sus familiares o amigos. Haciendo eso ya saben dónde está, dónde irá, lo que hará en el futuro y hasta saben cuál es su color favorito o el tipo de calzoncillos que usa. ¡Ah!, por cierto, cuando busquen a los fugitivos no os perdáis cómo son las inspecciones oculares sobre el terreno (tocan cuatro piedras en el suelo y ya lo saben todo… patético, vamos). Otra cosa que me ha llamado la atención es que los Marshals van siempre armados hasta los dientes (llevan encima más artillería que los soldados que entran en combate en Irak)... vaya pegote que se están tirando los yanquis con esta serie.

No me extraña que la hayan cancelado. Así que no os la recomiendo a no ser que no tengáis absolutamente nada que ver. Tampoco es que sea un truño total, pero es una serie demasiado mediocre. Hay varias series de temática parecida y mucho mejores como, por ejemplo, “John Doe”, “Castle”, “Bones”, “NCIS” o “El mentalista”.

Y poco más voy a añadir. Únicamente deciros que la serie mejora un poquitín conforme avanzan los episodios (sobre todo desde la mitad central de la serie hasta el final). No llega a convertirse en una buena serie, ni por asomo, pero al menos no es algo tan desastroso como antes (incluso tiene un par de buenos episodios como, por ejemplo, el capítulo doble "Narco" y el 1x16 "Operación lazo"). Así pues, la mejora en sus últimos capítulos hace que la serie al final no te deje con tan mal sabor de boca cuando concluye.

"CHASE" es un producto más de la la productora Jerry Bruckheimer Television (de la que también han salido "Caso abierto", "La hora 11", "Sin rastro" o la archifamosa franquicia "CSI"), así que de nuevo nos encontramos ante lo que se conoce en el mundillo audiovisual como un "procedimental", es decir, una serie policiaca cuyos episodios se caracterizan por ser autoconclusivos e independientes entre sí, sin que exista una historia común a toda la temporada o, caso de haberla, tan sólo se trata de forma superficial en la mayoría de los episodios.

Como buen procedimental que se precie, los guiones de los episodios de "CHASE" (que podríamos traducir por "Persecución") responden a una plantilla fija bastante elemental: un delincuente malo malísimo hace una tropelía sangrienta y la U.S. Marshall Annie Frost y su equipo se lanzan a su búsqueda y captura sin reparar en medios (parece que estos policías son muy dados a la patada en la puerta y a ir por la vida pertrechados como marines). A ser posible, cada episodio comienza con una persecución "en caliente" (preferentemente a pie) para que la protagonista demuestre a costa del delincuente desechable de turno que no sólo está en una estupenda condición física, sino que reparte tortas con la pericia de un cinturón negro y que no habrá obstáculo que la detenga en su obsesiva determinación de que se cumpla la ley (necesidad, a lo que parece, derivada de su traumática relación con un padre poco recomendable).

Ambientada en Texas, "CHASE" no es más que una serie de acción al uso donde los buenos (los policías) ganan siempre a los malos (los delincuentes) y que nos muestra una Norteamérica más paleta y provinciana que la cosmopolita New York o a la glamurosa California. Una tierra de armas tomar en la que tanto los polis como sus oponentes se expresan (es un decir) en un inglés chusquero apenas inteligible (no exagero nada: basta con poner el audio en VO para comprobar que al único que se le entiende más o menos bien es al agente Marco Martínez, interpretado por el actor puertoriqueño Amaury Nolasco, que parece ser el único del elenco capaz de vocalizar) y donde es más fácil tropezarte con una tienda de armas que con una biblioteca pública.

Sin duda, la poca originalidad de la propuesta y que los guiones de los diferentes episodios sean un calco unos de otros han determinado el fracaso de esta serie en EEUU y que no se le haya renovado para una segunda temporada. Carece de la gracia y la química de "El mentalista" y del carácter pedagógico de "CSI". En resumen, una serie del montón para pasar el rato un domingo por la noche en La Sexta si no hay otra cosa mejor que ver.

Porquería de serie que fue un engaño y una pérdida de tiempo de un domingo cuando la anunciaban en la Sexta, no acabó de rematarme para nada, es bastante aburrida, simplona, previsible, torpe y detestable, no creo que deba continuar la serie nunca más y da asco por la clase de tramas y personajes que hay y los guiones eran malísimos a la vez que estúpidos. Esta es otra de las razones por las que no veo demasiado la tele y no me engancho a tantas series, acabas decepcionado y asqueado.