La promesa: La leyenda de los Caballeros del Viento

Historia de amor (estilo Cyrano de Bergerac) aderezada con escenas de lucha, en la que un esclavo prefiere quedar en el anonimato por el bien de su amada, antes que confesar el error que la llevó a ella a amar a otro tipo, y deshacer así su felicidad.
Si bien el espectacular arranque nos hace esperar acción sin límites, lo cierto es que hay bien poca y, en según qué momentos, no demasiado bien realizada.
La fotografía es del todo exquisita: con casí todos los fotogramas podrían hacerse unos posters espectaculares, además de que las localizaciones son realmente preciosas y de verdadero ensueño. A destacar también la banda sonora, delicada y muy bien entrelazada en el preciosismo de las imágenes.
Aunque el argumento en sí es bastante simple, el guión a veces se complica dando lugar a escenas del todo incomprensibles, o tan liosas que te hacen perder del todo el hilo argumental. Los efectos especiales y las infografías van desde el nivel excelente al penoso, siendo negativamente destacables un sinnúmero de decorados que se ven de una extrema falsedad (todo el palacio del rey es pura infografía y cartón piedra, sumamente sonrojantes).
Así pues, tenemos una vez más una película engañosa por su trailer (que promete muchísima más acción), recomendable más que nada por la impresionante belleza de su fotografía y por algunas puntuales escenas de lucha, pero con momentos de total desconcierto alternados con otros de profundo sopor.
Aunque para pasar el rato, no está del todo mal.

Una lástima total y absoluta. Lo que se ha vendido como la película más cara de la historia China (¿alguien me explica en qué se gastaron todo ese dinero?) resulta no ser más que el enésimo wu-xia de medio pelo con mejor aspecto que sabor y unos efectos especiales absolutamente lamentables que echan a perder cualquier resquicio de épica que pudieran tener las escenas. La película en general parece una desafortunada mezcla de lo peor de "Kung Fu-Sion", "Bichunmoo" y "Musa, the Warrior", mezcla en la que destacan para mal las abominables secuencias de acción, algunos diálogos bastaste ridículos y unos actores más inexpresivos que un cartel de propaganda electoral. Todo está hecho con pésimo gusto, desde las armaduras de plástico brillante hasta las infografías con las que se pretende convencernos de que estamos viendo un palacio real. Y aún encima, para dar más rabia, la historia tenía un arranque de lo más prometedor pero en honor a su título, la cosa se queda más en promesa sin cumplir que en nueva aspirante al trono de la fantasía épica made in Oriente.

Una vez mas Chen Kaige no decepciona! ha realizado una película llena de hermosura, de imaginación y de acción. Aunque carece de la armonía de su otro compatriota Zhang Yimou.

Da la sensación que ha querido realizar una película rápida sin detenerse en el minimalismo característico de los directores Chinos!

Me ha gustado! obviando algunos detalles yo la recomendaría!

Qué bonito, qué alborto, otro perrito piloto (oriental). ¡Y van…!
A estos chinos les salen películas de Wu Xia (o como quieran llamarlo) como auténticos churros. El problema es que los resultados suelen ser un churro de película pese a contar con impecables fotogramas con los que adornaran cual floripondios orientales sus producciones. Y como siempre y reza el título el filme de Chen Kaige prometía…

Por muy espectacular que se quiera mostrar las sobredosis de acción, emoción y combates imposibles aparece esa morralla heredada de los videojuegos actuales, y al igual que sucedía en la persecución de “King Kong” (2005), los efectos especiales que pretenden ser tan espectaculares cantan por soleares (aquí por ejemplo el protagonista correteando sobre las laderas de un acantilado).
También canta la historia que busca el romanticismo sin importarle caer en el ridículo, cantan las poses habituales a lo Sara Montiel y sobre todo desafina que “The Promise”, pese a resultar entretenida y preciosista, es más hueca que un churro hecho de yeso.
¡Qué ganas de volver a ver “Tigre y dragón”!

La mas cara producción asiática no pasa de ser una película de aventuras para el público infantil. Ya desde la primera escena cuando vemos a un esclavo gateando más rápido que una estampida de toros nuestra credulidad recibió un fuerte sacudón. Todo parece falso y poco convincente. La historia es pueril y no llega ni siquiera a emocionar. Eso sí, hay un cuidado especial en presentar una estética barroca de mucho colorido como es casi común a todo el cine chino en general desde la pionera y premiada "Tigre y Dragón". La "gravedad" de los actores asiáticos la verdad es que se nos presenta como una impostura, la naturalidad expresiva es una gran ausente. El gran Kurosawa debe estarse revolviendo en su tumba.