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The Extraordinary Tale of the Times Table

Comedia. Drama Narra la historia de dos personas muy especiales que deben hacer frente al reto más importante de sus vidas: tener un hijo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
3 de junio de 2014
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Extraordinary Tale (of the Times Table), de Laura Alvea y José F. Ortuño, de lejos la película más conseguida de todas las ofrecidas por la sección paralela del Festival de Málaga, más digna de haber competido en la Sección Oficial que en Zonazine y no porque estar aquí suponga un desmérito, sino por ser rematadamente más buena que muchas de las programadas en el Teatro Cervantes. Con un punto de partida que, para qué negarlo, puede traernos a la memoria el recuerdo de Amelie (2001), de Jean-Pierre Jeunet, por el entrañable colorido de su fotografía, por la candidez que nos despiertan los compases de su banda sonora y por el matiz naif que impregna la descripción de sus personajes, The Extraordinary Tale pronto se atreve a cruzar la delgada línea roja marcada por su manifiesto referente y se distancia del mismo abordando con no poca indulgencia los ásperos terrenos de lo macabro, desprendiéndose del conjunto de su desarrollo un impensable humor negro que ofrece una vitalidad contagiosa a toda la película.

Con un único escenario y un muy limitado número de personajes, los directores cosiguen poner en pie una historia que juega en todo momento en los márgenes de lo inverosímil y que, precisamente por ello, se puede permitir el lujo de ser abiertamente desmesurada en su desarrollo. Excéntrica, extravagante, por momentos rídicula en su buscado infantilismo, pero siempre profundamente bella y maravillosa, rebosante de energía, también de una rara y admirable personalidad propia, la cinta con la que debutan Alvea y Ortuño puede presumir de poseer, a su modo, un encubierto romanticisimo con el que lanzarse a hablar del amor desde una óptica un tanto políticamente incorrecta. Y además, cuentan en el viaje con la inestimable ayuda de dos intérpretes en estado de gracia, sirviéndose encomiablemente bien de las particulares características de Ken Appledorn pero, sobre todo, de la rabiosa empatía que genera Aïda Ballman, que decora gratificantemente su interpretación con recursos expresivos propios del clown y obtiene un trabajo sobrado del encanto inherente a un cuento de hadas, el mismo que desprende esta, en definitiva, deliciosa joya.
Juanma
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7 de diciembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que desde sus primeros planos nos PRETENDE dar una fábula mágica en un mundo real. Como dicen en muchas críticas de esta ficha recuerda a la cautivadora Amelie de Jeunet y PROMETE una historia original y conmovedora. Cuando ya decide arrancar, la historia de amor que PROYECTA, basada en la soledad de sus personajes protagonistas, parece divertida y especial. A partir de ahí, es decir, cuando debiera comenzar el núcleo de la historia es donde comienza el naufragio.
La película se convierte entonces en algo repulsivo, aburrido, absurdo y te encuentras preguntandote dónde han quedado esas promesas de fábula moderna que tan buena pinta tenía. Es de las peliculas más pretenciosas y menos agradecidas que he podido visionar.
Mi nota es un cinco que se lo doy gracias a la primera parte de la película y a las actuaciones de los protagonistas, sobre todo lal de la chica, que de verdad me gustaron mucho, sin embargo la traición a la que me castiga el desarrollo de la trama me hace bajar la puntuación hasta ese sufiente raspadito.
charleslaughton
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25 de julio de 2014
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque me ciega la pasión, puesto que soy amigo personal de los directores Ortuño y Alvea desde hace años y he visto cómo han evolucionado exponencialmente –cosa que han hecho debido básicamente al enorme talento que ambos tienen- intentaré ser en esta crítica lo más imparcial posible. Palabra. Otra cosa es que lo logre, claro…
Los que ya estamos hastiados de la “casta” del cine español –valga la referencia a ese grupo de intocables que reciben irremisiblemente subvenciones y ayudas de televisiones y estamentos públicos (y privados) para seguir haciendo las películas que vienen haciendo desde hace 20 años…- podemos sentirnos felices de que se haya estrenado finalmente –y contra viento y marea, créeme- esta pequeña joya. Pero ojo, que el hecho de que sea pequeña –un presupuesto ridículo, un rodaje de pocas semanas…- no significa que lo sea como película, ya que derrocha creatividad, arrojo, valentía creativa y una innegable visión del cine, tanto como espectáculo, como medio artístico. Por eso es una joya de incalculable valor, sobre todo para los que creemos que se puede hacer buen cine en nuestro país sin recurrir a los temas que siguen provocando urticaria al público (véase, Guerra Civil, comedias urbanas que nadie se cree, etc…. váyanse, señores Trueba and company). Y lo más cachondo del asunto, es que la película se ha rodado en inglés.
Y la ecuación es todo lo sencilla que pueda uno imaginarse, pero no por ello es menos interesante, menos brillante o menos original: una chica y un chico comienzan a tener una relación epistolar (y encima nada de email, SMS o whatsapp, sino que en sobrecitos, con sellitos y al buzón, como toda la vida…), hasta que un buen día deciden dar un paso más y conocerse, y otro paso más y convivir, y otro, y otro… Resulta no solo divertido, sino además sorprendente el demoledor y directo planteamiento, que está en la lógica absoluta de cualquier relación, aunque muchos decidan mirar a otro lado…y terminando por originar verdaderas tragedias.
Ortuño, que además de codirigir con Laura Alvea, ha sido el guionista del film, consigue mantener la tensión desde el arranque, auspiciado por un manierismo rosa que paulatinamente se va oscureciendo; sin perder su magia infantil, pero tornándose a una carnal y real humanidad. Esa bizarra combinación es quizás el elemento más original y brillante de todo este maravilloso experimento cinematográfico que se ha convertido en una sólida realidad, consiguiendo premios internacionales por doquier, estrenándose en el mismísimo Hollywood con gran éxito, y paseándose por varios festivales internacionales donde ha llamado la atención por su originalísima propuesta.
Alguien decía que el arte o es muy fácil, o es imposible, y que la suprema complejidad es la sencillez. Así es como yo veo esta película, que parece sencilla, que parece incluso obvia… pero que como las grandes películas, tiene muchísimas más lecturas y niveles de lo que pudiera parecer en un primer visionado. Eso por supuesto, por no hablar de la factura técnica, que ya la quisieran para sí no solamente en nuestro país, sino en cualquier parte del mundo. Algunos –incluido el propio codirector y guionista, Ortuño- ha hecho referencia al barroco universo de Jeunet para “Amelie”, pero yo creo que ha dado un paso más a ese manierista planteamiento, logrando unir lo infantil con lo adulto, lo mágico y lo real, lo etéreo con lo carnal. Baste ver a la protagonista del film Aïda Ballman, para comprender toda la filosofía y posicionamiento del film; es la expresión perfecta.
Por supuesto, decir que la actriz canaria de origen nórdico borda su trabajo, como también lo hace el actor norteamericano afincado en nuestro país Ken Appledorn, formando una pareja insólitamente cercana para el espectador de nuestro país –y de muchos…- a pesar de sus genotipos opuestos con la imagen hispana.
Ir a ver “The Extraordinary Tale” es una inteligente apuesta de la cartelera española, por tanto lo que significa encontrarse con una pequeña joya que pocas veces has podido ver antes, que no tiene una referencia obvia ni argumental y estéticamente, y que ha aportado un huracán de frescura al agonizante panorama cinematográfico español. Esta historia o cuento extraordinario, se merece una segunda parte, como poco…¿o es que los cuentos no van por capítulos?
Federico_Casado
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13 de marzo de 2016
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
De extraordinaria joya como califican algunos no tiene nada.
La película recuerda la estetica de Amelie, incluso hay una canción de su banda sonora, pero no pasa de ser pura pretensión, además de intentar camuflar una película española con título inglés.
Hacia la mitad se vuelve tediosa y cada vez más oscura, luego hay un breve momento en el que parece arreglarse para finalmente derrumbarse del todo y darte la sensación de haber perdido el tiempo viéndola.
Para lo escueto del reparto no han sido ni para poner en los créditos al niño.
NakedReviews
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8 de septiembre de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Extraordinary Tale” ha seguido el camino inverso a la mayoría de películas españolas antes de llegar a la cartelera de nuestro país, ya que primero se ha estrenado en salas comerciales de Estados Unidos, gracias a su pase previo por los festivales internacionales de Londres, Atlanta, Cardiff, Toulosse o Málaga.
El prólogo de “The Extraordinary Tale” recuerda a “Amélie” (2002), pero, en seguida gira a la también francesa “Tímidos anónimos” (2010) para luego tener identidad propia. La película dirigida por Laura Alvea y José F. Ortuño supone un giro a la clásica historia de chico conoce chica (se casan y tienen un hijo, no necesariamente en ese orden).
Dos desconocidos con problemas para relacionarse socialmente se conocen por carta, escritas con máquinas de escribir. Este genuino planteamiento resulta una original manera de plasmar los miedos a las relaciones de pareja y a la maternidad. Y es que asumir responsabilidades implica pérdidas.
Alvea y Ortuño crearon en 2011 su propia productora, Acheron Films, con la vocación de crear productos arriesgados y diversos donde cada obra tenga una personalidad definida. Con “The Extraordinary Tale” lo han conseguido. Alvea tiene una dilatada carrera como ayudante de dirección (“Juan de los muertos”, “Carmina o revienta”) y Ortuño ha escrito más de un centenar de obras teatrales y ha dirigido varios documentales (“Alcalá Zamora: la Tercera España”). Su primer largometraje conjunto es una historia cotidiana contada de manera extraordinaria, es una historia de amor diferente que plasma las clásicas fases por las que transcurre una pareja: el enamoramiento, la fusión, la cotidianidad, el conflicto, el distanciamiento y, en algunos casos, la reconciliación.
Además, reflexiona sobre la responsabilidad que supone tener un hijo a través de un personaje huérfano (su madre murió de un ataque de risa y su padre se fue para no volver) que padece trastornos mentales, pero esa tara psíquica no la hace peligrosa. Es una mujer dulce y meliflua. La tesis de la película es que si hay que tener licencia para conducir un automóvil, deberían exigir licencia para criar a un hijo.
La elegida, a través de un “casting” internacional, para ponerse en la piel de la melibea protagonista que vive una eterna infancia es la canaria Aïda Ballmann, que en su primer papel protagónico en un largometraje, demuestra un desparpajo gestual que recuerda a los actores del mundo del circo o a los mimos. La actriz herreña de origen alemán desprende su encanto al encarnar a una huérfana que ha tenido que aprenderlo todo de la vida sin ayuda de sus progenitores (su madre solo le enseñó la tabla de multiplicar). Son clarividentes las secuencias de la primera menstruación de la protagonista, el hecho de que consulté un libro antes de practicar sexo o que tras el inopinado parto doméstico espete: “Mira lo que ha salido de mi barriga”. El trabajo de Ballmann ha sido reconocido con los galardones de Mejor Actriz en Film Bizarro Movie Awards y en Cardiff Independent Film Festival (Gales). Recientemente ha estrenado el cortometraje “Golosinas”, de Iván López, y está rodando su segundo largometraje “Deconstruyendo la luz”.
El contrapunto se lo da el estadounidense Ken Appledorn, con su apariencia desgarbada y con un saber hacer interpretativo que recuerda a la flema de los actores británicos. Solo ellos dos sostienen toda la trama, ya que figuran dos presencias testimoniales de sus respectivas madres, que no quedan en muy buen lugar. El desarrollo de toda la historia transcurre en sola localización: la casa de ella. Pero, en ningún momento se respira la claustrobia gracias a un uso exquisito del lenguaje cinematográfico, a una cuidada y colorista puesta en escena, una pulcra imagen (Fran Fernández-Pardo) y la ditirámbica música (Héctor Pérez).
Este soplo de aire fresco ha obtenido el premio a la Mejor película extranjera en Atlanta Horror Film Festival y en Cardiff Independent Film Festival, así como la Mejor Dirección en el Festival de Cine de Fuengirola, el Premio del Público de la sección Zona Cine y Premio Especial del Jurado de Escuelas de Cine del último Festival de Málaga. “The Extraordinary Tale” es una película aparentemente luminosa, pero que esconde un reverso tenebroso, que se desvelará al final en un epílogo que dará que hablar.
Benjamín Reyes
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