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A hierro muere

Thriller. Cine negro Tras cumplir varios años de condena por complicidad en un delito, Elisa (Olga Zubarry) entra a trabajar como enfermera para doña Sabina (Eugenia Zúffoli), una antigua diva de la ópera con la salud delicada. En la casa conoce a Fernando (Alberto de Mendoza), un sobrino de doña Sabina desocupado y vividor, que la seduce y la intenta involucrar en un plan para heredar la fortuna de su anciana tía.
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
12 de agosto de 2009
26 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de una novela del argentino Luis Saslavsky titulada, “A sangre fría”, coproducción hispano/argentina, con guion del mismo y también llevada al cine en 1947 por el francés Daniel Tinayre (residente en Argentina) con el titulo homónimo al de la novela.
Elisa (Olga Zubarry), una mujer que ha salido de la cárcel tras cumplir una condena de 5 años entra a trabajar por mediación de su madre que ya lo hacía como ama de llaves, como enfermera en casa de una señora mayor adinerada, antigua cantante de ópera y enferma del corazón (Eugenia Zúffoli), casa por la que también revolotea Fernando (Alberto de Mendoza), un desocupado vividor (ya saben, jugador y mujeriego) a cuento de los continuos sablazos que le pega a su tía, cuyo única ocupación consiste en tocar el piano en casa de esta cuando le apetece.
Tenemos a la señora adinerada, al sobrino como loco porque esta muera para así poder disponer de la cuantiosa herencia a su antojo, a la dura y baqueteada por la vida ex presidiaria seducida por el lujo que ve a su alrededor y entrando al trapo sin apenas dudarlo, cuando el sobrino le deja caer que con la tía muerta y ellos casados disfrutando de la herencia miel sobre hojuelas, tan solo hace falta que aprovechando su puesto de enfermera y alterando la medicación se pongan manos a la obra.
A partir de aquí las cosas comienzan a torcerse, tanto en el desarrollo de la trama criminal como en la relación entre los dos conspiradores y ahora asesinos (no necesariamente de la anciana), relación en la que que para Elisa prima la parte sentimental sobre la económica y como muy bien podrán imaginar para Fernando justo lo contrario.
Súmese a lo anterior al sagaz y manipulador inspector de policía Muñoz (Luis Prendes) al frente de la investigación, a una cantante de cabaret (Katia Loritz) con la que Fernando esta encoñado y a una despechada y dispuesta a todo Elisa y tenemos una más que digna muestra de cine negro en la que podemos atisbar esas magnificas composiciones de plano y encuadres marca de la casa del maestro Manuel Mur Oti (primeros planos del personaje principal con los secundarios de fondo y esas cuasi expresionistas perspectivas cuando hay una escalera de por medio), con un buen trabajo actoral por parte de todo el casting (la estrella de la función es la argentina Olga Zubarry y siguiéndola de cerca Luis Prendes), que si bien no está a la altura de otras obras más personales de este genial director, se la puede calificar sin ningún lugar a dudas como una excelente muestra de cine policiaco (sin contextos temporales ni socio/políticos, de historias de estas están las hemerotecas llenas).
tiznao
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26 de julio de 2012
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mur Oti, director poco recordado, tiene en su haber algunas películas que hacen incomprensible tal olvido, dada su evidente calidad; aunque he podido ver muy pocas, todas ellas me han parecido notables -con la excepción de "Loca juventud", protagonizada por un repelente y medio crecido Joselito-, especialmente "Cielo Negro" y la soberbia "Orgullo" (en mi opinión una de las grandes películas españolas más desconocidas). Ambas tienen a las mujeres como protagonistas, rasgo que también comparte el presente filme de la mano de Elisa, una enfermera ex convicta.

La película desarrolla un argumento clásico del género policiaco o negro, en el que la citada Elisa, animada y seducida por el tarambana, mujeriego y sinvergüenza heredero de una anciana enferma, planeará un crimen que, como suele ser habitual, se complicará fatalmente. El guión dibuja unos protagonistas bien definidos, siendo Fernando un manipulador sin escrúpulos ni moral, sólo movido por el interés y la ambición, mientras que Elisa resulta algo más ambigua, dado que aunque también se deja seducir por un futuro de comodidades, es la atracción que experimenta por Fernando la que la impulsa a actuar; pese a ello, la película no la disculpa, mostrándola claramente decidida, y también al margen de todo remordimiento o duda. El resto de personajes queda claramente subordinado a los dos protagonistas, poniendo en claro que las personalidades que interesan a guionista y realizador son las de los criminales, sirviendo los demás como contraste moral y apoyo necesario para el desarrollo de la historia.

La estética "negra" preside la película, pero se hace más evidente en algunos fragmentos concretos, a saber: la secuencia del vaso de leche (con cierto aire a "Sospecha", de Hitchcock); la del traslado de un cadáver en plena noche (fotografía muy contrastada, picados y contrapicados); la del cabaret que visita Fernando (con una iluminación y ambientación perfectas); por último, la secuencia del tren, con sus característicos planos en ligero contrapicado acentuando la profundidad, transmiten inquietud y sensación de amenaza.

Un buen reparto, encabezado por los dos protagonistas, ambos bien interpretados (sobre todo Olga Zubarry como Elisa), redondea con su labor una película entretenida y bien realizada, acorde con las bases del género negro, el cual tuvo en España una pequeña época de esplendor -años cincuenta y parte de los sesenta- que urge recuperar.
Quatermain80
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2 de marzo de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manuel Mur Oti fue un director de una categoría impar (“Cielo negro”, memorable melodrama urbano; “Condenados”, esplendido drama rural), desgraciadamente siempre controvertido por su estilo y personalidad arrolladora, pero con un talento y fuerza interior envidiable, incluso cuando tenía una avanzada edad atesoraba guiones con la intención de poder filmarlos, su ilusión era desbordante. “A hierro muere” es otra de tantas buenas películas del cine español, olvidadas y poco conocidas por los jóvenes aficionados, otra obra de cine negro en clave de melodrama a reivindicar. Coproducida con Argentina con pocos medios, según contaba el propio director, el coche que aparece era el suyo propio, alquilando un chalet para rodar casi toda la película, teniendo que aprovechar mediante una excelente planificación e ingeniosos planos todas las escenas de interior de la mansión donde ocurren los hechos, una película pequeña pero grande en el terreno artístico.

La película me ha recordado escenas de clásicos inolvidadbles como “Sospecha” de Hitchcock (ese vaso de leche), también “Deseos humanos” de Fritz Lang (la escena del tren), seguramente influyeron en el cineasta gallego. Basada en una novela de Luis Saslavski “A sangre fría-Novela policial” (1947) que no he leído, es adaptada por Enrique Llovet y convertida por Mur Oti en una película muy expresiva y de una gran tensión narrativa, que propicia evidente fatalidad, de tonos barrocos y claustrofóbica, con escenas y encuadres memorables, su realización transmite con precisión los sentimientos de los personajes, espléndidamente dibujados todos ellos. Amor, celos, codicia, despecho, traición, crimen premeditado, las más bajas pasiones del lado oscuro del ser humano, la mujer fuerte debilitada por el amor y siempre la fuerza del destino, temas constantes que se ven reflejadas en esta cinta, habituales en el cineasta que describió su trama como sombría y gris. Si los protagonistas argentinos están bien, los secundarios españoles están aún mejor, sólo hay que repasar el casting para comprobar que estoy en lo cierto.

“A hierro muere” es un título muy elocuente para su trama, nos presenta a Elisa (Olga Zubarry) una mujer ambiciosa que tras cumplir unos años en prisión, se emplea como enfermera al servicio de una acaudalada cantante lírica retirada (entonando a los acordes del piano de su sobrino el famoso pasaje de Fígaro en “El barbero de Sevilla” del maestro Rossini), enferma del corazón y protectora del mujeriego y jugador sobrino Fernando (Alberto de Mendoza) al que le gusta la buena vida y la herencia de su anciana tía. De la enfermera y sobrino nace una relación torcida: para Elisa, enamorada de Fernando, prima más la parte sentimental que la económica, mientras que para el sobrino es justo todo lo contrario, decidido a fugarse con una cabaretera (Katia Loritz) en cuanto pueda. Todo ello se complica con cuando el médico habitual de la anciana se olvida uno de sus utensilios de trabajo y se presenta por sorpresa en la lujosa mansión.

El film se decanta por una intriga donde el delito y los delincuentes operan bajo un propósito moral completamente diferente: el crimen, habitualmente un asesinato, es el fruto de una conspiración que se materializa, de forma cruel y minuciosa, aquello que atormenta la agitada psique de los asesinos, guiados por sus impulsos y ambiciones sin importarles nada ni nadie, pues son espíritus demoníacos. Las investigaciones de la policía aparecen como tediosas y artificiales, los funcionarios de la ley se muestran como gente poco imaginativa aunque de una lógica aplastante, cuya resolución del caso es más fruto de la rutina, por imperativo de la censura existente que no permitía veleidades, que de la excesiva pericia aunque están muy bien definidos y nunca humillados. Muy recomendable este melodrama inquietante con sabor a cine negro, donde se demuestra la estupidez humana a la hora de poner en practica escabrosos planes.
EL ALBATROS
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8 de marzo de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el visionado en el programa "Historia de nuestro cine" de la 2, de otras dos peliculas de este director, Manuel Mur Oti, de las exquisitas "Cielo negro" (1951) , un estupendo drama intimista y poético, y "Orgullo" (1955) un espectacular film épico casi westerniano, ahora he podido disfrutar de la presente película, "A hierro muere".
No conocía yo a este cineasta, pero después de contemplar las peliculas citadas he quedado totalmente admirado, aturdido, extrañado de que no sea un director mucho más conocido ( y reconocido ).
La cinta que nos ocupa es una magnífica muestra de cine negro versión española. Y no lo de "española" no lo digo en sentido peyorativo, que quede claro.
Aunque la película siga fielmente los códigos de cualquier "film noir" norteamericano que hayamos visto, tiene una entidad propia.
Actores, guión, iluminación, fotografía...cualquier aspecto funciona aquí como la pieza de un engranaje perfecto que nos mantiene clavados en el sillón metiéndonos desde al principio al final en un diabólico juego de tensión como en los mejores "thrillers" del género.
La sensación final es la de haber podido disfrutar de una gran película sin importarte en absoluto el país del que procede. Otra gran maravilla de cine de suspense para recordar y otra delicia de este semi-desconocido director, Mur Oti, que resulta ser un gran artesano con momentos verdaderamente deslumbrantes para la Historia del cine español.
Luis
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4 de febrero de 2024
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pequeña joya del cine español.
Más pequeña que joya, pero merece la pena verla.

Se sale del carril típico y tópico de la época en cuanto al cine patrio, prolífico en películas que congratulaban al régimen, primando temáticas que iban desde las clásicas de folclóricas a las de familias numerosas, pasando por las de monjitas y las de paletos de pueblo que llegaban a la gran ciudad. Sin desmerecer a todas ellas, se agradece y sorprende la existencia de esas otras películas que ofrecían alternativas.

‘A hierro muere’ es un film noir que adolece de un cierto apolillamiento pero que se ve con agrado. La lastran un poco el hecho de que los personajes tengan poca hondura y que la trama avance, en la segunda mitad, como a trompicones.

Rodada 57 años antes, completa el refrán de la de Tosar. Ya es casualidad (¿o no?) que en ambas películas el personaje protagonista sea enfermero/a, siendo esto de suma importancia para la historia. También en ambas el título no es baladí, sino que guarda una íntima conexión con la trama, especialmente en la de 1962, que le viene al pelo.

Sin dudarlo, recomiendo ver “A hierro muere”.
Saffron
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