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Bolivia

Drama Freddy emigra a Buenos Aires en busca de una vida más próspera. En su país natal, Bolivia, deja a su familia. Sin embargo, la capital argentina no es el paraíso que Freddy soñó, y mucho menos para los emigrantes ilegales como él. Pese a ello, consigue trabajo como cocinero en un restaurante. Un aclamado filme de bajo presupuesto premiado en varios festivales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
26 de septiembre de 2008
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Argentina existe la discriminación hacia los peruanos, bolivianos, paraguayos, etc., y esta película la retrata muy bien, al punto de que nos muestra la cara más horrible de este asunto.

Me he sentido identificado con ese pobre muchacho que deja a su familia, mujer e hijos en su Bolivia natal, y llega a Buenos Aires con la sola intención de encontrar una oportunidad por mísera que sea.

Desde ese lugar de humildad tiene que aguantar las prepotencias de los argentinos, que no tienen reparos en humillarlo toda vez que pueden.

Un film sencillísimo, cuya única finalidad es capturar esos momentos de miseria, decadencia y soledad de los personajes: el dueño del bar, sus dos empleados, y sus clientes.

Todos tienen vidas difíciles, todos sufren sus propios problemas, todos tienen motivos para no ser felices. Aunque en esta historia quienes peor lo llevan son los inmigrantes.

Me recuerda a una canción de los Paralamas (banda brasilera de rock):

"Y en la ciudad, con sus brazos abiertos de tarjeta postal,
con los puños cerrados la vida real les niega oportunidades,
les muestra el rostro duro del mal".

Y luego:

"... el arte de vivir con fé, y sin saber con fé en qué..."

Cuántas personas se levantan todos los días, armadas de esa fé, viajan horas para llegar a un triste trabajo y vuelven tarde a sus casas, y al otro día lo mismo?

Ojalá que esta película haga reflexionar a los argentinos sobre la situación que viven muchos de sus hermanos latinoamericanos, y sus propios hermanos del interior del país, al llegar a Buenos Aires buscando lo que no tienen en su tierra.
aleks
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2 de enero de 2008
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una ejemplar economía narrativa y de medios, desarrollando la acción practicamente en un único lugar, el cineasta argentino Adrián Caetano cuenta la historia de un inmigrante boliviano recién llegado a la prometedora Argentina, sin papeles, dónde comenzará a trabajar de cocinero en un bar.
Es una película magnífica, repleta de sinceridad, de una desnudez formal y expositiva clarividentes y dotada de un mensaje directo, a media voz, pero amplificado hasta hacerse un ruido estruendoso.
kafka
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6 de septiembre de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganador del Premio de la Crítica Joven en el Festival de Cannes y del Premio Made In Spanish en el Festival de San Sebastián.

Freddy (Freddy Flores), un inmigrante boliviano ha conseguido un reciente trabajo en Argentina de parrillero en un restaurant, ya que en su país ha perdido su trabajo. Por el simple hecho de ser boliviano será maltratado por la policía, por los parroquianos y hasta por su propio patrón, quien lo explota aprovechando su condición de indocumentado. La única que lo respeta es Rosa, una mesera paraguaya que trabaja en el mismo restaurant, y con la que Freddy tendrá una relación no tanto en lazos afectivos, sino en una unión para enfrentar los tratos hostiles.

Si bien los temas centrales del film son la xenofobia y la discriminación, también se reflejan la explotación, la falta de trabajo, la ruptura de los lazos sociales, la desconfianza, la escasez de oportunidades, etc. La filmación en blanco y negro quiere contagiar el ambiente crudo y oscuro a una historia triste y fatal. Se presenta con un formato bastante lento, con actuaciones muy amateurs y demostrando ser una producción limitada en sus condiciones.

El director nos muestra ese mundo donde reina el individualismo y el desprecio por los demás. Por eso es necesaria, pero lamentablemente queda como una historia que se pudo abarcar de una mejor manera. Mención aparte la música de Los Kjarkas.
Machu Picchu
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1 de julio de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Freddy Flores:
Y Freddy aparece en Buenos Aires para comenzar el primer día del resto de su vida. Una vida que aspira a mejorar. Es joven, tiene fuerzas y ganas de luchar por los suyos, los que quedaron allá en aquella tierra ingrata y estéril que no da pan a sus hijos.
No importa que su primera aproximación al extrarradio bonaerense sea una triste incursión en un garito en el que la grasa está instalada como elemento arquitectónico. No importa que arrastre los grilletes de la ilegalidad que le condenan a ser persona de categoría inferior. Cuentan que algunos paisanos suyos hicieron plata, y mucha, en Buenos Aires. El será uno de ellos. El alcanzará la meta de la dignidad y cuando reclame a su familia habitarán un adosado y a su mujer la llamarán doña Charito.

Enrique:
La vida es dura, también para Enrique, el jefe. Amarrado a su parrilla, aguantando los salivazos de bilis de parte de la clientela. Está cansado, tiene ganas de salir corriendo pero aún le quedan unos años para poderse retirar y la situación de emergencia de la nación no invita a heroicidades. Sabe muy bien lo que está pasando, se veía venir. Algunas cigarras flotan ya calle abajo, las hormiguitas como él guardaron para un invierno largo y nadie va a arrebatarle lo que es suyo.

Rosa:
Y entre los embates del mar embravecido, caminando sobre las aguas, viene Rosa, la frágil mujer de pétalos de acero. También sobrenada las inmundicias, los desamores, la soledad....pero todo deja marcas, algunas forman pulseras en sus muñecas.
Ejerce de todo lo que no es: madre, amante, amiga...Demasiado equipaje para un alma transida.

"El Oso":
Atraídos por el olor de la fritanga, como polillas suicidas, no se despegan del bar clientes como "El Oso", taxista pendenciero que manotea desesperadamente para no hundirse, para siempre, en su crisis económica y personal. Huraño y desesperado, El Oso no encuentra salida a su situación, dentro de nada será uno de esos insectos cantarines que Enrique ve bajar calle abajo. Paga su mal humor con todos y su crédito se ha agotado.

Coda:
Sólo hay algo más inquietante que el propio antro, recinto convertido en reloj de arena, es la cárcel de la calle donde se desgranan los perdedores cuando baja el cierre el local de la parrilla.
Sinhué
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1 de junio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bolivia es una película de Israel Adrián Caetano. a partir de finales de la década de los 90´ se ha vuelto cada vez más común referirse al cine argentino como lento, costumbrista y poco dinámico. Debo admitir que, más allá de algunas producciones con presupuestos más elevados, el estereotipo tiene fundamentos. Entonces surge una pregunta clave ¿Cuándo comenzó esta moda? ¿Qué pasó, que popularizó de esta manera este estilo de hacer cine?
La respuesta a este interrogante se podría hallar parcialmente en esta película. La trama sigue los pasos de Freddy, un inmigrante indocumentado en Buenos Aires capital, que consigue trabajo en un restaurante de bar de taxistas. El protagonista se deberá enfrentar a un entorno hostil, en el que todos están abrumados por sus problemas personales y buscan desesperadamente un chivo expiatorio sobre el cual descargar sus frustraciones.
En mi humilde opinión, Bolivia es una obra maestra del minimalismo costumbrista. El micro universo del bar en el que trabaja Freddy funciona a la perfección, tanto como escenario de una historia literal como a modo de metáfora sobre la situación social que atravesaba el país al momento de la filmación de la película. Las disputas entre el dueño del bar y el Oso, un cliente moroso abrumado por las deudas, van creando un ambiente cargado de tensión que resulta completamente creíble y alegórico a la vez. Por su puesto, esto nunca podría resultar sin un reparto estelar como el que protagoniza esta producción, ni con el impecable guión, que es capaz de representar las situaciones más mundanas con naturalidad y dotarlas de una carga dramática al mismo tiempo.
Continuando con la estética minimalista, la fotografía es el summun de la simpleza. Grabada en blanco y negro, ambientada casi exclusivamente en un bar. Se hace uso abundante de planos cerrados y estáticos, y rara vez se usa más de un ángulo de cámara para grabar una escena. Este estilo se mantiene durante casi toda la duración de la película.
Si mirásemos esta producción de forma completamente objetiva, sin ahondar en valoraciones de mérito artístico, probablemente no encontraríamos nada que la diferenciase radicalmente del grupo de películas al que hice referencia en la introducción de esta reseña. Lo cierto es que me cuesta encontrar palabras para expresar que es lo que hace a esta película especial. Caetano tiene un innegable talento artístico, es capaz de tomar todos estos elementos corrientes y fundirlos en una obra que significa mucho más. Los que vinieron después pueden haber malinterpretado el estilo austero de la producción y pensado que hacer algo parecido era fácil; un guión simplón, un par de primeros planos estáticos, parece que haría falta poco más para dirigir una obra maestra.
Recomiendo ver Bolivia a todo el mundo, pero en particular a los interesados en comprender el nuevo cine argentino; después de ver tantas mal interpretaciones resulta refrescante ver un ejemplo del estereotipo bien hecho.
German
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