Guilty Crown (Serie de TV)

   Cuando le miraban sólo veían a alguien pequeño e inútil, sólo veían un niño. Incluso cuando tuvo en sus manos un arma única que lo señalaba como rey seguía teniendo la mirada de un niño. Los que le querían rezaron por el día en que naciera el guerrero, arropado por su extraña corona, y brillara en su pecho la fuerza de un verdadero rey. El niño cambió. Su sueño de poder cambiar las cosas al fin se hizo posible, pero el cambio atrajo una tormenta aún más poderosa. Un mundo de evolución sanguínea, un nuevo orden concentra en los corazones el miedo, el odio, el deseo de poder... Cuando la victoria depende de una simple alma un rey debe endurecer su mente para soportar los golpes. Pero un niño debe preservar su corazón.

  Esta epifanía me surgió justo después de ver el capítulo quince de éste anime, el mejor de todos en mi opinión. Me emocioné creyendo que a partir de entonces la serie iba a despegar, pero en lugar de ello empezó a decaer, delicada y suavemente, pero no recupera la intensidad de entonces. Sin embargo he decidido incluirla en mi crítica porque si hay algo que reconocerle a Guity Crown es que posee momentos realmente brillantes, y entre ellos el capítulo quince es una gema preciosa.

 Dejando a un lado esos momentos concretos Guilty Crown es una serie confusa en lo que a calidad se refiere. Parece que cuenta una historia sencilla y original, pero luego introduce otra historia, y otra más, centrando su atención en una cada vez, y al final resulta imposible involucrarte como te gustaría. A ratos se pone sería y profunda, a ratos romántica, a veces parece que transmite un mensaje ético pero luego vuelve a ser intrascendente. Cuando parece que una idea va a cristalizarse por fin, al poco regresa a su ambiguo estado líquido. Por otro lado los personajes cambian tanto y tan rápido (sin que exista realmente una evolución) que cuesta cogerles cariño, y basta que lo hagas para que pocos capítulos después les desees lo peor. Incluso los villanos padecen altibajos en su malicia.

  Intenta ser una serie genuina pero cuántos más capítulos visionas más similitudes encuentras entre Guilty Crown y animes anteriores. Desde luego las comparaciones con Code Geass, de quién parece una versón debilitada y torpe, son obvias. Japón sumido en la oscuridad y el miedo, un pequeño y tenaz grupo que lucha contra las autoridades, un estudiante al que por casualidad se le otorga un extraordinario poder y una misteriosa y silenciosa chica que no consigues ubicar. Pero luego Guilty Crown empieza a beber tragos cada vez más largos de series como Full Metal Alchemist, Jyu Oh Sei, Ghost in the Shell y, sobre todo, la soberbia Neon Genesis Evangelion. Y es que en su recta final Guilty Crown se vuelve prácticamente una copia de ésta última.

  Comprendo que todos los animes actuales tienen derecho a acercarse a series antiguas y nutrirse de ellas, pero siempre y cuando luego encuentren su propia esencia. Eso es justo lo que Guilty Crown no tiene. Le falta madurez, seriedad, elegancia. Hay demasiadas historias e ideas de por medio, y ninguna de ellas consigue cristalizarse y tomar forma.

Como su protagonista, Shu, Guilty Crown está llena de dudas e inseguridad, y por mucho tiempo que pase no consigue encontrarse a sí misma. Tiene corazón, un corazón dulce y cálido pero carece de organización y sin ella, el impacto que provoca en el espectador es mucho menos efectivo.

Mi nota para Guilty Crown es 6,6.

En el mundo del anime, es muy frecuente encontrarse con mundos imaginarios, situaciones realmente improbables, por no decir imposibles; y personajes con muchísimos grises; más de los que acostumbran a mostrarnos en las producciones hollywoodienses. Estos mundos, personajes y situaciones, son en su mayoría, las causas de que aquellos que son ajenos al mundo de la animación japonesa, menosprecien e incluso detesten, los animes. Quizá no son conscientes de que dentro del universo anime, podemos encontrar de todo; los hay buenos, los hay malos, los hay de acción, los hay de fantasía, los hay de romance e incluso los hay de comedia. Si me preguntaran por qué se considera al anime como un género menor, sinceramente no sabría cómo responder a esa pregunta, pues hay muchos conceptos que se deberían tener en cuenta. Pongamos por ejemplo a una persona que le guste Breaking Bad; como en mi caso. No hay ningún adjetivo que defina a esas personas. Sin embargo, a una persona a la que le guste Tokio Ghoul, se la denomina friki; y se la asocia con la adolescencia y la inmadurez. ¿Por qué? ¿Es que acaso una persona adulta no es capaz de disfrutar de Guilty Crown? La imaginación es algo con lo que se nace; y que se va desarrollando poco a poco con el paso de los años. Una persona que no tenga imaginación no podrá disfrutar de este tipo de animes; pero no pasa nada; existen otros géneros con los que sí podrá disfrutar. Pero para todos aquellos que sean capaces de creer en la existencia de virus mortales, mundos post-apocalípticos, poderes especiales, robots gigantes y almas que se pueden convertir en armas; verán que detrás de toda la parafernalia visual y las explosiones, hay una trama, unos personajes y un trasfondo completamente adultos; disfrutable tanto si tienes quince años, cómo si tienes cuarenta; tanto si eres de una raza cómo si lo eres de otra. No importa quién seas ni de dónde vengas, porque entras dentro de los parámetros para poder disfrutar de esta serie. Son veintidós capítulos de lo más universales; que se pasan en un suspiro y te dejan completamente satisfecho. Con un comienzo lleno de adrenalina; la serie alcanza la madurez con el transcurrir de los episodios; girando hacia derroteros imprevistos que te pueden convencer o te pueden decepcionar según el tipo de persona que seas. Con un final completamente satisfactorio e incluso inesperado, por ser poco comercial en todos los aspectos; Guilty Crown acaba conmoviendo incluso a aquellos a los que haya podido decepcionar con anterioridad.
No se debería dejar de lado animes de este tipo por el mero hecho de ser animes; pues muchos de ellos son equiparables o en la mayoría de los casos, superiores a las series de televisión actuales, que gozan de mayor reconocimiento y popularidad.
Guilty Crown es una serie irregular e imperfecta, pero también maravillosa y altamente recomendable. Todo aquel que quiera disfrutar de una buena serie, que por favor le dé una oportunidad. Yo por ahora, la coloco entre mis series favoritas, junto con Breaking Bad, Wolf's Rain y Six Feet Under (sobre todo ésta). Para que veáis lo loco que estoy, que las meto a todas en el mismo saco.

Guilty Crown en conjunto es un anime muy irregular, tirando a mediocre, pero ocurre lo que suele pasar en este tipo de casos, y es que destaca brutalmente en ciertos aspectos. Muy notablemente:

-Una banda sonora impresionante. Pero es que por favor, ¿a alguien le puede pasar desapercibida? Es simplemente brutal, desde el OP My Dearest, pasando por Krone, Bios, Euterpe... Sin duda uno de los mejores soundtracks de todo el mundo del anime, siendo impensable que no aparezca en cualquier top del estilo que se te pase por la cabeza.

-Visualmente está muy cuidada, con una ambientación preciosista acompañada de una buena animación siempre muy fluida cuando tiene que serlo, sin perder detalle.

Estos dos puntos hacen evidentemente que Guilty Crown sea un anime que te entra por los ojos y oídos como ningún otro, y esto, junto con el comienzo de la historia que parece alejarse de lo tipico, sube tus expectativas por las nubes al empezar su visionado. Por desgracia no es oro todo lo que reluce, y parece que ese maldito refrán le pega como anillo al dedo a esta serie.

En realidad la historia que al principio parece tener un aire de distinción, y unos personajes que parecen tener cosas que contarnos, resulta que no degenera en más que en una trama mal desarrollada y en unos personajes totalmente cartón. Da igual que tengas mucho que contar si no lo sabes contar bien o directamente no lo cuentas. Da igual que crees un prototipo de personaje único si luego no lo desarrollas. Da igual que intentes crear tensión dramática si antes no has desarrollado a esos personajes, porque el espectador no va a empatizar ni lo más mínimo. Ojalá todo en el anime estuviera tan cuidado como el aspecto audiovisual, pero no.

Tampoco quiero dar a entender que el anime sea un bodrio, en absoluto. Se deja ver perfectamente y cumple con la función de entretener, pero hay que ser un poco duro para no dejarse engañar por las apariencias. Guilty Crown es ante todo un anime pretencioso, pero que no sobresale en más que en lo audiovisual. Aunque todo sea dicho, en esto último hay que aplaudir un buen rato.

Conclusión: no te marcará como historia, pero probablemente lleves la música en tu móvil durante años.

El anime, de 2011, me ha sorprendido por su calidad y su animación, siendo una obra bastante agradable a la vista, y estamos hablando de un anime que posee 10 años a fecha de esta reseña. Me recuerda a otro anime llamado Darling in the FranXX, por eso de que el mundo presentado es futurista, con robots grandes y Inori posee el pelo rosa. Es esta última la que para mí se lleva el cariño de la serie, siendo dulce y fiel, además de ser decidida, valiente, pero con una actitud tímida e introvertida.

Los momentos de acción no son una maravilla, pero sí que están muy bien creados, el poder de Ouma es bastante ingenioso y no siempre verás el mismo, sino que hay mucha variedad en ello. En fin, Guilty Crown es un anime muy bueno, no es el mejor en su género, pero para tener 22 episodios se hace muy ameno y su trama es interesante y fácil de entender.

La serie que ha superado mis expectativas. Inicia mostrándote a los personajes y llenándote de la trama futurista y post-apocalíptica, pero va más allá de una historia de rebelión contra un sistema controlador que tiene a Japón en sumisión. Es una historia de evolución de personajes. Éstos no son estáticos. Cada hecho relevante influye en el perfil psicológico, motivación y objetivos de cada personaje.

Los dos protagonistas desde un inicio muestran una conexión importante (tanto amorosa como una conexión en la compleja trama misma). La pareja mantiene al espectador al filo de su asiento mientras presencia la evolución de su relación.

La historia tiene giros totalmente inesperados tanto en el argumento como en los personajes, pero lógicamente realizados y muy trabajados.

El concepto que más llamó mi atención es el de los Voids y Shu (el protagonista). Los Voids son la materialización de los corazones de la gente, y Shu es capaz de sacar y manipularlos. Los Voids cambian dependiendo del corazón de cada persona. Pueden ser armas destructivas, escudos protectores o hasta un sinfín de vendajes con la habilidad de curar y reconstruir. Este concepto donde son representados los sentimientos de los personajes en forma material fué muy trabajado y con un buen resultado. Mas aún el hecho de que los compañeros de Shu 'ponen sus corazones en las manos de el' para lograr sus objetivos. Suena a cliché cursi, pero realmente no lo parece y hasta enternece en el momento que lo notas de esa manera.

En definitiva, una serie de anime con una gran historia, misterios por doquier, acción trepidante sin nada que envidiar a producciones hollywoodenses, y personajes muy cuidados. Recomendable 100%.