El demonio del mar

Despues de tener el DVD en lo mas remoto de mi estantería y eclipsada por no ser cine negro/western he visionado una película de un director que admiro cada día más. El demonio del mar me ha demostrado que mi admiración por H.H no es flor de un día. En mis años mozos H.H no era mas que un director que conocía poco y lo poco que conocía no le daba mucha importancia. Con el tiempo sus películas cayeron en mis manos igual que caen las hojas de un arbol. Sus noir, sus westerns, sus aventuras, me dejaron una sensacion de que su cine no era el de un artesano. Y si era un artesano era un artesano de primer nivel. El demonio del mar es una clase maestra de las enseñanzas de la vida contadas por los que mas han vivido. Las enseñanzas entre un abuelo y su nieto y en medio Richard Widmark. Obra maestra.

Como me cuesta un mundo hacer una correcta crítica cinematográfica seré breve en mis comentarios: Un tema entrañable bien contado sin tonos subidos de épica, unas interpretaciones perfectas a pesar de su dificultad, qué grandes actores. Y qué delicadeza de guión. Técnicamente irreprochable, aguanta muy bien los 66 años que ya tiene. Y al igual que comenté sobre El niño y el perro, grandísima peli de W.A.Wellman, me causa admiración y ademàs disfruto mucho con estas mal calificadas obras menores, al darme cuenta cómo su director lleva para adelante el guión de manera tan magistral haciendo fácil y cercano lo que no lo es y completando un trabajo redondo.
Jim Oldstone

Este drama de aventuras marítimas desprende un tono bastante entretenido y agradable de ver, una seña de identidad propia de un director tan prolífico como Henry Hathaway que intentó abarcar todos los géneros posibles. Una historia de iniciación de un joven que sigue la tradición familiar por medio del aprendizaje y conocimiento de la profesión.

Los acontecimientos del barco ballenero se presentan con un ritmo ágil donde se muestran todas las dificultades y odiseas que atraviesan en su itinerario a la busqueda de más ballenas. En este sentido, son convincentes las secuencias de su pesca con arpón, cómo trocean su cuerpo, o la del choque con el iceberg, que sorprende por un impactante montaje para su época.

El reparto de actores que integran la tripulación es todo un acierto de casting. Desde un Richard Widmark, sobrio y eficaz, pasando por el jovencito Dean Stockwell (tenía solo nueve años), otro de esos niños prodigios que actuaban con tanto desparpajo, para concluir con el trabajo más brillante de un sensacional Lionel Barrymore como ese experto capitán, cascarrabias y gruñón pero que siente un enorme aprecio por su nieto. Todo ello completado con más actores de reparto que logran una caracterización física muy verosímil (Cecil Kellaway, John McIntire o Jay C. Flippen, entre otros).

En su recta final, la película contiene momentos de especial emoción subrayados por esa relación paterno-filial que se establece entre los personajes. Eso sí, la historia transcurre dentro de los cauces más convencionales, sin lugar a la sorpresa.

En definitiva, un clásico menor del género de aventuras que se ha revalorizado con el tiempo y aguanta mejor el visionado que Capitanes intrépidos (un título más sensiblero) con la que mantiene muchos elementos en común.

"Avistado un grupo de ballenas, los botes del buque son desplazados ¡Ballena a la vista...! envueltos por la niebla, los botes reciben orden de regresar, y sus corazones se estremecían ante la aventura y el peligro...impotente como el Océano! Un ballenero choca con un iceberg. ¡Hombres del mar en una sensacional aventura! Un torrente de emociones, de luchas y sacrificios, es la epopeya legendaria de un marino ejemplar."

Así rezaba la publicidad del programa de mano de la Empresa Oliva para los días 13 al 19 de Noviembre de 1950 en Mora la Nueva, Mora de Ebro y Benisanet.

Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas cuando tendría unos quince años o así, viéndola por televisión con toda la familia, mii opinión sobre la película fue esta:

"Muy bonita cinta. Es "de las películas que ya no se hacen".
Totalmente positiva (excepto para los amantes de las ballenas, claro), por sus buenas intenciones.
Hattaway estaba en plena forma y da muestras de un saber hacer que hoy pocos directores tienen.
El elenco de actores es de primera, con unos secundarios que aquí adquieren por su humanidad caracteres principales. Barrymore, Stockwell (ahora muy buen actor de reparto), y Widmark, espléndidos.
Para ver obligatoriamente".

Viéndola de nuevo por televisión, en agosto de 2020 quizás no me haya entusiasmado como la primera vez, pero creo que es una buena película, llena de aventuras y escenas que aúnan la espectacularidad con el intimismo más emotivo. Momentos como el examen inicial o los diálogos entre abuelo y nieto, son excelentes.
Una película muy bonita que no ha perdido su frescura y sigue gustando mucho.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/

Una historia sencilla y humana. Está ambientada en un barco de balleneros del siglo XIX, pero podía haber transcurrido en otro contexto. Porque la película habla de un anciano capitán que lo ha sido todo en su oficio y va notando que su tiempo se acaba.

Es un personaje que probablemente todos hemos conocido alguna vez. El viejo que no quiere dar el relevo, que se burla de la falta de experiencia de la juventud, pero no puede competir con su empuje. Que nunca ha necesitado de estudios para hacer bien su oficio, pero que en el fondo sabe de la importancia de los libros para mejorar cualquier profesión. Aferrado a sus viejas ideas, cree que la perfección consiste en no desviarse de un reglamento acartonado que se sabe de memoria. Aunque se encuentre incapacitado y enfermo, se empeñará en dar lecciones a todo el mundo.

Cuando necesita ser la referencia de su nieto, ante la falta de una generación intermedia, aparece el aspirante a capitán con estudios, fuerte, dinámico, que sabe tomar decisiones, cercano y cordial. Una persona a la que su nieto no puede dejar de admirar.

La película funciona bien por su excelente trío protagonista: Lionel Barrymore, el viejo, Richard Widmark, el oficial joven y Dean Stockwell, el niño.

En su contra juegan dos factores. El primero es que hoy en día a muchos no nos gusta presenciar la caza de ballenas. En todo caso, siempre es interesante ver cómo vivían aquellas personas, jugándose la vida en sus largos viajes por el mar y acercándose a los cetáceos en sus frágiles botes de remos, con un arpón en la mano.

El segundo factor negativo es la comparación inevitable con “Capitanes intrépidos”, estrenada doce años antes, y en la que otro niño era educado a bordo de un barco, enfrentándose a la dureza de la vida. Aquella, convertida en un clásico, resultaba más dramática y sentimental.