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Gladiador

Acción. Aventuras. Drama En el año 180, el Imperio Romano domina todo el mundo conocido. Tras una gran victoria sobre los bárbaros del norte, el anciano emperador Marco Aurelio (Richard Harris) decide transferir el poder a Máximo (Russell Crowe), bravo general de sus ejércitos y hombre de inquebrantable lealtad al imperio. Pero su hijo Cómodo (Joaquin Phoenix), que aspiraba al trono, no lo acepta y trata de asesinar a Máximo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 386
Críticas ordenadas por utilidad
1 de mayo de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque sobre Gladiator, a día de hoy está todo dicho (casi 300 reseñas en esta web), me gustaría añadir alguna reflexión sobre esta obra de Ridley Scott. Soy de los que piensan que Scott es un excelente creador de atmósferas y de momentos sublimes, quizá por su procedencia de la publicidad, tiene una especial habilidad para sorprendernos con bellas y cautivadoras propuestas visuales. Una buena muestra de ello es esa primera media hora en la que tras situarnos en el contexto histórico y político, asistimos a una fascinante batalla de las tropas del general romano Máximo (Russell Crowe) contra las fuerzas germanas en el marco de fascinante bosque brumoso y nevado, secuencia bastante bien planificada, de una crudeza y de un realismo atroz.

En el fondo, el argumento sin ser muy original, rebosa épica y lirismo en esas escenas oníricas que nuestro protagonista rememora junto a su esposa e hijo (esos campos idílicos de espigas acariciadas por el viento y la mano de Maximo), y transmite una lógica y aguda reflexión sobre la lealtad, el honor, la ambición del poder y los oscuros métodos y represalias para conseguirlos. La instauración de una dictadura, personificada en Cómodo (Joaquim Phoenix) y basada en el terror, mientras su bella hermana Lucilla (Connie Nielsen) trata de conseguir sus propósitos de forma distinta. Ajeno a las intrigas palaciegas, el pueblo disfruta del entretenimiento del circo y los gladiadores, así permanece anestesiado y ajeno al oscuro futuro que se cierne sobre Roma y su imperio y todo ello rodeado de una atractiva iconografía atractiva y evocadora.

La película pretende ser un espectáculo entretenido con una gran recreación del Coliseum, gracias a las nuevas tecnologías, facturado con brillantez, Scott cumple perfectamente ofreciendo lo que el público espera de una historia conmovedora de humillación y venganza. Máximo fue un gran soldado, honesto y leal, ahora es un hombre atormentado que no tiene miedo a morir, porque en esta vida no encuentra motivo que le retenga, más allá de cumplir lo que prometió a su amigo Marco Aurelio (Richard Harris). Scott no termina de darle el suficiente espesor dramático a los personajes, me refiero a las relaciones entre Máximo y Lucilla, así como ésta con su hermano Cómodo, pues hay amagos de idilios amorosos e incestuosos que no quedan claros. En cambio las escenas del circo sí consiguen subyugar al espectador con la grandiosidad de la lucha a muerte de sus protagonistas.
Antonio Morales
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16 de junio de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
55/07(18/04/14) Oscarizado film de Ridley Scott, péplum fastuoso que revivió el género dando lugar al renacer del cartón piedra en este caso con el añadido de los efectos por ordenador. Es uno de esos casos en que el primer visionado deslumbra visualmente, el bosque no te deja ver los árboles, la sencillez de su propuesta de historia de una venganza y lo lapidario de muchas de sus frases atrapa, en posteriores revisiones las costuras comienzan a relucir, la ligereza con que están construidos los personajes, lo chirriante de algunos elementos lo hinchado de sus subtramas la hacen bajar nota. Ni mucho menos es mala es que volver a verla me ha hecho hacer caer un mito, y hacerla terrenal entre otras muchas.

David Franzoni (“Amistad”), John Logan (“Sweeney Todd”) y William Nicholson (“Los Miserables”) son los guionistas sobre historia del primero. Historia similar a muchas ya vistas con semejanzas con “Los 10 Mandamientos”, el preferido de un gran mandatario lo es en detrimento del hijo, condenado a muerte se libra y vuelve como el azote del nuevo mandatario, tiene parecido con ”Conan El Bárbaro”, alguien esclavizado injustamente obligado a luchar para ganarse la libertad y después decide vengarse del que le esclavizó, también parecida a “La Caída Del Imperio Romano”.

El guión tras su débil superficie se expande sobre el tema de la venganza, lo demás apósitos sin fuerza, enclenques subtramas. Nos deja el triste mensaje de que a un tirano se le puede derrocar si tenemos a un tipo capaz de matar haciendo un gran show para entretenernos, lo que hoy podría ser un torero. Una superproducción épica muy entretenida y por momentos apasionante, el alto presupuesto luce esplendorosamente, con una magnífica puesta en escena se mueve a base de escenas portentosas, siendo Impresionante la batalla inicial, rodada con varias cámaras para captar múltiples puntos de vista utilizando técnica similar a “Salvar Al Soldado Ryan”. Scott maneja con tensión los momentos de calma previos a la “tormenta”, con absorbente música hay una lírica imagen de una mano rozando campos de trigo, vemos el rostro reflexivo de un romano (Maximus), este mira un pajarillo que arranca a volar (símbolo de libertad que ansia), unos jinetes romanos avanzan por un bosque quemado, el plano se abre y hay un gran ejército con los estandartes posicionado sobre una ladera, algunos preparan catapultas, otros preparan fuegos, Maximus anda entre sus tropas, los soldados le miran, habla con su lugarteniente sobre un emisario de paz enviado a los germánicos, se oye una voz estridente que sale del bosque, un caballo blanco con un jinete se dirige hacia los romanos, Maximus murmura que habrá guerra, el jinete es un romano decapitado, un bárbaro barbudo enorme vestido con pieles lanza gritos salvajes mientras alza la cabeza del emisario, tras él un ejército de germanos se alinea, lanza la cabeza al barro, los bárbaros bramen enfervorecidos, Maximus se agacha a coger tierra y frotarla en sus manos mientras mira a un perro, los romanos se dicen <Fuerza y honor!>, Maximus se sube a un caballo, y dice a su lugarteniente <A mi señal ira y fuego>, Maximus avanza y el perro corre tras él, el Emperador observa en lo alto de la colina, Maximus enardece a sus jinetes con un tremendo soliloquio <Dentro de 3 semanas estaré cosechando mis cosechas. Imaginad donde estaréis y así será. Mantened la formación! Seguidme! Si os encontráis solos cabalgando por verdes praderas con el sol en el rostro no os angustiéis. Porque estáis en el Eliseo. Y ya estáis muertos! Hermanos, lo que hacemos en vida tiene resuena en la Eternidad!>, y las puerta del Averno se abren en una brutal lucha, de las mejores escenas de batallas de la historia del Cine, 12 minutos Antológicos. Otra Gloriosa escena es la presentación de Roma a la hora de metraje, esplendorosa toma aérea entrando por en medio de las nubes, vemos la Colosal Antigua Roma, estamos en la entrada triunfal de Cómodo inspirada claramente en el documental propagandístico nazi de Lenni Riefenstahl “El Triunfo De La Voluntad” (1935, concentración nazi en Núremberg), aprovechando la iconografía similar de los dos regímenes, están los deslumbrantes momentos en que se muestra el Coliseo, tomas aéreas hermosas del lugar, o la primera entrada en la arena de Maximus donde los gladiadores quedan extasiados por la magnificencia del recinto. Y por supuesto están las varias escenas de peleas donde no se escatima en realismo con profusión de sangre, de cercenamiento de miembros y muertos, ello con coreografías vibrantes que harán las delicias de los aficionados, Descomunal la primera en el Coliseo de Roma pretendiendo escenificar una batalla púnica, lección de cómo se debe rodar una escena de acción que te apriete en tu asiento.

Estas sublimes escenas se consiguen por la sobresaliente puesta en escena, empezando por sibarita diseño de producción de Arthur Max (“Seven”), aseverando <Tratamos de llevar a Gladiator un sentido de la grandeza del Imperio Romano, y al mismo tiempo, su corrupción y su decadencia>, con fascinante escenario de la batalla, y con una Roma, egregia, poblada de estatuas y obeliscos titánicos de mármol, edificaciones de fastuosas columnas, y el hiperbólico Coliseo, llegando a manejar a más de 45000 extras, pocas veces la fusión con los efectos digitales ha estado más al servicio de la historia, realzado esto por la estupenda fotografía de John Mathieson, jugando con sapiencia con los diferentes escenarios, lo brumoso apagado en la batalla , lo sombrío en las escenas íntimas nocturnas a lo luminoso incandescente en las de las peleas de gladiadores, reflejando la dureza del sol, expresando crudo hiperrealismo, moviéndose con dinamismo en sugestivos travellings, o con emocionantes primeros planos, esto con la aportación determinante del montaje de Pietro Scalia (“JFK”), siendo crucial para emitir la energía y salvajismo que las escenas de acción requieren, ... (continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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14 de junio de 2005
64 de 123 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras tanta crítica y comentarios positivos, me gustaría decir que aparte de efectos especiales, shows espectaculares y muchos recursos comerciales, el film presenta cosas mil veces vistas como: un “malo” extremadamente poderoso, traidor, ambicioso, injusto, cruel, y hasta incestuoso. El “bueno”, por el contrario, es atractivo, fuerte, vencedor, noble y de una magnanimidad que roza el ridículo ¿nadie ve maniqueísmo en esto? El malo perjudica al bueno en forma exagerada, le degrada, de general a esclavo y gladiador, exilia y mata mujer e hijos y le deja solo y desamparado (la película no es de las años 40 ¡es actual!). Y él aguanta estoicamente (como en los mas rancios films del Oeste). La apoteosis llega al final ¿podría ser en otro momento? Con una lucha cuerpo a cuerpo en la arena entre el gran emperador ¿hay algún viso de credibilidad?, y el gladiador, casi campeón olímpico. Naturalmente el emperador hace trampas, ante la multitud, y comete nueva traición. No cuento quien gana para no desvelar el final ¿alguien no lo adivina?
¿No es esto un argumento conocido, infantil, maniqueo e impropio del siglo XXI?
Josep
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18 de marzo de 2006
41 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una lástima que una frase tan épica y lograda sea fruto de mi imaginación y no aparezca en la película. Hubiese quedado muy cool. Tras leer vuestras críticas estoy algo decepcionado por no encontrar casi mención alguna sobre el papelón de Joaquin Phoenix en Gladiator, superando a Crowe en todos los planos. No voy a entrar aquí en cual de los dos papeles ofrecía más dificultad, pero no me negaréis que Comodo es lo mejor del film. También en una de las últimas apariciones que hizo en el cine, Richard Harris está sobresaliente. Y el Oscar dado a Crowe suena más a relleno que a otra cosa.

El film comienza notablemente. Plagia de manera velada el desembarco de Normandía de Salvar al soldado Ryan por sus movimientos de cámara, encuadres y algun chuzo cinematográfico que por allí aparece. La historia no es mala, lo que ocurre es que parece una película Disney y no algo medianamente serio. Los efectos especiales recreando la Roma imperial están bien pero no te los crees. Ofrecen tal saturación qué más que sorprender defraudan por lo barroco y poco creíble de la escena. En cambio durante las batallas en el foro sí obtienen la verosimilitud que pierden minutos antes. La secuencia con los tigres es un portento de técnica virtual.

Cuando vuestro gladiador se quita el casco para meterse con mi colega... pues es para potar dos días seguidos. El discursito de los huevos es tan estúpido y tan yankie que causa vergüenza ajena, a no ser claro, que tengas menos de veinte años. Entonces... buuuufff... subidooooónnnnn.
Pero con lo que de verdad no puedo es con el final. Scott había caído en picado un lustro antes: la teniente O'neill, Black Hawk derribado, Hannibal, Tormenta blanca y la más reciente El truño de los cielos, auténticas bazofias para el director más sobrevalorado junto a Peter Jackson en la actualidad.
El final... el final... la madre que lo parió. Sonrojante, vergonzoso, indigno de cualquier director de cine que realice películas para el resto del mundo y no sólo para los Estados Unidos de América.
Pues éso, que Comodo le abrió otro boquete a vuestro colega y yo me alegré mucho.
Txarly
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2 de enero de 2010
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Ridley Scott recupera un género abandonado sólo para encandilar con efectos especiales. En cuanto al contenido, sin embargo, debería suponer el desprestigio de los Oscars.
.Porque se vale para lanzar su argumento de gran parte del de la Caída del Imperio Romano (1964, Anthony Mann), con la oposición entre Cómodo y su padre Marco Aurelio, y la figura de la hija de este y la de su mejor general.
.Porque los personajes son tan planos que llegan a desagradar y a aconsejar no seguir viendo la película, a pesar de los efectos y la eventual emoción de la historia. Con valores supuestamente de la antigua Roma, como Honor y otras tergiversaciones y vacuidades en verdad propios de la peor derecha americana, recreados con una grandilocuencia infantil.
.Porque cae en los tópicos ideológicos habituales sobre la oposición entre Senado-pueblo y dictador-emperador malo, con una identificación entre Congreso versus mal presidente, y proclamas patrióticas (americanas) en favor de la libertad y la República, dentro de un mensaje soporífero de glorificación (en el fondo) del gran sistema estadounidense, cuando, entre otras cosas, en la Roma del momento ya nadie pensaba volver a la República, simplicidad en la que no incurre ni La caída del imperio romano, a la que fusila en gran medida.
.Porque hay elementos como cruzar desde Germania hasta Hispania a caballo en pocas secuencias (y a galope, ¿qué hombre lo aguanta, ya que sí los caballos?) o la sumisión del emperador al afán de espectáculo de la masa (trasunto grotesco de la opinión pública americana, casi insulto involuntario), que como puntos claves para el desarrollo del argumento provocan la risa.
La recreación de ambientes es cinematográficamente buena, como las primeras escenas de la batalla con los germanos, que es extraordinaria (lo mejor de la película), evocadora de lo que debió de ser e incluso ilustrativa para la historia. Algunas alusiones a la religión son correctas. Pero ni la visión política ni el guión aguantan. Además, el que quiera valorar a Crowe que lo busque en Una mente maravillosa, por ejemplo, no aquí.
loiuth
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