Batman

Para mi, sin duda, es la mejor adaptación de Batman al cine. Visualmente reconozco que me gusta más su secuela, pero en su conjunto el Batman de 1989 es muy muy superior.
A nivel de imagen, las comparaciones son odiosas y sigue siendo el mejor Batman que hemos visto en cine (muy superior al de Bale) y juega con no querer y no tener que justificar el mundo en el que vive (el último, por ahora, Batman tiene la necesidad de explicarse demasiado para ser demasiado realista). Aquí, sin embargo, automáticamente el espectador acepta las reglas del juego que le da la película: un enmascarado decide disfrazarse de murciélago y librar la ciudad de delincuentes. Y además lo hace con los mejores y mayores medios posibles. No hay que explicar mucho más: es Batman y su particular mundo o universo que bebe de las normas de los comics.
Luego está el Joker.
Me ahorro cualquier tipo de valoración, mejor descubrir al Joker, quien no conozca la interpretación de Nicholson, sin nada que le condicione. Bueno, sí, diré algo: Jack Nicholson es el Joker, el único.

La historia es correcta, bien narrada, algunas partes pueden romper un poco el ritmo pero responde un poco a la forma de la época (y a imposiciones de la Warner y canciones de Prince).

Y luego está el factor Elfman. Por norma general el espectador medio no valora la música de las películas, pero hay veces que sin que se dé cuenta esa música le aporta mil matices a la película. Pues bien, sin duda éste es uno de esos casos. El Superman de John Williams y los Batman de Elfman y Goldenthal son (y a este paso lo serán mucho tiempo) las mejores bandas sonoras de superhéroes jamás compuestas. Y aunque no venga al caso, me veo obligado a decirlo: la aportación de Zimmer a la saga Batman espero que sea pronto olvidada.

Con la perspectiva de los años, este grandísimo éxito de Tim Burton (probablemente su película más taquillera), ha quedado lejos de ser el peliculón que en su momento supuso para muchísima gente (y me incluyo).
Fueron varios los factores que sobredimensionaron este film.
En primer lugar, fue la primera gran superproducción de superhéroes desde la saga de “Superman”. Estaba claro que el público estaba ávido de ver adaptaciones de cómic con gran presupuesto.
También tuvo un marketing brutal. Esto es algo a lo que hoy en día estamos acostumbrados, pero en 1989, fue pionera en el bombardeo publicitario. La camiseta con el logotipo se veía por todas partes. Además, para darle todavía más bombo, contó con Prince para la banda sonora, con esas canciones (un poco horteras para mi gusto) que sonaban a todas horas.
Era un film muy fresco e innovador, en un género que el gran público todavía no estaba acostumbrado a ver hasta en la sopa como hoy.
El resultado fue uno de los grandes “blockbuster” de finales de los 80, antes de que llegara la revolución digital de “Terminator 2”.
El diseño de producción y estilo surrealista de Burton resultaban muy llamativos y aptos para recrear el mundo del cómic y la ciudad de Gotham. El director también fue muy hábil eligiendo a Jack Nicholson como “Joker”, pues poquísimos actores podrían ser más adecuados para ese personaje. Por supuesto, Nicholson lo borda absolutamente y resulta ser lo mejor del film.
Los artilugios y la cueva, así como el coche, daban pie a algunas escenas muy atractivas para ver en pantalla grande, pero que hay que reconocer que han envejecido muy mal. Inevitablemente, en 2016 tengo mucho más presente la trilogía de Nolan, tremendamente superior en todos los aspectos a esta entrega, y me resulta muy difícil valorarla sin establecer comparaciones, aun siendo consciente de que no es justo.
Con todo, hay que tratar de ver el mérito que supuso en su época, y lo mucho que nos gustó a los que la vimos en el cine en su año. Ese buen recuerdo es imborrable, por mucho que haya perdido con la edad y todo lo que se ha hecho después con el hombre murciélago. Con esto quiero decir que nunca podré considerarla mala, aunque solo sea por la nostalgia. Está bien sin ser un peliculón, pero ni muchísimo menos era para tanto como nos la vendieron, aunque le doy un punto más del 5 por la actuación de Jack Nicholson.

Aunque resulte difícil de entender en los tiempos en los que vivimos, donde prácticamente cada mes se estrena una película de superhéroes para deleite de unos cuantos y para hartazgo de otros muchos, hubo una época en la que la llegada a la gran pantalla de una adaptación de este tipo era un verdadero acontecimiento. Lo fue unos cuantos años atrás la llegada del “Superman” de Richard Donner y lo fue en 1989 el estreno de “Batman” de Tim Burton. Personalmente guardo un imborrable recuerdo de una tarde de Reyes en la que mis padres me llevaron a un céntrico cine madrileño en el que tuve mi primer contacto con el que con el tiempo se convertiría en mi director favorito.

Nostalgias aparte, de esta película hay que decir que supuso de manera indiscutible el primer gran éxito comercial de Burton, que fue contratado para este proyecto tras los excelentes resultados obtenidos con “Bitelchús”. Por desgracia, esta enorme confianza depositada en su trabajo no significaba casi ningún tipo de libertad creativa (cosa que sin embargo obtendría en sus siguientes proyectos gracias al pelotazo que supuso esta película), y aunque el realizador de Burbank consiguió sacar adelante una más que notable película, es evidente que no es su peculiar visión del “hombre murciélago” la que se nos muestra en este film (eso llegaría años más tarde en su secuela).

En lo que fue inflexible el director fue en la elección del protagonista: Michael Keaton, que había bordado a Bitelchús pero que para la mayoría de los fans de Batman no era el más adecuado ni por su físico ni por su escaso carisma para interpretar al caballero oscuro. Keaton, sin embargo, terminó por convencer a la mayoría con una interpretación que si bien no es que sea para tirar cohetes si que resultó la mar de convincente, y permitió mostrar a un Batman mucho más humano y vulnerable. Su némesis en la película no es otro que el Jóker, célebre villano que interpretó de manera divertida y sumamente histriónica el siempre sorprendente Jack Nicholson... mientras que su “partenaire” femenina Vicky Vale fue interpretada por Kim Bassinger (que cumple sin más, tampoco es un papel de excesivo lucimiento el suyo).

“Batman” es una película que con el tiempo ha ido alcanzado el status de “culto”, aunque por mucho que me duela reconocerlo he de admitir que el tiempo no ha jugado a su favor, y que pese a sus muchos aciertos (la portentosa partitura de Danny Elfman, un aspecto visual oscuro y siniestro que es sin duda lo más “burtoniano” de toda la película, el gran trabajo de Nicholson...) quizá haya quedado algo relegada por el Batman de la trilogía de Christopher Nolan, que dio una visión totalmente diferente de la historia (más trepidante y realista) pero que hay que reconocer que en la mayor parte de aspectos supera al de Burton (o al menos al de esta primera película, en la que se le ve firme tras la cámara pero poco entusiasta en determinadas escenas como las de acción).

Dicho esto, y aunque a día de hoy yo personalmente no la incluiría entre “lo mejor de lo mejor” de Burton, hay que ser justos y reconocer que sigue funcionando espléndidamente como entretenimiento ligero y que si nos olvidamos de comparaciones (que siempre son odiosas) es todavía un producto más que disfrutable, que en su momento supuso un auténtico fenómeno (y con toda la justicia del mundo) y que se sigue recordando con cariño por la inmensa mayoría de personas que tuvieron la oportunidad como yo de verla en el cine en aquella época.

Vista hoy, lo cierto es que este Batman de Tim Burton ha quedado un poco pasado. Es ochentera, muy ochentera, y su estilo está hoy quizás algo pasado de moda. Es enormemente oscura, de forma literal, ya que prácticamente ninguna escena tiene lugar a la luz del día. Y es verdad que el clásico estilo de su realizador se ve aquí algo opacado por la necesidad de servir a un material de cómic que tiene unas características muy concretas que han de ser reconocibles por los más fans.
Pero sin duda, si este Batman es aún una de las cintas de superhéroes más recordada es por muchas y justas razones. La más importante es, quizás, el retrato que hace del propio Batman, comenzando por la entonces extrañísima elección de un actor cómico, Michael Keaton, para interpretar al héroe, y siguiendo por cómo es el Bruce Wayne de esta película. No encontramos en absoluto un superhéroe simpático, carismático, atractivo y con toques de humor. En absoluto. Ese no era el juego de Burton con el personaje. El Batman de esta película es un ser oscuro, duro, serio, violento, en absoluto simpático, carismático o divertido, quizás no muy distinto de los criminales a los que persigue. Y el efecto que produce en el espectador es, sin duda, brutal. Batman es otra criatura más de la noche de Gotham, otra bestia salvaje, y en la secuela lo sería aún más.
Mención aparte merece el Joker de Jack Nicholson. Es curioso ver cómo cada actor que ha interpretado al Joker en los últimos años le ha dado su toque personal y ha compuesto un personaje totalmente distinto de los anteriores y posteriores. Donde Jared Leto hizo un Joker absolutamente enloquecido y psicópata, Joaquin Phoenix hizo uno atormentado y llevado al límite por una serie de factores, y Heath Ledger compuso un auténtico genio del mal, un agente del caos que busca ver Gotham arder por el puro placer de conseguirlo. El Joker de Nicholson es alguien que busca venganza, carismático, humorístico, un poco pasado de vueltas quizás, por la propia personalidad de Nicholson como actor, pero sin duda también siniestro y de aspecto alarmante.
En definitiva, una película interesante, quizás algo pasada de moda en su estilo, como decimos, y eclipsada por el magistral trabajo posterior de Christopher Nolan con el personaje, pero sin duda interesante y notable. Al pobre Joel Schumacher mejor lo dejamos a un lado.

Lo mejor: La oscuridad que desprende el personaje y la valentía con que se ha hecho.
Lo peor: Su estilo ha pasado un poquito de moda.

Excelente película que hizo que mejorara mucho toda la estética de Batman.

Uno de los secretos del genio de Tim Burton (aparte de su estética extrema y diferente) es que después de ver una película tienes muy clara la idea vectora que resume y aporta esa película, de hecho esta película tiene que mucho algo que ver con la temática de Eduardo Manostijeras de aquel personaje que destruye cuanto ama.

Desde el casting de actores, las interpretaciones hasta la banda sonora todo es bueno en esta película.

Tanto la estética como la psicología de los malvados de Batman era bastante ingenua y poco perversa, aquí el Joker es alguien imprevisible que te sonríe de forma esquizofrénica y no tienes claro si te va a dar una puñalada o una caricia, por tanto prefieres quedarte quieto para que no reaccione.

Quizá hoy donde el cine de terror ha usado y abusado de muchos mecanismos para crear inquietud nos parezca un poco ingenua pero aún conserva su encanto sombrío.

Completamente recomendable.