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Tchaikovsky's Wife

Drama. Romance Rusia, siglo XIX. Antonina Miliukova, joven acomodada y brillante, se casa con el compositor Piotr Chaikovski. Pero el amor que siente por él se vuelve una obsesión, y la joven se topa con un rechazo vehemente. Consumida por sus sentimientos, Antonina será capaz de soportarlo todo con tal de permanecer a su lado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
15 de mayo de 2023
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mujer de Tchaikovsky (2022), de Kirill Serebrennikov, se inicia con un texto que señala que la mujer en Rusia, a finales del siglo XIX, era una mera extensión del hombre, de la misma manera que no disponía de su pasaporte, ya que meramente su nombre aparecía en el pasaporte del hombre, y no disponía de derecho a voto. En la primera secuencia, Antonina Miliakova (Alyona Mikhailova) asiste, en 1893, al funeral de su marido, el compositor Piotr Ilych Tchaikovsky (Odin Biron), cuyo cadáver yace en un destacado lugar. Pero en cierto momento, el cadáver se reanima y lanza una serie de reproches a Antonina. Este prólogo concluye con un plano cenital que encuadra a Antonina, entre la multitud, mirando a las alturas. De este modo ya se anticipa que la narración, además de un reflejo de una circunstancia social en la que mujer parecía vivir en las penumbras del hombre, corresponde a otro desquiciamiento, este no social sino subjetivo. Antonina confundirá deseo con realidad en otro proceso de negación, en este caso de la realidad. Su amor negará cualquier otro posible discernimiento. Intentará amoldar, denodadamente, que la realidad se ajuste a sus voluntad y deseo, de la misma manera que la mujer se supeditaba a la voluntad y voz del hombre en la sociedad. Ni antes, ni durante los dos meses y medio que dura la convivencia con el hombre que ama, advertirá que él es homosexual. Su deseo de amor arrolla cualquier evidencia, ya patente cuando, la primera vez que hablan, en la casa de ella, Antonina declara su arrebatado amor y su propósito de que compartan un proyecto de vida. Esa pasión neutraliza cualquier otra consideración. Ni siquiera le perturba que él remarque que su relación no será romántica ni pasional sino equiparable a una amistad. No hay signo, para ella, ni siquiera con las amistades masculinas que le presenta, que le haga pensar que él solo desee a los hombres. No comprende que su matrimonio es equivalente a un conveniente posado fotográfico cara a la galería.

La ruptura de la relación, o la fuga de él tras que ella irrumpa en su habitación con el propósito de que hagan el amor, no es para ella sino un desajuste que debe ser reparado. La negación de lo que es seguirá pautando su relación enajenada con la realidad. Según su voluntad y deseo, o cómo quiere que sea la realidad, él también la ama y por eso no aceptará el divorcio y seguirá empecinada en que, tarde o temprano, se reajustará la realidad, esto es, la relación con quien ama, porque, simplemente, le ama. El diseño visual, magnífico, se define por la escasez de luz, por las penumbras, como si se habitara unas profundidades marinas. La narración, progresivamente, difuminará los límites, primero temporalmente, como si las elipsis más bien fuera un continuo de acuerdo a la concepción de la realidad en la que vive cautiva Antonina. Hay planos secuencias, como el de la estación, en el que se condensa cómo la vida de Antonina es una espera. No hay ya paso del tiempo, sino la espera de que la realidad se reajuste a su voluntad. Un movimiento de cámara concentra el paso de los días porque ella permanece en un mismo estado mental, el de la espera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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21 de abril de 2023
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La narración se inicia como un drama histórico al uso –ambientación cuidada, vestuario de época– y deriva lentamente hacia lo psicológico, de modo que el espectador, llegando al final, no es capaz de discernir qué es real y qué sucede en la mente de la protagonista.

La mujer de Tchaikovsky es la historia de la autodestrucción de Antonina, que, en su idolatría por el músico, no es capaz de advertir su condición homosexual y, por tanto, la farsa de su matrimonio con él (que, por otro lado, dura bien poco). Ante el abandono del artista, y a pesar de los consejos de amigos y familiares para que se divorcie, Antonina se niega a ver la verdad. Se aferra a su condición de “esposa de” como si fuera lo único que da sentido a su existencia y sigue afirmando, a quien quiera escucharla, que él la ama y la necesita.

La obsesión de Antonina crece y se convierte en locura, que pronto trae consigo también humillación, violencia y degradación moral. Esta última se traslada incluso al plano físico; vemos a una Antonina cada vez más maltrecha y descuidada, en un entorno cada vez más miserable.

El final de la cinta es desconcertante. Las últimas escenas son fruto del delirio de la mujer, y se acompañan de una coreografía con música contemporánea que choca bastante con la discreta banda sonora del resto de la película, consistente tan solo en unos acordes de piano en momentos significativos. Entre esta colección de imágenes perturbadoras, reflejo de la mente angustiada de Antonina, aparecen también unos cuantos desnudos masculinos (que ya se habían exhibido, bastante gratuitamente, en casa de uno de los amigos del compositor). Alyona Mikhailova es quien encarna a Antonina; algo fría e inexpresiva al principio, pero va ganando en matices a medida que la locura se adueña del personaje.

Al final, no queda muy claro qué es lo que motiva la obsesión de Antonina por Tchaikovsky. ¿Es la preocupación por el estatus social, la creencia sincera en el amor del músico o, sencillamente, una enfermedad mental? Los tres factores se sugieren en el filme, que resulta interesante como indagación en una figura histórica lleno de contradicciones.

www.contraste.info
Revista Contraste
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30 de abril de 2023
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si lo que buscas es disfrutar de la música de Tchaikovsky, mejor pincha un vinilo. En este largo poca vas a encontrar, aunque resulta curioso el tarareo que le hacen unos amigos a Piotr, de su propia obra, a modo de homenaje. En lo que sí hace incapié la película, es en el reconocimiento popular del gran compositor.

Lo primero es decir, que no pude disfrutar plenamente de la proyección (hace unos días) Fue en un cine multi-sala de centro comercial, al que no pienso volver. El volumen estaba tan alto que me hacía daño a los oídos. Y no es que fuera de una tecnología super true-surround de megawatios y tal. Los agudos tenían una distorsión cosa mala. Tampoco me gusta pagar 10€, para que me pongan 20 minutos de publicidad.

Lo más destacable del largometraje (ya no se les puede llamar película, ni film, puesto que hoy en día son grabaciones digitales) es su calidad artística, suprema, y sus vestuarios, de matrícula de honor.

Las interpretaciones son notables.

Como en muchas películas actuales, no faltan escenas de "cámara al hombro" que a mi me resultan molestas y cansan mi vista. Aunque comprendo que mejora notablemente el ritmo de la película, si estas escenas, como es el caso, son utilizadas para seguir a los personajes. No te asustes, la mayoría son planos estables.

Es una película cruda, muy al estilo ruso. Realista.

En ciertas escenas de sexo, se escuchaban exclamaciones de desagrado en la sala. Si bien aquel que esté curtido en cine, no se asombrará demasiado.

Podría uno pensar que se trata de una película con mensaje feminista y de colectivo homosexual. En mi opinión, le hace un flaco favor a los homosexuales, dibujándolos como siniestros y trastornados. Cosa que no resulta extraña, sabiendo de la homofobia de la cultura de allí.

Es mejor verla un día en el que no estés cansado.

Un saludo.
Jose Manuel
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15 de abril de 2023
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se centra en el turbulento matrimonio entre el compositor más famoso de Rusia, Pyotr Tchaikovsky y la que fue su mujer Antonina Miliukova, todo ello contado desde el punto de vista de Antonina, una mujer locamente enamorada de un hombre al que claramente no le gustaban las mujeres. En todo el metraje se pronuncia la palabra homosexualidad, pero es más que evidente la condición sexual de este compositor, que murió de cólera con 53 años en 1893, y que nos dejó algunas de las obras de música clásica más famosas de la historia, como los ballets de "El lago de los cisnes", "La bella durmiente" o "El cascanueces".

Estamos en 1872 en Rusia, Antonina es estudiante y admiradora de Pyotr Tchaikovsky, se desvive por conocerlo y acude a una fiesta donde está. Obsesionada con él, comienza a escribirle desesperadamente y confesarle su amor, tras una cita logra convencerlo para que le haga su esposa, el músico accede para lograr lavar una imagen de que le atrae más el género masculino. Un grandísimo error para Antonina, ya que rápidamente se convierte en una persona abusiva y maltratadora que lo único que quiere es alejarse de ella... 

Esta relación tóxica cada vez a más, y la desilusión comienza a afectarle psicológicamente, puesto que le invade una tristeza enorme. La negativa del divorcio hará que todo vaya a peor y se originen todo tipo de conflictos. La protagonista principal Alyona Mikhaulova hace un papel fantástico, mientras que el de Odin Lund Biron como Tchaikowsky permanece frío, inexpresivo, distante y claramente antipático.

Recuerdo que me impacto de pequeño un film de Ken Russell en los años 70 titulado "La pasión de vivir" con Richard Chamberlain y Glenda Jackson sobre la figura de este músico, en esta ocasión el director Kirill Serebrennikov (Leto, Traicion) nos lleva a este descenso a la locura de la protagonista femenina a fuego lento, ya que el metraje llega a los 143 minutos, pero una cuidada fotografía, diseño de producción, un magnífico vestuario y un interesante planteamiento de la historia nos hace que no te aburras en ningún momento.
Destino Arrakis.com
videorecord
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13 de agosto de 2023
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pueblo ruso siempre se ha tomado la "cultura" como algo sagrado, mucho más que otros países y de una forma diferente. Es incluso algo rancia, como de personajes que salen en libros de texto de bachillerato, el mito del que hablaba Gustavo Bueno. La sacralización de artistas está protegida casi con pecado de excomunión. De ahí los intentos de "blanqueamiento" que ha habido siempre con respecto a Chaikovski. Un ejemplo de ese espíritu es el esfuerzo colectivo que supuso El arca rusa. También tienen esa actitud con culturas ajenas, si un ruso conoce El Quijote, muchos más de los que podríamos imaginar, es que lo ha leído, no como aquí. Por lo tanto, la primera intención de la película es la provocación. Leo por aquí que el director ha estado retenido en su casa en la Rusia de Putin en varias ocasiones. Es lo que se busca como marketing más que como artista cuando no tienes argumentos suficientes. A pesar de su dominio del plano secuencia, de la composición, el diseño de producción y un vestuario que me recordó a veces al Gary Oldman del Drácula de Coppola con lo que respecta a la estética gótica romántica del compositor que no le pega nada, a pesar de todo ello y sus dotes "visuales", Serebrennikov no es un gran director. Nunca serás ni Tarkovski, ni tampoco Sokúrov, ni ninguno de los grandes, aunque sí tendrás el honor de haber ridiculizado a una vaca sagrada como Chaikovski y al estilo de lo que hizo incomprensiblemente mi admirado Greenaway con Eisenstein. Por lo tanto, a falta de talento echa mano de la provocación, porque hay que conocer la cultura rusa y en Rusia, sea de Putin o de Lenin, la actitud de boicot a un representante de la cultura rusa de primer nivel debidamente blanqueada e idealizada es casi un delito de alta traición.

Machismo y homofobia son dos rasgos muy marcados en la cultura rusa, que por mucho que nos empeñemos no es occidental tampoco es oriental pero sí está entre medias (indoeuropea oriental eslava). P. ej. los rusos no aceptan órdenes de mujeres policías o funcionarias de prisiones en España, menos de una "jefa", y la situación represiva de los gays en Rusia es conocida por todos. Más a finales del s. XIX. Nadie habla de las teorías conspiratorias sobre la muerte de Tchaikovsky, que las hubo y las hay, que si no se mostró el cadáver etc, etc. ¿Falleció por cólera realmente o le asesinaron por maricón?. En ese contexto, uno no sabe si la situación del artista era más desesperada que la de su mujer.

La película es la historia de una obsesión por casarse con el compositor. No se saben los motivos, si es de dónde sacas "pa" tanto como destacas, si es realmente por enamoramiento artístico (no lo parece dado que la música apenas está presente) o si son deseos de "mocatriz" del XIX (mira nena, tu pescas a algún futbolista, actor o torero y cantas dos canciones y sanseacabó) o si es una confusión letal de todas ellas o un intento por adaptar la cruda realidad a un ideal de amor puro para vencerla solo con la fuerza de su voluntad. A mí no me lo parece, pero en realidad la motivación no queda aclarada y puedes optar por lo que quieras.

La película se centra pues en las consecuencias de su tozuda decisión. Por más que su madre le diga que se divorcie que es como cuando ella pilló a su padre mordiendo la almohada con el mozo de caballos; que la hermana del compositor le confiese finalmente, por si había alguna duda, la homosexualidad de Tchaikovsky; que Modest (Mussorgski) le hable de acuerdo de divorcio muy beneficioso para ella, sigue "palante" como los de Alicante estirando el metraje en una repetición de escenas que no llega a ningún lado bueno sino al esperpento.

Llegan las escenas del amigo víbora del compositor muy poco creíbles por la vulgaridad del tipo en cuestión y un escupitinajo a la memoria del gran compositor. Primero unos desnudos a lo Boys como en una sala para despedida de solteras de Benidorm. Un Boys, boys, boys/ I´m looking for a good time (ya te vale, nena) ; Boys, boys boys/ Get ready for my love de la felliniana Sabrina, eso era una hembra y no esta pavisosa que luego no lo será tanto (por lo de catadora de olores de pito y los dos hijos "fuera" del matrimonio). Fíate de las mosquitas muertas.

Finalmente ese intento del director de desembocar al personaje en la locura entre la vigilia y lo imaginado con ese ballet infame de pollas saltarinas es de una provocación tan tosca que perjudica lo bueno que hubiera podido tener la película. Si Leto no funcionaba del todo sobre todo por lo pésimo de los grupos de la movida rusa, por la historia, no por el fondo, y la irregular La fiebre de Petrov combinaba buenos, incluso muy buenos momentos con otros peores y hasta pésimos, ésta es la peor por lo que tiene de paródico de la figura del compositor. Siempre nos quedará Sabrina.
Bartleby
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