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[•REC] 4: Apocalipsis

Terror. Acción Ángela Vidal, la única superviviente de una terrible infección, es evacuada de un edificio. Sin embargo, a pesar de que la situación parece estar controlada, el caos vuelve a desatarse y la semilla del mal renace adoptando nuevas y terribles formas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 102
Críticas ordenadas por utilidad
3 de noviembre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estrenada en una fecha muy inteligente (fin de semana de Halloween y Todos los santos) y tras ser plato inaugural en la última edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges, llega a nuestros cines la cuarta entrega de la franquicia de cine de terror más famosa y exitosa de la historia del cine español. "REC 4" dirigida esta vez en solitario por Jaume Balagueró –recordemos que "REC 3" fue dirigida en exclusiva por Paco Plaza– es una vuelta de tuerca más a la historia de Ángela Vidal, la niña Medeiros y ese agresivo virus que infectó un céntrico –y ahora turístico– edificio de la ciudad condal.

Pocas eran las expectativas sobre la capacidad de sorpresa de la cuarta entrega, para que negarlo, algo que no evitó esa sensación de decepción de cuando esperas algo medianamente digno pero no lo recibes. En esta ocasión la historia se traslada a un barco en alta mar, barco utilizado como laboratorio aislado para el análisis de todos los supervivientes de los dos brotes del virus, los del edificio (1 y 2) y los de la boda (3) –hechos acontecidos simultáneamente–. Allí se tratará de encontrar una cura para la cepa que ocasiona el virus aunque sin despejar muchas dudas sobre su creación –siempre jugando con la iglesia y el demonio– y propagación.

Lo novedoso y descarnado de la película original realizado al estilo de metraje encontrado –o found footage–, llevó a Manuela Velasco a la nominación al Goya y a sus creadores a embolsarse una suculenta cantidad de euros. Un éxito impresionante, merecido y memorable. La segunda película, con el mismo sistema y en el mismo escenario, perdía frescura –evidentemente– pero conservaba una buena dosis de tensión y buena realización; pero eso sí, la historia empezaba a mostrar síntomas de irse de las manos de sus creadores. La tercera en cambio modificó su estilo pasando del terror más intrínseco y seco a la comedia de terror, algo que de primeras me hizo perder mucho interés en la historia. Con la cuarta lo primero que me viene a la mente es el refrán: "Otros llegarán que bueno te harán", en alusión a una clara tendencia decreciente en la calidad de tetralogía.
"REC 4" recupera el personaje de Ángela en la piel de Manuela Velasco, quién parece que hubiera perdido toda capacidad interpretativa de la que hizo gala hace siete años. La sobrinísima de Doña Concha quizás cansada del personaje, quizás mal dirigida, realiza una anodina interpretación por la que no será recordada. En descargo de la actriz hay que dejar claro que ni tan siquiera el siempre correcto Héctor Colomé parece sentirse cómodo en su papel. No hablaré del resto de un reparto sin brillo donde solo salva la papeleta Críspulo Cabezas y Emilio Bualé.

El guion parece no tener muy claro hacia dónde navega –no despeja grandes dudas o no las supe interpretar– y técnicamente Balagueró ha cambiado el metraje encontrado por una cámara en exceso nerviosa. Tanto movimiento provoca que debamos imaginarnos mucho de lo que allí sucede, algo que si está utilizado con sentido puede fortalecer la historia. Aquí solo molesta. Solamente explota adecuadamente los planos de los alargados pasillos del barco, recordando en varios de ellos al "Alien, el octavo pasajero" de Ridley Scott. Por lo demás resulta una secuela de manual donde la emoción brilla por su ausencia.
En definitiva, una despedida más que deficiente para una de las películas con las que más miedo he pasado en una sala de cine y que no hace más que reforzar la genialidad de su cinta original.

Lo mejor: Recuperar unas escenas en el famoso edificio barcelonés.
Lo peor: Las interpretaciones de Manuela Velasco y Paco Manzanedo. El excesivo movimiento de cámara. No aprovechar más el personaje de Emilio Bualé.

Valoración:
Banda sonora: 5
Fotografía: 6
Interpretaciones: 3
Guion: 4
Dirección: 5
Satisfacción: 3,5
NOTA FINAL: 4,4

@hilodeseda - www.habladecine.com
Hilodeseda
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4 de noviembre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que soy un gran admirador de Jaume Balagueró, es uno de los mejores directores de cine de género que hay actualmente en España, pero eso no le salva de poder meter la pata. Y eso es lo que ha hecho con "REC 4", la película es fallida se mire por donde se mire.

El guión es flojo donde los haya, no responde preguntas planteadas en las películas anteriores y bueno, en definitiva, parece escrito en una tarde. Los actores sobreactúan lo más grande, aunque hay un par de ellos que se salvan.

Aunque la factura de la película es impecable (como no podía ser de otra manera) hay que decir que el uso de la música es penoso: momentos de supuesta tensión están ahogados por una música que se empasta y se sobrepone a las imágenes, llegando a molestar en múltiples ocasiones. No hay nada peor que una música que pretende sobresalir a toda costa y que llama la atención sobre sí misma una y otra vez... esas apariciones de Ángela con sus "tacháaaaaaaaaan" respectivos son sencillamente bochornosas, vamos, sólo faltaba ver un plano de la orquesta dándolo todo en medio de los ataques de los infectados. En fin, no estoy en contra del uso de la música, todo lo contrario, pero sí de la música que se empeña en gritar "aquí estoy yo" a los cuatro vientos.

Las primeras tres películas de REC están muy bien (la primera es una obra maestra en mi opinión), pero "REC 4" es la peor de la saga, con mucha diferencia. Es, junto a "Darkness", lo peor que ha hecho Balagueró. Aún así seguiré confiando en este director, una metedura de pata la tiene cualquiera.
MLC
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16 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta lastimoso ser espectador de la degradación de una de las sagas más importantes que ha dado la cinematografía de nuestro país. Parece mentira que haya sido el mismo equipo que gestó las tres anteriores el que se haya situado al frente, pues el resultado final de esta cuarta entrega parece el gestado por un grupo de profesionales ajenos al film original, que hubieren sido contratados por una productora movida únicamente por exprimir el rédito de las buenas cifras cosechadas con anterioridad, haciendo caso omiso de la negativa a proseguirla por parte de sus auténticos pergeñadores.

Ver situado al frente de tamaña conformidad al mismísimo Jaume Balagueró, tras ser capaz de una obra tan notable como MIENTRAS DUERMES, en la que demostraba con apabullante suficiencia que a sus posibilidades como director le habían sentado estupendamente el alejamiento de la saga y en la que imponía unas estimulantes formas como creador de una atmósfera astutamente tensa, malévola e inquietante lejos del canon del cine de terror puro, insistamos, no puede producir más que un justificado pesar, dado que uno no puede dejar de pensar en que el tiempo malgastado en esta prescindible empresa lo habría podido invertir en otra obra del calado de la protagonizada por Luis Tosar.

El primer error grave que comete este cuarto episodio es el de rescatar al personaje protagonista del film fundacional. Más aún teniendo en cuenta que, justamente, el acierto más loable y bien aprovechado de REC 3 lo constituía la decisión de maquinar un entramado argumental completamente independiente del desarrollado en los dos anteriores: esa boda mutada en festín caníbal de infectados con hambre de carne humana respetaba la idea de aprovechar un marco cerrado dentro del que se originaba el germen del terror y, además de desmarcarse en cuanto a los personajes convocados (ya no eran los vecinos de una finca), imponía de forma más descarada que en las dos anteriores un sesgo humorístico de muy astuta eficacia.

De ahí que la propuesta de reencontrarnos con una exprimida Ángela Vidal justo después de disfrutar de la magnífica creación que Leticia Dolera hacía de la novia ensangrentada en ésta última, por desgracia, se antoja letal. REC 4 obliga a Vidal a la aparatosa pirueta de verse evacuada a un buque en el que se hallan encerrados todos los posibles infectados con el terrible virus. Allí, todos ellos están siendo investigados por un equipo médico que trata de buscar un antídoto que pueda ser utilizado si el foco viral volviera a aparecer en un futuro. Como es de prever, las medidas controladoras de los infectados no surtirán el efecto deseado y el mal comenzará a campar por sus anchas dentro del navío.

El problema principal de esta nueva cita con el apetito zómbico hispano es la total desnaturalización con la que está despachada, sobre todo desde el punto de vista del guión, que no desde el de Balagueró tras la cámara. La pérdida de singularidad, el despojamiento de las señas escénicas disfrutadas, la domesticación hacia el terreno de lo trillado es tal que ni la pericia realizadora de aquel puede hacer nada por tratar de solucionar escénicamente lo que el material escrito ha desvinculado. Hecha la excepción del ramalazo de jugosa comicidad prestado por la gran María Alfonso Rosso (justo de un personaje salido de la traba de REC 3), el resto de la presunta novedad urdida para esta ocasión no es sino un sometimiento a los protocolos del cine de terror más asimilable, comercial y, por lo tanto, a los parámetros a los que se enfrentaban las primeras entregas.

Nada queda de la angustia urgencia improvisada, de la apariencia de perentoria improvisación, del primordial crisol formal impuesto por la cámara en primera persona utilizada como foco, como pantalla y como instrumento de salvaguarda, el personaje de Ángela Vidal (incorporado desastrosamente por una irreconocible Manuela Velasco, que sucumbe ante el rol de heroína “mainstream”) queda reducido a flagrante pelele de compañía durante buena parte del metraje, y el abandono a la sempiterna lucha entre el bien y el mal emerge como única –y desairosa- coartada argumental, interpuesta convocando una insulsa linealidad narrativa. Balagueró exhibe oficio, pero nada puede hacer porque todos hubiéramos deseados que las cuitas del serial no hubieran sido resucitadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Musiczine
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16 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No han sabido mantener el listón que la tercera parte había elevado (para los que les pueda interesar me remito a mi crítica sobre dicha tercera parte), algo lógico puesto que aquélla había roto todos los esquemas posibles ante el agotamiento de la saga. Ardua tarea superar ese nivel, así que se ha optado por la decisión más sencilla y coherente: filmar una película técnicamente impecable y, a pesar de todo, muy entretenida.

Repito, es una buena película (y así se refleja en mi nota), con escenas bien rodadas, algo que se presupone de Balagueró, y continúa la trama de la saga tras el pequeño paréntesis de la tercera. Aquí el ritmo es frenético y se agradece, desde el momento en que se propaga la infección la propuesta se convierte en un interesante "correquetepillo", pero quizá sea de lo poco salvable del film.

Porque en su contra y siempre desde una perspectiva personal, la falta de humor así como la falta de garra y de gamberrismo en las escenas que habían impregnado las anteriores entregas, hace que el nivel de disfrute no sea el mismo que el de la primera (novedosa y original) o la tercera (arriesgada y divertida), siendo ligeramente inferior a la segunda y, por ende, la más floja de las cuatro. Es decir, al visionarla no te queda otra que valorar la ambientación, el montaje, maquillaje, alguna que otra escena inquietante... Se forma un todo que no tiene nada que envidiar a cualquier producto medio de Hollywood. Pero la sensación de que se podía hacer algo más no abandonará todo el metraje. Se han limitado a cumplir de forma intachable el expediente en detrimento de cualquier atisbo de frescura e innovación.

Un aspecto negativo son las interpretaciones, donde de lejos son las peores de la saga, no existen cambios de tono ni registros interpretativos, todos sueltan sus frases como quien está leyendo un libro en voz alta. La única que cambia el registro es Manuela Velasco como heroína de la función para soltar algún grito de vez en cuando, y nada más.

En definitiva, la conclusión de la saga ha sido buena y da lo que promete, pero no se han arriesgado un ápice, algo que en mayor o menor medida han hecho las anteriores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jaac
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9 de diciembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2007, Jaume Balagueró y Paco Plaza inauguraron una de las más rentables sagas del cine español con una terrorífica película cargada de suspense, miedo y tensión que hacía morderte las uñas durante toda su proyección. Dos años más tarde, la continuación les hizo perder y ganar adeptos casi por igual, mientras que a un servidor le encantó volver a aquel edificio de Barcelona. Con las dos últimas, [·Rec]3 y 4, los directores deciden saltarse las reglas impuestas por ellos mismos e intentar dar carpetazo al asunto… de la peor manera posible. Al menos ‘Génesis’ se hacía divertida.

Lo creáis o no, me cuesta escribir que ‘[·]Rec4: Apocalipsis’ es un patinazo por cualquiera de sus costados, por el cariño que le había cogido a esta magnífica saga. A penas hay terror o tensión, porque hemos decidido volver al terror convencional y olvidarnos de ir en primera persona (que me sigue pareciendo el gran error de las dos últimas entregas de la saga).

Porque parece que lo sucedido en la tercera entrega realmente importaba poco argumentalmente. Porque nos olvidamos de las pautas de las dos primeras entregas y toda la simbología. Porque, a nivel de actores, la película es un desastre de la que echamos en falta más minutos de Manuela Velasco. A penas se ve nada en las escenas de acción (se salva la del mono) y no me oriento en el barco porque no sé si están lejos o no de escapar. Porque encima hay una escena trampa que busca despistar al espectador y fastidia toda la trama…

Parece que el invento ya no importa y para los espectadores no era así. Sus minutos finales, con la lluvia de infectados acechando, se hacen bochornosos. Tan pronto hay miles de afectados como se pueden pasear por el barco sin problemas. ¿Qué aporta el personaje de la sala de máquinas? ¿Qué pasa con el capitán? ¿Un homenaje encubierto al del “Concordia”?

Demasiados puntos flacos, demasiados errores cuando lo tenían todo hecho para triunfar. ¡Si hasta el hecho de llevar la acción a un barco prometía! Muy Floja.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com
Hickeystyle
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