Color Out of Space

Después de que caiga el meteorito en la parcela de los Gardner empiezan a pasar cosas raras. Y es entonces, cuando el terreno adquiere esa tonalidad galáctica, que saca uno de la lista de los planes inminentes el de acudir al Festival de la Lavanda, en Brihuega.
Es cuando menos interesante el traslado que hizo Richard Stanley desde las páginas del maestro Lovecraft. Da incluso la sensación de que tiene que esforzarse mucho Nicolas Cage, cuya (mala) reputación ya le precedía, para estropear el conjunto por entero, pues Joely Richardson sale poco, los hijos varones no molestan y la niña, de tradición morganática y ojos transparentes, se muestra cualificada.
Presenta, EL COLOR QUE CAYÓ DEL CIELO, no pocos de los ingredientes de las tramas apocalípticas: amplio espectro de pigmentos, una mantis de tinte magenta y el viejo solitario que recita de corrido las cuartetas de Nostradamus; y también presenta, EL COLOR..., algunos puntos comunes con las películas de David Cronenberg, que, en ocasiones, y por ejemplo, recuerda un tanto la madre rubia y abnegada al grotesco Brundle Mosca. Pero vale.
Una opción correcta, EL COLOR QUE CAYÓ DEL CIELO, para un domingo por la noche. Antesala, el domingo por la noche, de lo verdaderamente pavoroso: un lunes si tiene uno que acudir a una oficina donde el tiempo se detiene y en la que los que mandan, aun sin el matiz de un pequeño pony, son la viva personificación del mal.

Desde el principio de la película los personajes se sienten forzados y falsos. La chica principal actúa de una forma extraña ya en el inicio, con un par de frases o escenas que aluden a que le podría pasar algo psicologicamente, pero esto nunca llega a explicarse o a prestarsele atención y esas escenas quedan como sin sentidos.
El hermano mayor de la chica es un personaje aún más carente de personalidad o propósito en la trama, no juega ningún papel importante y parece estar ahí solo por la conveniencia de algunas escenas.
Además la forma de filmar y hacer los planos en esta película tampoco ayudan, ya que la cámara se centra en ciertos momentos en objetos o símbolos, haciéndolos parecer importantes para la escena o simbología general de la película, pero nunca acaban desarrollándose, además de primeros planos de las caras de los personajes cuando no vienen a cuento.

Lo primero que me llamó la atención es la ubicación en donde tiene lugar ésta catarsis lisérgica colectiva, de hecho esperé a los títulos de crédito finales, siempre lo hago, por ver donde estaba rodada y cual fué mi sorpresa cuando ví que era en la bella Sintra, en el parque nacional de Sintra-Cascais de la vecina Portugal. Un lugar que me impactó por su frondosidad, con un aire místico que me recordó mucho a mi tierra verde bastante más al norte, con algunas villas palaciegas que parecen sacadas de algún rito ocultista.

Mientras disfrutaba del frondoso paisaje de la casa familiar, la historia se va deslizando sin urgencia mostrándonos un poco del carácter de cada individuo y sus relaciones en el seno de la casa, sus filias y fobias se muestran con destreza y eso que tampoco son unos papelones , salvando la labor del padre del clan, un descarnado y eficaz NICOLAS CAGE, el resto aprueba y punto.

Un suceso extraordinario de origen extraterrestre tiene lugar en el terreno de la mansión y a partir de ahí se desata la pesadilla que pondrá en serias dificultades a la familia y a un visitante casual que pasaba por allí; anda que no me he echado unas buenas risas con su presentación; Soy hidrógrafo, que demonios pasa aquí! Y es que aquí cabe de todo, te puedes reír, llorar, alucinar, estremecer y sentir lástima por la experiencia aterradora que se desata ante tus ojos y que culmina de manera desatada y alucinógena.

Richard Stanley ha ejercido de director kamikaze que se ha jugado su cuestionada reputación y los tres millones de dólares que ha costado la película a éste”engendro” bizarro e inclasificable que ocupa ya un lugar destacado entre mis películas favoritas del año.

Pero, ¿esto que es?
Mala, aburrida, histriónica, pasada de vueltas...
¿De verdad era necesario trasladarla a la era moderna? ¿De verdad tenía que interpretarla Nicolas Cage?, por cierto, penosa y risible su interpretación. ¿Había que meter por medio la temática del fumado de turno? ¿Qué aporta eso a la fidelidad al relato de Lovecraft?
Ni horror cósmico, ni antiguas mitologías antediluvianas, ni sombra de Lovecraft. Una película adulterada de Nicolas Cage, de una modernidad que te desubica de la sobrecogedora atmósfera Lovecraftiana, con personajes extraños pero no en la modalidad de habitos huraños y desconfiados de las novelas y relatos, sino extrañamente subnormales.
Mejor lean el relato y abstenerse de verla. No dejen que este engendro LSDiano les turbe la cabeza de gilipolleces y borren la genial incomodidad que produce la lectura del relato de Lovecraft.

Una muy buena película, que aunque su arranque es algo lento, poco a poco va llegando a un desenlace vertiginoso, donde se siente de manera palpable el horror a lo desconocido, el horror cósmico que nos transmiten las novelas de H.P. Lovecraft.
Buenas actuaciones (salvando la de Nicholas, que hace lo de siempre... Jajaja osea poca cosa...).

La recomiendo a todos los que disfruten de una buena película de ciencia ficción/terror.