La ciudad de los niños perdidos

El ingenio y la imaginación de este hombre no alcanza límites. Aunque mi película favorita de él siga siendo la maravillosa Amelie, esta tampoco está nada mal. El mundo que Jeunet y Caro han creado en "La ciudad de los niños perdidos" es asombroso y hermoso, a la vez que aterrador.

Y, por supuesto, que esta película funcione tan bien no se debe sólo a su imagen, sino también a su sonido. Angelo Badalamenti, una vez más, crea una partitura genial, en la que destaca la que yo llamo "melodía de las pulgas".

No me gustó tanto como Delicatessen y Amélie, pero se nota a la legua el toque de Jeunet. Me atrae que el director busque actores que no tienen nada que ver con el estereotipo hollywoodense: ni divas, ni galanes ni nada de eso. Cuanto más extravagantes, mejor. Admito que en un par de momentos me dio un poco de repulsión lo que mostraba la cámara, pero todo contribuye a crear el clima fantástico que caracteriza a la película

Una de las películas más raras que se pueden ver, pero que en el fondo no esconden tantas sorpresas como cabe esperar. Su desarrollo es bastante normalote, y más allá del apartado visual podría haber sido una película más del montón.

Decir que una película de Jean-Pierre Jeunet es rara creo que es uno de los mejores piropos que se le pueden decir al director francés. Se nota mucho que busca la rareza en cada uno de sus planos, y los personajes más grotescos y esperpénticos que pueda encontrar, pero lo hace de una manera tan descarada que se ve arte en su obra. Delicatessen no me gustó demasiado, pero ésta me gustó bastante más. Me encantarón sus canales venecianos con aire tóxico y fétido y el diseño de toda la película en general.

La película es liosa, y requiere de una especial dedicación del espectador para seguirla. Un batiburrillo de sueños, anhelos e inquietudes que, más que los personajes, comparte una ciudad entera al margen del planeta Tierra.

Curiosa, muy rara y entretenida en ocasiones. Jeunet sale victorioso de su pelea por ser el más rarito.

No puedo decir que me ha dejado igual que antes de empezar a verla, ya que la imaginación de Jeunet siempre da muchísimo que hablar y te transporta a ese oscuro mundo en que la imaginación lo es todo.

Su primera hora es hipnotizante, y te enbobas con los efectos de la película, pero su larga duración hace que durante el transurso tengas algún que otro abrimiento de boca, ya que se te hace pesado ver siempre ese mundo tan oscuro.

Aún y así es muy recomendable para toda esa gente harta de ver cine corriente.

La segunda película de la dupla Jeunet-Caro es más ambiciosa que delicatessen. Y eso que parecía imposible, en este caso la trama parte desde una idea infantil y se ramifica en una excelente historia, por momentos es un poco lenta pero personalmente disfruto del hipnotismo que crea. Es una película que se puede ver cuantas veces quiera y no cansa, como delicatessen , aunque uno le encuentra errores tontos de realización y saltos de eje, escucharon bien saltos de eje. Una pena para una obra de arte como esta que no haya cuidado esos detalles, por el resto de las cosas, todo parece caer a la perfección, la música es otro gol de media cancha.