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Kagemusha, la sombra del guerrero

Drama En el Japón medieval, devastado por las guerras feudales, un vulgar ladrón es elegido para sustituir a un poderoso señor de la guerra, que acaba de morir. (FILMAFFINITY)
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
29 de enero de 2007
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kagemusha es una película con gran poder visual, la puesta en escena es magnífica y la banda sonora grandiosa, sobretodo su tema principal.

La película de Kurosawa tiene momentos "íntimos" impresionantes, y también escenas de guerra que destacan por su esteticismo y lo cuidado del vestuario y localizaciones. El ritmo es pausado, a lo mejor para algunos demasiado, lo que puede suponer un lastre ya que su duración excede las 2 horas.

En mi opinión, una película imprescindible para los amantes de la cultura japonesa y del cine de Kurosawa. Probablemente no esté al nivel de Dersu Uzula, Los Siete Samuráis o Rashomon, pero sigue siendo una obra maestra.
marchelo
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21 de mayo de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película notable, pero no una obra maestra. ¿Por qué? Porque una obra maestra no resulta un plomazo para el espectador, y esta película lo es en numerosos momentos.

Ciertamente que el tema del suplantador o doble del señor importante es un tema interesante y que atrapa la atención, y así ocurre también aquí; pero entonces Kurosawa se extiende demasiado en trozos de filmación monótonas, guerreantes y de tropas en maniobras, los cuales hastían y cansan más de la cuenta.

En fin, una notable película, sin duda, pero sin llegar a la altura de otras de Kurosawa, verdaderamente apasionantes y que te dejan un excelente sabor de mente y boca.
pezpozo
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11 de mayo de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo gracias a las influencias de George Lucas y Francis F. Coppola, admiradores del maestro, Kurosawa consiguió una importante garantía de distribución de la Fox que ayudaría a la Toho japonesa para la producción de este grandioso fresco histórico, “Kagemusha”. En el Japón del siglo XVI, en plena guerra civil entre los clanes feudales para hacerse con el poder, un humilde ladrón va a ser ejecutado pero cuando sus guardianes advierten su extraordinario parecido con el señor feudal Shingen Takeda, deciden perdonarlo a cambio de convertirse en el doble de Takeda. Narrada en tono épico pero con múltiples concesiones a otros recursos expresivos, Kurosawa plasma brillantemente la cultura e idiosincrasia nipona, con una deliciosa puesta en escena y una plástica fotografía de una belleza asombrosa.

Kurosawa plantea un solemne melodrama de resonancias trágicas que mira con serenidad y lucidez el mundo de los samuráis, poniendo en cuestión la rigidez de su poder y anunciando su decadencia e inminente desaparición. Coherente con este trasfondo histórico, la película tiene un componente irónico y amargo, Takeda necesita un doble durante el tiempo suficiente para asegurar las fronteras de sus dominios e impedir que sus enemigos les invadan. El film se inicia con un plano-secuencia de unos seis minutos en el cual Takeda y su hermano observan al ladrón mientras consideran la opción de utilizarlo. La aparente frialdad de esa imagen – en plano general fijo sentados a la usanza nipona – es premonitoria de la tragedia que se desarrollará a continuación: Los samuráis discuten con parsimonia sobre el destino del pobre desgraciado elegido para tan extraño cometido, mientras que el ladrón es el único de los tres que, con sus gestos bruscos y miradas airadas – Tatsuya Nakadai, magistral en su doble papel -, demuestra una humanidad de la que sus interlocutores parecen carecer.

En esta memorable apertura reside buena parte del sentido del film: esa dicotomía sangrante entre el código de honor del samurái y el deseo natural de subsistencia del ladrón, la desesperación con que el poderoso necesita a un ser de inferior clase social para conseguir sus objetivos. De cómo un pobre hombre llega a creerse el personaje y la impostura, imitando los gestos y actitudes del shogun, sorprendiendo a los propios criados de Takeda. Cercano a la asombrosa historia de “El general de la Rovere” de Rossellini. Lo que interesa a Kurosawa es, en mi opinión, el proceso de asunción de la personalidad usurpada, lo cual le lleva a una profunda simbiosis con la persona por la que se hacen pasar. A la vista de lo expuesto, es fácil deducir que el tono dominante es intimista, roto tan sólo, con algunas magistrales batallas.

En su momento, las batallas del numeroso ejército de Shingen Takeda contra sus enemigos, dejaron patidifuso al público, por su espectacularidad, sus cielos rojizos, sus sombras a contraluz, el viento agitando los estandartes en los que rezan las palabras con que titulo esta reseña, la lluvia y su armonía paisajística. Sólo el propio Kurosawa consiguió igualar el nivel con “Ran”, su siguiente trabajo. Directores como Mel Gibson en “Braveheart” y Coppola en “Drácula”, reconocieron que se inspiraron en el maestro nipón. Después de rodar la entrañable “Dersu Uzala”, Kurosawa recuperó una de esas historias del Japón feudal que tan buenos resultados le habían dado en películas como “Los siete samuráis” o “Yojimbo”. Una reflexión sobre el poder y cómo éste es capaz de transformar a las personas, temas con los que Kurosawa entronca con las grandes tragedias de Shakespeare.
Antonio Morales
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13 de enero de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kagemusha, la sombra del guerrero es la película con la que Akira Kurosawa (Los Siete Samurais, Yojimbo) abrió los años 80. Contó con las figuras de Francis Ford Coppola (saga El Padrino) y George Lucas (saga Star Wars) para las labores de producción y distribución internacional. En el papel protagonista destaca Tatsuya Nakadai. Este actor sería uno de los habituales de Kurosawa y tendría también en el rol principal en la película Ran (1985) y fue el actor protagonista en la sublime Harakiri (1962) de Masaki Kobayashi.

Kagemusha, la sombra del guerrero se ambienta en el convulso siglo XVI durante el cruento periodo Sengoku. Tatsuya Nakadi interpreta a Takeda Shingen. Esta última figura histórica fue una de las principales a la hora de definir la configuración actual del Japón tras los conflictos de esa época. Basándose en este personaje, la trama contará la historia de Kagemusha, es decir un doble. Que empleará para confundir a sus enemigos durante el conflicto.

Con las claras licencias propias de una obra artística, Kagemusha se lanza a la exploración del tercio final del periodo Sengoku. Filma a los señores de la guerra pugnando por el poder en el Japón Feudal. Kurosawa consigue acertar al mantener la objetividad en todo momento. Filmando así a las diferentes figuras relevantes, siendo estas, además del citado Takeda Shingen, los líderes Ieyasu Tokugawa y Oda Nobunaga.

Conforme la película se desarrolla, aparecen las diferencias sociales entre los personajes de Takeda y su doble. Mostrando como la perversidad y la crueldad ejercida por la nobleza pueden ser admiradas. Mientras que los delitos por subsistencia son condenados con una brutalidad extrema.

omo en toda obra de Kurosawa, el apartado de fotografía, montaje y diseño de producción es de lo más acertado e interesante de la cinta. Pues muestra con una meticulosidad extrema las diferencias entre las tropas o los samuráis nobles. Observamos una deliciosa recreación de todo tipo de kimonos, armaduras y rodaje en exteriores que nos transportan al siglo XVI.

Kurosawa en esta película, se esfuerza en mostrar los horrores de la guerra y las consecuencias de estos. El resultado de las diferentes intrigas políticas se mostrará en el climático final. Aquí, Akira Kurosawa filma la histórica batalla de Nagashino.

El conjunto de la película funciona de forma conjunta y sólida. Kurosawa consigue realizar una panorámica de este periodo histórico. Emplea para ello la interpretación de Nakadai en un muy acertado doble papel. Muestra también el director, la profunda crítica al poder y una visión totalmente antibelicista. Esto no entra en conflicto con la épica que envuelve a la película y a las intrigas políticas que se suceden.

Kagemusha, la sombra del guerrero cuenta también con una acertada fotografía deleitándose en los vistosos colores de los kimonos, estandartes, armaduras y los contrastes de las ambientaciones de interiores y exteriores. El montaje de la película acierta, especialmente en los momentos donde hay salvas de mosquetería. Ya que Kurosawa emplea el montaje para evidenciar la transición de la guerra medieval a la guerra moderna y con ello la letalidad de las armas de fuego.

Podemos concluir con la anécdota que llevó a Lucas y a Coppola producir la película. La falta de financiación del film lo condenaba al desastre. Pero Lucas y Coppola, que tenían en Kurosawa un referente, acudieron al rescate. De esta forma homenajeaban al que consideraban un maestro. Pues ambos decidieron producir la película y ayudar a la distribución de Kagemusha fuera de Japón. El éxito de la película fue tal, que en 1980, se alzó con la Palma de Oro en Cannes, entre otros premios.

Kagemusha, la sombra del guerrero es una de las grandes películas de Akira Kurosawa, una muy interesante reflexión del Japón feudal y un clásico a reivindicar sobre este maestro del cine a nivel universal.

Crítica publicada por Juan Carandell Rojo en Cinemagavia.

https://cinemagavia.es/kagemusha-la-sombra-del-guerrero-pelicula-critica/
JCR
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20 de mayo de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresiona Kurosawa en cada fotograma; nada queda al azar en un despliegue de imágenes de bella composición. Épicas, dramáticas y con un punto de humor, en sus películas Kurosawa desnuda, con su ritmo pausado e hipnótico, el alma humana.
Cabe destacar también el rigor histórico al que se obliga y que pone en evidencia la mayor parte de las producciones del género. Vestuario, decorados, exteriores, actitudes de los personajes: son una ventana abierta al pasado ‘feudal’ japonés y, en el caso particular de esta película, a su enfrentamiento al modernismo occidental, sus armas de fuego y su cristianismo.
bixo
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