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Outrage

Thriller Varios clanes yakuza se enfrentan en una lucha implacable por alcanzar el poder y la protección del Padrino. Durante muchos años, Otomo ha visto cómo progresaban sus colegas: de los tatuajes elaborados y las falanges seccionadas han pasado a las altas finanzas. Dentro de un mundo donde reinan la corrupción, la traición y la venganza, sus esfuerzos por llegar a la cima, o al menos sobrevivir, no tienen fin porque en ese mundo no existen los héroes. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
26 de octubre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Takeshi Kitano labró su fama en el cine de gánsteres, en un género que engloba desde la Yakuza japonesa, la prostitución hasta la policía corrupta. Películas como Sono Otoko Kyobo ni Tsuki (Violent Cop, 1988)o Hana-Bi (Hana Bi, 1997) son una buena muestra de ello. Después de un pequeño periplo donde lo importante para Kitano era la investigación metacinematográfica a través de sus filmes, el cineasta japonés vuelve a rodar en el género de cine negro que le vio nacer. Por si fuera poco, la película de la que estamos hablando, Outrage (Outrage, 2010) ha tenido el suficiente éxito para que Kitano dirigiera una secuela el 2012, retomando parte de los personajes de la primera entrega (los que quedaron vivos).

Y personalmente ya discrepo en este abuso en el que se ve envuelto Kitano. Porque realmente Outrage no aporta nada nuevo dentro del género que el director se ha encargado de cimentar. Da la sensación de que Kitano está inmerso en una espiral de falta de creatividad, de la que no sabe muy bien cómo salir, y por este motivo se dedica a reciclarse en películas que parece haber rodado ya con anterioridad. Outrage no deja de ser un producto, casi industrial, que recoge elementos de sus anteriores películas, en un Frankenstein cinematográfico, que evidencia una falta de interés incluso por parte del propio cineasta. Desde la embarullada trama, una de las señales del cineasta, hasta el propio personaje de tipo duro que interpreta el director mismo (nada raro por otra parte) la película parece un deja vu constante.

Como no podía ser de otra manera, Outrage nos adentra en la historia de la Yakuza. La película presta atención a un conflicto interno que terminará en una guerra civil dentro de la propia organización. Los diversos clanes aspirarán para conseguir el poder. El argumento no tiene demasiado más y seguramente una de las cosas que más se pueden retraer a Kitano es la de ofrecer una película que no cambiará en nada al espectador. Y, ¿Si el arte es incapaz de modificar el statu quo del espectador, qué sentido tiene este último giro en la carrera de Takeshi Kitano?

Sean Redmon[1] analiza al detalle la película, y nos deja bastantes claves. Una de ellas es el aparente minimalismo con el que Kitano rueda la película. No encontramos ningún tipo de alarmes, a pesar de las numerosas secuencias violentas, con tiroteos incluidos que ofrece el filme. Los asesinatos son sin duda alguna bastante parsimoniosos. Otra sin duda es la conciencia que tiene la puesta en escena. La cámara parece tener un discurso propio, que se desarrolla a lo largo del filme. Un gran ejemplo lo describe Sean Redmon en su obra, en la secuencia que tiene lugar en la sauna. En esa escena, el personaje de Kitano elimina al clan rival a punta de pistola. No vemos la manera en la que mueren, porque Kitano (como cineasta) nos deja los asesinatos en fuera de campo. Sin embargo la secuencia no termina ahí, porque posteriormente la cámara nos muestra al detalle las víctimas de la matanza.

Esto sin duda subraya una de las tendencias de Outrage. La violencia (que no es nada nuevo en el cine de Kitano y que se puede rastrear con facilidad en casi toda su carrera) es indisociable del mundo de los Yakuza, y aparece retratada en su máxima expresión en el filme. Las secuencias de asesinatos son reiteradas, clanes que se tirotean unos a otros, torturas etc..Outrage se deleita en una especie de poesía que tiene el objetivo de realizar una oda a la vorágine sangrienta del filme. La película se recrea en no pocas ocasiones en las secuencias en las que el color rojo invade la pantalla.

Otras de las señas de Outrage la encontramos en una extraña narratividad. Como ya se había visto en otros filmes de Takeshi Kitano, el cineasta es poco reticente a utilizar un desarrollo convencional. Ya en Violent Cop, la opera prima del director, nos encontrábamos con una película que prescindía totalmente de la linealidad. Es cierto que Kitano no emplea el Flashback ni recursos narrativos semejantes, pero en Outrage la película nunca es desarrollada de una manera normal. En cierto sentido, la película adquiere la condición de rompecabezas, en la que las diversas secuencias aparentemente poco ligadas entre sí son las que forman la película. Por ejemplo, en Outrage es habitual encontrarnos que de un momento a otro confluyen los diversos Yakuzas sin que parezca haber un orden concebido. Y es que la estructura que emplea Kitano en la película puede crear cierto tipo de confusión en el espectador.

También es cierto que en mi modesta opinión Kitano consigue crear escenas de gran interés, y que el minimalismo que emplea en Outrage funciona, creando una atmósfera particular. Una película simplemente entretenida.

[1] Sean Redmon, The cinema of Takeshi Kitano: Flowering Blood, Ed. Columbia university Press, New York 2013,pp.105
Kyrios
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15 de diciembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta su parte mas brutal, me gusta este tipo de cine, la Yakuza, la mafia japonesa, me encanta este tema.
La verdad es que no es de sus mejores titulos, pero a mí me dejo mas que satisfecho.
Dos clanes enfrentados, embriagados de poder, sin escrúpulos y que la avaricia les llevara a la destrucción, que atrás queda el tiempo en el que la Yakuza era honor, lealtad y fidelidad, eso ya es tiempo pasado ahora solo hay violencia e intereses. Para eso Kitano es un maestro, la disfruté. Un placer.
Megustaelcine
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25 de julio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Kitano se la pela. Y a mi también. Y a los de Estopa parece que también le da igual si llueve o nieva. A Kitano no va a venir nadie ahora, por muy "escribo en Variety, cuenta verificada en twitter" a decirle como hacer SU cine. Porque sólo él es dueño de su obra y cero problemas para aclarar las cosas como son. Kitano dijo en aquella sacada de chorra que tituló "Glory To The Filmmaker" (2003) que el director de esa película (él mismo) era (literalmente) gilipollas por abandonar el estilo de cine que mejor se le daba: Las pelís de Yakuzas. Kitano siempre un paso por delante de sus haters. Más talibán del señor del tic en el ojo que Cristobal Soria de los tíos.

Los tíos.

Aquí están los tíos. Y tíos hay muchos. Y las mujeres de florero. Típico. Y a Kitano se la sigue pelando. Porque lleva décadas poniendo a Susumu Terajima en sus pelís haciendo de Yakuza (o policía, para Kitano no hay termino medio), incluyendo incluso un pequeño cameo en Aquiles y la Tortuga que bien creo/supongo/intuyo que la única explicación por la cual esa escena está en el film es debido a que Takeshi no podía dar por finalizada la película si no había algo relacionado con yakuzas. Sus Yakuzas. Su cine. Y al Susumu llamó corriendo Kitano para salir 1 4 segundos en pantalla metiendo una hostia y poniendo esos morritos tan carismáticos que hacen que se pronuncie todavía más mi bisexualidad asexuada. Supongo. Pues va el cabezas de Takeshi años después y se monta un trilogía de pelis de yakuzas y no cuela ni un mísero nanosegundo en pantalla del Sr. Terajima en ninguna de ellas. A tomar por saco. En su lugar mete a Miura.

Hablemos de Miura.

A mi Miura me cae muy bien. Miura es un señor que lleva casi 5 décadas viviendo de que su mujer sea Momoe Yamaguchi (una DIOSA que literalmente ha hecho más dinero estando en el sofá de su casa desde su retiro a principios de los 80s que su marido trabajando en multitud de películas desde entonces). En una sociedad sutilmente machista como la japonesa, que tu mujer ganase más que tu (y más en aquel tiempo) era motivo de sonrojo para cualquier hombre. Pero no para Miura. Para él, que su mujer fuese (y siga siendo) una de la personas más conocidas y amadas de Japón (tanto es así que se oye comentar a las gentes del lugar que si Momoe decidiese un día volver a los escenarios, literalmente se necesitaría un estadio entero para atender la demanda que habría de entradas. Poca broma. Ni la Orquesta Panorama en Galicia) es motivo para estar orgulloso sin importar que eso te coloque en segundo, tercer o trigesimocuarto plano debido al nombre de tu mujer.

Y yo aquesto lo valoro.

Kitano también asemeja valorarlo. No tanto parece ser el señor Charles Boyer. No te enrolles Charles Boyer decía Carlos Boyero. Que gilipollez de párrafo estoy escribiendo diría Carlos Boyero si yo fuese él. Gilipollez también es lo que piensa Boyero que es esta película. Pues bien. A Boyero no le gusta, entonces buena dirían los listos de twitter cine aka señores con barba que por haber visto el coño de la Sharon Stone en pantalla grande porque perdón por nacer en el 93 y no en el 73 ya tienen una opinión más valida que la tuya. Yo ya viera el toto de la Stone antes de hacer la comunión, tu tuviste que esperar 20 años. Payaso. Vox Smith también es gilipollas. Y mira, si a Kitano le mola que Boyero le insulte pues a mi también. Si al final en 89% de escenas de Takeshi son Carlos Boyero un jueves cualquiera en el bar de la esquina. Valors.

¿De qué va esta película? Pues de Yakuzas y sus cosas de Yakuzas. Rollos muy de ellos sobre luchas de poder, asesinatos entre hermanos (influencia borbónica supongo) , señores de Ghana que montan casinos y Kitano en el papel de M. Rajoy en el papel de Kitano revisando que todo vaya como dios manda. Lo de Rajoy no lo digo por decir, hay un momento de la película donde uno de los personajes le dice a Kitano algo así como "tú y tu gente llevais años cometiendo crímenes y siempre actúas como si no supieras nada". Vamos, es que hasta el maestro japonés se influencia de un gallego. Joer. Dan ganas de votar al BNG.

La película gira en torno a los movimientos que el lider supremo de la organización (aka Floper) manda ejecutar a sus marionetas para mantener la paz y armonía en la banda criminal siempre con cara de estar rememorando y/o reconstruyendo sus años en chándal mizuno y nunca volver a ser tratado de tu, sino de usted. Obviamente todas sus actuaciones penden del hilo de sus propios intereses. Y vamos que la película se tira el rollo mafioso que ni PACMA defendiendo el cambio de piel del zorro albino durante aprox dos horas. Lo mismo da a decir verdad, mientras tengamos a Takeshi matando con cara de quien está comprando bonos del estado y excelentísimos tatuajes nunca carentes de estética todo lo demás es aguantable.
Count Bonebreaker
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7 de diciembre de 2012
14 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno...

Sinceramente, si esta película la hubiese hecho cualquier director de serie B no sería tan considerada la crítica, pero los fans de Kitano son eso, fans, y todo lo que haga tendrá una explicación. A mi personalmente me pareció una basura de película, lenta, aburridísima, con planos absurdos que no dicen nada, con una trama simple subordinada a la sangre y la violencia. Un producto de serie B total, con un lenguaje cinematográfico pobre, como si ser Kitano te da permiso para hacer un truño y decir que es 'innovador' o cualquier otro atributo de cinéfilo gafapasta que cuanto más rara e incomprensible sea una película, más mola.

Se puede empezar a hablar de Kitano
Xisbaum
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25 de septiembre de 2019
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he entendido nada, en parte porque un occidental no distingue bien quién es quién entre los japoneses. No es que me parecieron todos iguales, sino todos distintos pero no distinguibles.
Luego me di cuenta de que la trama era lo de menos, que era lo mismo quién hacía qué.
La película está amenizada, es un decir, de escenas de mutilaciones varias, con mucha sangre. También da la mismo. No se lo coge cariño a nadie y da igual lo que le hagan. Son todos asesinos..
Pero claro, como es Kitano puede hacer lo que quiera...
Kitano o no Kitano esto es bastante bodrio.
Se pasan la película chillando y dando empujones, puñetazos y patadas.
yoparam
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