Haz click aquí para copiar la URL

Outrage

Thriller Varios clanes yakuza se enfrentan en una lucha implacable por alcanzar el poder y la protección del Padrino. Durante muchos años, Otomo ha visto cómo progresaban sus colegas: de los tatuajes elaborados y las falanges seccionadas han pasado a las altas finanzas. Dentro de un mundo donde reinan la corrupción, la traición y la venganza, sus esfuerzos por llegar a la cima, o al menos sobrevivir, no tienen fin porque en ese mundo no existen los héroes. (FILMAFFINITY) [+]
1 2 3 4 5 6 8 >>
Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
13 de octubre de 2010
42 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras sus dos últimas películas (Takeshis y Glory to the filmaker), dos deconstrucciones autorreferenciales totalmente inclasificables, Takeshi Kitano ha regresado a la convencional senda del cine de género (en concreto, al cine de mafia japonés o yakuza eiga), algo que con toda seguridad valorarán muchísimo los seguidores del apreciado director nipón.

Más allá de esta evidencia, lo primero que salta a la vista es que lo nuevo de Kitano es imperfecto a nivel de guión y, por tanto, insatisfactorio a todas luces en cuanto a las expectativas que pueda haber levantado entre la parroquia cinéfila.

Quien espere ver en Outrage un drama tan bien resuelto y planteado como Sonatine, Brother o Hana-Bi, que se desengañe, pues se trata de una película innecesariamente larga, de narrativa errática y gratuita, y con un confuso excedente de personajes.

Mientras servidor visionaba Outrage, tenía la sensación de que me encontraba ante una sucesión interminable de traiciones y contratraiciones que no respondía a ninguna lógica causal, más que la de retratar sin demasiada convicción la alocada autofagotización de una organización mafiosa. Es decir, Outrage empieza en un punto indeterminado y acaba tras 109 minutos de metraje, pero también podría acabar 20 minutos antes, como prolongarse dos escenas más o continuar hasta el infinito...

¿Provocación? ¿Desidia? Nada de lo que Kiitano realiza últimamente tiene una respuesta fácil. Eso sí, los sorprendentes repuntes de violencia que Outrage ofrece son impagables, y sólo por eso merece ser visionada.
FERNANDO BERMEJO
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
27 de diciembre de 2010
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver "Outrage" es asistir a un tour de force en el que Kitano se decide a tocar todas las teclas del piano sin fallar a la hora de hacer sonar la melodía. Dicen las malas lenguas que es ésta su respuesta a todos aquellos que pedían que volviese a hacer cine sobre la yakuza, un "dejadme en paz de una vez". Viendo "Outrage" no se sabe muy bien qué ha pasado con Kitano pero desde luego este no es, ni mucho menos, un trabajo de un autor cansado u obligado a hacer algo contra su voluntad. Por contra, es un film casi crepuscular, que reinventa la obra de un realizador clave del cine asiático contemporáneo, y que se mira en los clásicos para formular un ejemplo de cine que ya no existe. Kitano se convierte en un Coppola, en un Peckinpah, en Fukasaku. Y se atreve a establecer un juego de espejos, mezclando la sobriedad con la autoreferencia, sin caer en lo cómodo en ningún momento.

"Outrage" se inicia con un plano secuencia lateral en el que vemos a un montón de hombres trajeados esperando que pase algo. Cuando la cámara llega hasta el extremo izquierdo, vemos a uno de esos hombres dándose aire con un abanico de color chillón. No cabe duda: es un film de Kitano. Su extraño sentido del humor aparece en forma de destellos pero lo que predomina en su nuevo trabajo es la seriedad formal, el desarrollo de un buen puñado de personajes que desde el primer momento sabemos que no tendrán un final feliz. La película es una tragedia: dos clanes yakuza enfrentados, un jefe de distrito que sólo busca su propio bien, manipulando según le conviene, hasta que las cosas se le escapan de las manos. Venganza y rencor, balas como metáfora de la poesía descarnada; sangre para purificar, en lugar de agua. "Outrage" muestra a un Kitano que, cual Tarantino, ha sabido recoger sus influencias y condensarlas en un film hermético, en el que no faltan demasiadas cosas y que por contra, es sumamente generoso con el espectador.

Personalmente creo que la gran película de Kitano sobre la yakuza sigue siendo la injustamente infravalorada "Brother" (2000), por mezclar su sentido del humor con una historia apasionante, y cerrar con un bellísimo final. Pero "Outrage" no sólo queda cerca sino que en los aspectos formales incluso la supera (qué dominio de la cámara, cómo maneja Kitano el ritmo), si bien su frialdad puede jugarle en contra si se busca en su nuevo trabajo otra "Hana-bi" (1997), cine más cálido, sí, pero en mi opinión, no más bello, ni de más calado, que la presente. Con “Outrage 2” en producción sólo queda esperar a que Kitano salga airoso de su primera secuela y nos entregue otro ejercicio de estilo tan apasionante como el presente. El año que viene, saldremos de dudas.
Caith_Sith
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
14 de octubre de 2010
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Huelga decir que el título no alude directamente el último título de Kitano, que no hace referencia a su calidad, sino a ese personaje construído por un cineasta que, tras una década sin pisar el terreno que mejor llegó a manejar (con claras excepciones como "El verano de Kikujiro" o "Zatoichi"), vuelve para ofrecer otra clase magistral sobre quien sigue siendo su mejor apuesta a día de hoy, y es que por Kitano no parecen pasar los años. Más o menos lírico, mantiene un estilo que le ha sido afín desde sus primeros trabajos, y que en "Outrage" da los frutos deseados: la yakuza sigue abriendo sendas en la consecución de su cine, y los resultados continúan demostrando que, pese al agotamiento que dejó entrever en forma de parodia el propio realizador japonés, su trabajo vale su peso en oro.

Como ya dije, cierto es que aquella lírica mostrada en otras obras de referencia como "Hana-bi" desaparece aquí, pero sin embargo, las idas y venidas de sus personajes dan pie a una de esas cintas que bien podría rememorar los cánones de aquella mafia ochentera que tan gratos trabajos dejó, eso sí, todo tras las inequívocas características del señor Kitano. Su ritmo continúa rozando la contemplación, su humor peculiar salpica el film de cuando en cuando (y, por suerte, deja de concentrarse en la figura interpretada por Takeshi), y la violencia sigue salpicando de cuando en cuando la pantalla, sin dar pie al exceso gratuito.

Otro de los componentes que mejor funcionan, es que el personaje de Ôtomo no tenga la manija de la cinta en todo momento, y gracias a ello se de paso a momentos tan curiosos como funcionales: y es que aquí Kitano no se empeña simplemente en seguir los pasos de un protagonista, más bien muestra una guerra entre clanes, salpimentando lo que perfectamente podrían ser sus tiempos muertos con momentos y nuevos personajes que saltan a la palestra para dar aire y espacio al film.

Finalmente, y como esas obras a las que ya hice referencia antes, el tramo final compuesto es tan compacto como sorprendente, pues no sólo el director se deshace de un dramatismo que no hubiese acompañado como es debido esos mintuos, sino que además los resuelve con una pericia digna de elogio, donde todo termina siendo lo que no pareció, y ese yakuza en horas bajas concluye con un epílogo que le deja a uno sentado, y con ganas de más.
Grandine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de mayo de 2011
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kitano ha vuelto, gritan muchos. Nunca se fue del todo, responden otros.

Y yo, tras las noticias de su celebrado regreso, fui personalmente a verlo. Kitano, ese viejo amigo que tras un largo viaje, parece por fin descansar en sus orígenes. Pero algo ha cambiado. Me acerco a él y lo encuentro, como decían en ese libro de aventuras de piratas, islas y tesoros, más viejo, más cansado, y algo más sabio. Y mucho más cruel. No, este no es el Kitano que nos dejo hace 10 años. Ni él, ni sus Yakuzas, son ya los mismos.

No hay rastro de romanticismo, no queda nada de esos Yakuzas que podían identificarse como samuráis urbanos con pistolas que siguen un código. El código ha muerto. ¡Viva la Yakuza! Ya no hay fidelidad, ni amistad, ni amor, ni una muerte triste y dulce a la orilla del mar. Kitano ha vuelto, el de siempre, más cambiado que nunca.

En un momento de la cinta queda explicado verbalmente por si alguien no se ha enterado de que va la cosa; la vieja Yakuza ha muerto. Todo ha cambiado. Todo es más negro, más cruel y sin atisbo de cierto romanticismo al que nos tiene habituados Kitano. Los viejos códigos ahora son una pura formalidad. Recuerda y mucho a Brother, la anterior cinta de Yakuzas del director hace diez años, pero es (incluso) mucho más negra que esta. Kitano ha dejado algo aparcado el humor que le caracterizaba, por mucho que sale con cuenta gotas en determinados momentos de la cinta.

Todos se matan sin pestañear, formando parte de un juego del que no son más que peones. Muerte, muerte, muerte y más muerte...una pura formalidad.

Ya es oficial. Kitano ha vuelto.
The_End
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
21 de diciembre de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie, absolutamente nadie (probablemente ni él), sabía en que iba a desembocar su cine tras sus últimas películas que versaban sobre el arte y su creador.
Tras el reciente visionado de esta Outrage, sigo sin saber en qué puede acabar o cómo su carrera. Lo que está claro es esta película probablemente sea la más dura del director. No existe el reverso lírico que podíamos ver en Hana-Bi (1997) o Brother (2000) en este nuevo Kitano.
La violencia estalla en el film dentro de plano o fuera del mismo, donde todo se paga muy caro. Los yakuzas son seres inseguros, donde la muerte espera en cada esquina y donde no existe un protagonista que no sea el ''jefe yakuza'' moviendo sus hilos. Quizá por eso Kitano no sea el eje central del film en este caso. No le interesan protagonismos a estas alturas, y quizá ahora se da cuenta de que solo existe ''un'' protagonista; el poder.
No sabiendo qué camino recorrer ni el nuevo paso que dar Kitano, vuelve a su lugar de origen siendo más cercana a Violent Cop (1989) o Boling Point (1990). Pero el que regresa a casa es otro Kitano, más maduro y depurado. ¿Quizá vuelve a casa para quedarse? Describe la corrupción imperante en Japón, y los ecos de su eterna crisis económica resuenan en sus paisajes y personajes. Incluso la narración parece agónica, pasando de escena a escena tiñendo lentamente el objetivo de negro.
Muy recomendable película, donde Kitano se desnuda, mostrando su reverso más oscuro y depresivo de toda su filmografía.
Johnwilliams
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 6 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow