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Conciencias muertas

Western. Drama Nevada, 1885. Gil Carter (Henry Fonda) llega a una pequeña población del oeste en busca de su antigua novia, una mujer de dudosa reputación. Le acompaña su amigo Art (Harry Morgan). La inesperada noticia del asesinato de un conocido ranchero provoca que, ante la ausencia del sheriff, se forme un grupo de linchamiento del que tanto Gil como Art formarán parte. (FILMAFFINITY)
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
6 de enero de 2008
29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué lástima que George Bush y su equipo no se hubieran puesto a ver este excelente film antes de tomar la decisión de invadir Irak y causar las muertes y el desbarajuste que han causado! Sin duda, esta cinta de "Incidente en Ox Bow" la tenían bien a la mano como para tomarla como un sabio consejo de bajo coste que había que considerar en vez de lanzarse a la tremenda a matar y disparatar, y luego pasarse el resto de sus días arrepintiéndose.

Wéstern sorprendente centrado en un incidente contra la moral, la legalidad, la justicia y la Humanidad, de apenas una hora y quince minutos, que si en lugar de W.A. Wellman lo hubiese firmado John Ford, todo el mundo llevaría décadas emitiendo elogios sobre su contenido, como hacen con el film "La diligencia" o "El hombre que mató a Liberty Valance". Pues bien, "Incidene en Ox Bow" no desmerece en nada a esos citados y mucho más ensalzados wéstern. Cierto que es mucho más sobrio, crudo y restregador autocrítico sobre las propias conciencias norteamericanas, acerca de creerse los justos, los buenos, los civilizados o los que tienen la verdad de su lado; pero es, no cabe la menor duda, un film de gran calidad e importancia.

Mención especial merece el actor Dana Angrews, que interpreta de manera intensa y conmovedora a un vaquero de nombre Donald Martin, a quien un grupo linchador lo toma como culpable junto a dos compañeros más de un supuesto asesinato y robo. Dana Angrews, sin duda realiza el papel más impactante en este film, sobre todo porque el grupo que desea lincharlo le concede que pueda despedirse de este mundo escribiendo una carta a su esposa e hijos, carta donde se resume el mensaje concienciador y crítico del film, según el cual el ser humano no puede tomarse la justicia por su mano, porque: ... (ver zona spiler):

En definitiva, toda una lección en pro de la LEGALIDAD y la JUSTICIA; revestidas éstas con el tono evidentemente moral y religioso que conlleva la condición humana.

Estamos ante un film digno de verse y reflexionarse. Contiene unas hechuras y unos detalles que lo sitúan entre las raras películas que no tuvieron éxito ni fueron consideradas en el momento de su publicación, pero que a la larga resucitan como merecen, por ser lo que son: obras con mucha sustancia y arte magistralmente modelado.

Fej Delvahe
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fej Delvahe
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24 de febrero de 2011
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sumo a la lista de usuarios que opinan que "Incidente en Ox-Bow" es el western favorito de Clint Eastwood, y añadiría también que muchas megaproducciones actuales desconocen este título y que muchos directores de cine con renombre no parece que la hayan visto nunca. Que tomen notas los virtuosos de los píxeles y del 3D, con las ideas claras aquí se hace cine con mayúsculas, se ofrece una historia verdadera que cualquiera puede sufrirla y las sutilezas que Wellman usa deberían formar parte del manual obligatorio del realizador de cine.

Contar con Henry Fonda es como tener en el equipo de fútbol de tu barrio a Messi, sea como sea tienes al mejor del mundo y eso cuenta una barbaridad. Cada vez me doy cuenta de que es el mejor actor que ha dado el cine, lo diría mil veces y no me quedaría a gusto, es para mí lo más grande que ha parido el cine, su presencia, su mirada, sus gestos, explican más que sus palabras, tenerlo actuando delante, en la pantalla, es a lo máximo qu puede aspirar cualquier actor, no hay nada más por encima suyo, supone el límite máximo de perfección.

Hay más, muchísimo más en estos 72 minutos, muchas de las cuales no se ven estrictamente: la carta ("Querida esposa..."), las sombras de los cuerpos ajusticiados, la moralidad y la infamia de los paletos consumidos por el alcohol, el militar cabecilla y su despedida. En fin, los galopes de los caballos aparecen aquí como en pocas del género, (dan ganas, es verdad, de vender el coche y comprarse un pura sangre...) y eso suma, suma mucho. Es fácil caer en el debate de la legalidad, la justicia, todos tenemos las mismas ideas, con "Incidente en Ox-Bow" tenemos un ejemplo más, excelente ciertamente. Y cuenta con Henry Fonda, poco más se puede pedir.
Luisito
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10 de julio de 2007
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es importante para poder valorar adecuadamente "Incidente en Ox-Bow", tener en cuenta el momento de su producción. En efecto en 1943, Estados Unidos estaba ya dos años en guerra, Europa, el norte de África y el extremo oriente estaban sometidas en una lucha entre las democracias occidentales y la U.R.S.S. por un lado, y el eje por otro. Durante los últimos años de la década anterior a la política militarista de alemanes, italianos y nipones, las democracias habían reaccionado con cobardía mirando para otro lado mientras aquellas ensayaban sus potentes máquinas de guerra exterminando de paso a algunas de las jóvenes democracias de Europa (Checolovaquia, España...) o incluso firmando infames pactos para tratar de evitar un enfrentamiento y de paso sacar tajada (Pacto germano soviético).
La película está rodada dentro de los cánones que la economía de guerra estaba imponiendo en los grandes estudios de Hollywood, pese a lo cual posee un encanto propio de las películas de serie B y además nos hallamos ante un sorprendente gran reparto (Fonda, Andrews, Quinn en un pequeño papel, etc...).
El recurrido argumento de las películas del oeste de enfrentar el nuevo y el viejo orden, toma en este film un aspecto actual crucial; una partida se lanza tras la persecución de los asesinos de un ganadero, no nace en ellos la intención de impartir justicia sino la de llevar a cabo un linchamiento, una venganza, un acto criminal movido por instintos violentos. Para ello, pondrán en marcha un mecanismo que les legitime, pese a su evidente ilegitimidad, nombrados ayudantes de un "scheriff" ausente por el propio ayudante, configuran un auténtico golpe de estado, al que contribuyen con desacato ante el juez, impotente ante la fuerza bruta, y el autonombramiento de jefe de partida de un antiguo militar sudista (rebelde por lo tanto) que no duda en enfundarse su inmaculado traje para ponerse al frente de tan temible grupo.
"Incidente en Ox-Bow" se convierte así en un alegato antifascista, una llamada a la conciencia humana como fundamento de la ley que el ser humano debe de imponer. Con ello, Wellman repudia de manera solemne aquella ley llamada a convertirse en argumento del violento, del enfermo, del paranoico, pues está no puede nacer de la conciencia reflexiva del individuo y, además, será capaz de arrastrar a la sociedad total o mayoritariamente, hacia el crimen, la guerra o el racismo.
Pese a su tono evidentemente menor, "Incidente" es una película siempre secomendable en cualquier tiempo.
polelo
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13 de abril de 2009
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ningún comentario puede estar a la altura ni de las imágenes, ni de la carta que escribe Dana Andrews, cuyo contenido revela Henry Fonda al final de la película. Lo cierto es que Wellman es un gran desconocido, pero un director tremendo que tocó, con evidente fortuna, muy diversos géneros. Ver si no “Beau Geste”, “Caravana de mujeres”, “El enemigo público” o “Alas”. Aunque, sin duda, su obra maestra es este amargo y demoledor “Incidente en Oxbow”, uno de los mejores westerns de la historia, y también una de las mejores películas que he visto. Te atrapa desde el primer momento y te sumerge en la trama sólo con tres frases y su magnífica fotografía. Pero logra lo que sólo está al alcance de las grandes obras, te impacta de tal manera que estás dándole vueltas al trasfondo de la misma durante mucho tiempo. Interpela de forma directa a la esencia moral de cada persona. Creo que el hecho de que esté basada en un suceso real es accesorio, como también pienso que no es tanto un alegato contra la pena de muerte, tan arraigada en la cultura norteamericana y en el western, como una condena de la pura venganza irracional. Además, es uno de los ejemplos más brillantes que demuestran el aforismo de Gracián: por buena y por breve, dos veces buena. Imprescindible.
Shinboneniná
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5 de noviembre de 2015
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claro, uno ve un películón como el que nos ocupa y no puede por menos que acordarse de bazofias como "La naranja mecánica", "El precio del poder" o, la más reciente, "Doce años de esclavitud", que basan toda su estrategia creativa en mostrarnos violencia salvaje y nauseabunda, litros de sangre y personajes abyectos, crueles y deshumanizados (lo que vienen a llamarse auténticos hijos de p...)
El amigo Wellman saca el repertorio que caracteriza a los grandes directores de cine (cuando era cine de verdad) y nos regala una soberbia lección cinematográfica que hace del séptimo arte el primero: todos los planos perfectamente estudiados, no para confundir al espectador ni inflarse de autocomplacencia, sino para potenciar la historia; apoyarse en un magnífico guión de Lamar Trotti; aprovechar de manera admirable la austera y fantasmagórica puesta en escena; sacar el mejor partido de unos protagonistas y secundarios absolutamente creíbles; imprimir al desarrollo de la historia una soberbia fuerza narrativa, etc.etc. Y, ANTE TODO, lacerar nuestro corazón a base de gestos y miradas de los protagonistas, de palabras, de sutilezas visuales, de flotante poesía, de amarga sencillez, de silencios brutales, de estruendosos reproches.
No hay sangre, no hay tacos, a nadie se descuartiza. Sólo una carta. El maldito Wellman sólo necesita una carta y la mirada baja de unos sucios vaqueros en la barra de un bar. Es la jodida diferencia (usando el lenguaje que a tantos gusta) entre salir del cine vomitando o con la conciencia más zarandeada que la ropa de la lavadora.
el chulucu
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