Exiled

Después de darse a conocer en todo el mundo con cintas como la aplaudida Election o Breaking news, el realizador hongkones Johnnie To, logra aquí su mejor resultado, en una película tan profunda, como amena e, incluso, cómica.
El film, comienza de un modo un tanto desbaratado, pues hasta que el espectador no logra agarrarse a la trama, el relato puede ser algo despistado, incluso embrollado. Como ya viene siendo normal en los trabajos de este director, el ritmo es lento, parsimonioso, con una presentación de personajes detallada y concisa, con algunas situaciones desarrolladas con sobriedad y excelente temple e, incluso, con momentos cargados de buen dramatismo, cosa que le viene magníficamente a la cinta.

En esta, empezamos a vislumbrar la madurez en pleno auge de To como cineasta, pues los encuadres son dominados a la perfección, así como el manejo de cámara, la atmósfera, en algunos casos, está verdaderamente lograda, la escenografía resulta cuidadísima, cosa ya habitual en este cineasta, así como el uso de una maravillosa iluminación, que culmina una gran labor en determinados instantes, y, en último lugar, nos topamos con una BSO magnífica, a la altura de los demás factores, que sólo hace que poner la puntilla final a lo que es una notable obra.

Todo ello, acompañado por un guión muy bien dosificado, que sorprende por su solidez, la resolución de distintos entuertos y, en especial, las escenas de más acción, donde parece que cobra su punto álgido.
Intérpretes y director, firman de este modo, una de las propuestas más emblemáticas y portentosas que servidor haya podido ver últimamente, haciendo del resultado final un cóctel que resultará totalmente disfrutable para los amantes del thriller más potente y bien diseñado, sin llegar a contener muchas falencias, excepto quizá un inicio un tanto endeble, por confuso y desaliñado.

Tampoco hay que olvidar algunas de las secuencias que contiene, como la final, por ejemplo, de esas que hacen disfrutar al espectador por la versatilidad que añade el director, sabiendo jugar con elementos más ocurrentes de los que se acostumbran a usar con normalidad.
Ojalá siga en esta linea Johnnie To, que tampoco dejó indiferente con Election II en Sitges y cada vez va medrando como un artesano mejor y más grande que en sus anteriores films.
Sin lugar a dudas, muy disfrutable.

Traición, disparos a lo Woo sin cámara lenta, largos impases de ritmo moroso, diálogos sin interés, algunas ideas de puesta en cámara interesante, una historia ya muy vista...

...y nada que destacar.

Sin nigún interés.

Pólvora de juja sin guión. Impases de conversaciones, personajes y situaciones de "tontolbote" entre secuencias con balas, pretendiendo a toda costa el fashion. Me ha parecido leer por ahí algo sobre "Grupo salvaje" y Peckinpah, sí y yo soy Macrobio XVII el próximo papa pelirrojo y comenzaré mi papado ordenando que metan maría y unos chorizos en el botafumeiro.

Bazofia de videoclip de la que hay quien saca grandes enseñanzas relacionadas con la amistad, el honor, la cobardía y las de dios, pero yo solo veo mamarrachismo crónico y vergüenza ajena.

El viejo Sam es a la épica y lírica violencia, lo que el insigne To a la cabra y el organillo. Este no es el camino de ninguna renovación.

Dos asesinos a sueldo esperan a Won, una vez comprobado que no está en casa, donde su mujer también le espera. Otros dos asesinos de otra mafia se agregan cuando Won llega a casa y después de cortos diálogos se lían a tiro sin que nadie quede herido. Decide arreglar sus asuntos en un restaurante con la presencia de dos jefes mafiosos pero la mala suerte hace que Won muera en un tremendo tiroteo en el local. Los otros heridos los llevan a un medio médico que trata de curarlos, no sin tiroteo en la consulta del matasano. Cuando lleva el cadáver para entregarlo a su mujer, esta la emprende a tiros con los mafiosos. Estos tiene que escapar por patas y en el viaje a ninguna parte descubren una caravana con un furgón bancario que transporta oro. Tras un enorme tiroteo el capitán de la caravana se hace con el botín que llega a repartir con los mafiosos. La mujer de Won sale en busca de los asesinos de su marido y, después de algunas indagaciones, descubre que se alojan en un hotel y allí decide acaba con las dos bandas. Último y definitivo tiroteo donde muere hasta el apuntador.

Película sin argumento, ni fuerte ni flojo, diálogos inexistentes largos e inexpresivos silencios y tiros, muchos tiros, una barbaridad de tiros que suenan como cohetitos de ferias. El director se debería de haber preocupado de decirnos algo sobre estas mafias: si trabajan por las mañanas o por las noches, a qué dedican el tiempo libre, la tarifa de los encargos. Y otras cosas que tanto gustan a los espectadores. Una calamidad de película.

Creo sinceramente que hay detalles en la película que hacen que no te la puedas tomar en serio, aunque en mi caso particular seguramente no me pude quedar con todos, ya que hubo partes de la película que las pasé durmiendo (esto me pasa por verla un sábado después de comer, que te pueden las ganas de siesta). Menos mal que de vez en cuando hay tiros para despertarte.

No conozco a este director y mi experiencia con el cine oriental es bastante limitada, pero ahí van dos detalles que me parecen algo absurdos para una película que pretenda ser seria: