Terminator 2: El juicio final

No puedo evitar recordar, cada vez que pienso en esta película, la primera vez que la vi con la tierna edad de 9 años, edad en la que me tragaba incansablemente, una y otra vez, todas las películas de Disney que había en mi casa y... Terminator 2. Me causó tal impacto que jamás podré borrarlo de la memoria. Se trata de todo un icono en el cine de acción, un clásico imperecedero en el que se muestra otra visión apocalíptica del futuro, esta vez gobernado por máquinas, y la lucha del hombre por sobrevivir e impedir que la raza humana sea exterminada por sus propias creaciones.
Schwarzenegger, en su más destacado papel, interpreta en esta película al Terminator enviado a través del tiempo, reprogramado y encargado de proteger al que será el futuro líder de esa resistencia, en una encarnizada batalla sin descanso y con grandes dosis de adrenalina durante todo el espectáculo que satisfacen plenamente a cualquier aficionado del género de acción o de ciencia-ficción. La puesta en escena así como los efectos especiales y la banda sonora son extraordinarios, más que dignos de los Oscar que recibió. Sobre todo, lo anterior resulta más espectacular teniendo en cuenta que se trata de un film de principios de los 90.
En fin, gran película que estará siempre en mi corazón. Inolvidable.
(PUNTUACIÓN: 10/10)

El éxito de “Terminator” hizo inevitable que Cameron repitiera con una segunda película, vista eso sí desde una perspectiva diferente, puesto que el director se había labrado un prestigio que le permitía abordar esta continuación con un presupuesto que se dispararía por lo complicado y novedoso de sus efectos visuales. El resultado fue sencillamente espectacular, la película batió récords de recaudación y conquistó a público y taquilla por igual con un film espectacular que respetaba por completo al original pero elevando el grado de preponderancia de aquella. Es curioso que las segundas partes rodadas por Cameron (Aliens y Terminator 2) hayan generado debates sobre si eran incluso superiores a sus originales, rompiendo de esta manera el dicho de que “segundas partes nunca fueron buenas”. En general se trata de un film que desborda la pasión y entusiasmo de su director por hacer las cosas bien, aportando siempre algo nunca visto, en este caso sus novedosos y todavía hoy fascinantes efectos visuales.

A pesar de que "Terminator" no recaudó demasiado dinero, recaudo el suficiente como para que Cameron apostara de nuevo con una secuela con los mismos ingredientes de la primera, pero con algunas mejoras.
-En "Terminator 2" se desarrolla un guión mejor elaborado, más dinámico.
-Los actores principales son prácticamente los mismos: Linda Hamilton como Sarah Connor; Edward Furlong como el hijo de de Sarah, el futuro comandante y Schwarzenegger en su mejor interpretación, interpretando al anticuado T-800.
-La banda sonora es bastante mejor que la de "Terminator", con algunos fragmentos realmente geniales.
-Pero la mejora más jugosa se encuentra en el apartado técnico, sobre todo en el uso de la nueva tecnología digital: El montaje, los efectos de sonido y sobre todo en los efectos especiales. En este último apartado demuestra unos efectos tan asombrosos (sobre todo en las apariciones del genial T-1000) que cabría decir que fueron una auténtica revolución.

Pues si Cameron podía mejorar la película original, sin duda lo consiguió, además con unos enormes resultados de taquilla.

Por último queda decir que se llevó 4 oscars en 1991 todos respectivos al asombroso apartado técnico.

No hay nadie como el señor Cameron para esto del cine de acción. Nadie mejor que él sabe entender lo que el público pide en este tipo de películas y no se aleja jamás del más puro y basto entretenimiento mezclando de forma magistral ingredientes básicos de una película de acción como el humor, las escenas espectaculares o los diálogos cargados de sarcasmo. Y para ello da igual que el argumento sea inverosímil, como el ejemplo que hoy nos ocupa. Al salir del cine no recordarás la mayor parte de la trama, ni falta que hace.

El elenco de actores da la talla. No hay duda de que Cameron acertó de lleno al dar el papel de Terminator al gran Arnold. Quien mejor que el gobernador de California, paradigma de la expresión conocida como “cara de cartón”, para interpretar el papel de un robot que ni siente ni padece, al menos en un principio.

Terminator 2 nos regaló algunas de las mejores escenas de persecución del celuloide. Recordaba por todos es la famosa escena del canal en la que Edward Furlong intenta huir en su vespino del T-1000 con poco éxito hasta que Chuache sale a su rescate. Bueno más que Chuache su doble, al que se puede identificar claramente en la película, más que nada porque es rubio y su parecido con Mister universo se limita a tener unas espaldas como un armario de dos por dos.

Pero si algo nos regaló Terminator 2 son diálogos para la historia. “Sayonara baby” (“Hasta la vista baby” en su versión original) fue considerada entre las 100 mejores frase del cine por la American Film Institute y no es de extrañar.¿Quién no la ha soltado alguna vez entre risas con los amigos?.
Pero mi favorita es la también celebérrima “Ahora se por qué lloráis, aunque yo no pueda”, que cierra una película de acción redonda a la que no le falta de nada.

La recomendaré hasta el día que me muera.Cine con mayúsculas para toda la familia.

El otro día iba solo en mi coche por la A-5 dirección Talavera por motivos que no vienen al caso, cuando veo hacia la izquierda entre los chaparros, a lo lejos, una gran esfera brillante.
Justo al llegar a la altura aparece un control de la Guardia Civil en mitad de la autopista.
En un principio freno, pero inmediatamente reconozco al agente que me da el alto. Piso el acelerador a fondo y me salto el control de cero a 120 km/h en dos segundos. Miro por el espejo retrovisor y veo que detrás de mí viene corriendo a toda hostia el guardia civil. Aprieto a tope el acelerador y lleno de estupor observo que el agente se acerca.
Voy a 200 km/h y el cabrón sigue acortando distancias. El acojone es máximo. Corre con una seriedad absoluta, como si no le costara trabajo.
De lo deprisa que va, el tricornio le sale volando. Ya no puedo ir a más velocidad de la que voy, 250 Km/h, cuando el tío se agarra al maletero y se sube al coche con una facilidad pasmosa. Rompe el cristal trasero, se mete dentro y al segundo está a mi lado.
Levanta la bota entre mis pies y pisa el freno con fuerza; el coche derrapa y nos salimos de la carretera por encima del quitamiedos. El airbag se me estampa en la cara mientras damos 28 vueltas de campana.
Entre tanto golpe terrorífico me dice el tío:
-¿Qué te creías, pelagre, que te ibas a escapar? -A todo esto, diciendo yo que sí con la cabeza de tanto retumbar, saca de la guerrera el talonario de multas y el boli y añade-: Me vas a estar debiendo puntos hasta el año que te jubiles.

Con el Terminator es igual. Emoción a tope. Perfecta continuación de la primera.