Hay que educar a papá

Habría que rehabilitar algunos intérpretes y sobre todo algunas películas de las que esnobista e injustamente se las dio en llamar “españoladas”. A mi juicio, la víctima más importante de esa época fue Paco Martínez Soria, un gran actor, con una vis cómica extraordinaria y tanto o más popular ahora que cuando vivía. Es cierto que ha sido uno de los actores que más se han encasillado en un tipo de personaje. Es cierto también, que todas sus películas se parecen. Pero también es cierto que los guiones se hacían pensando en él, y que nunca se ha representado mejor la imagen del español de la época, como un ser maduro, razonable, honrado, con mezcla de quijote y lazarillo y encarnando la sabiduría popular como nadie.
Don Paco, es el Louis de Funes español, pero a lo grande, a lo bueno y a lo sabio.

La mejor de Paco Martínez Soria:
Se ríe de los nuevos ricos, de los dogmas hippies, de las apariencias y refleja el cambio social en la España del tardo-franquismo.
Un clásico que hay que ver sin prejuicios y sin juzgar vidas personales, aqui se juzgan películas, NO la vida de los actores, a ver si nos enteramos.

Parece mentira que, cuarenta años después de "Hay que educar a papá", cuarenta años de innovaciones en el cine, de aparición de nuevos registros cinematográficos, sea una película de la España Franquista la que me emocione y haga que regrese a mi niñez, a esas tardes de verano en las que "Verano azul" y "Power rangers" hacían menos aburridas las tardes bajo un sol de justicia.

He de confesar que, con cierto recelo, he sido presa de una enorme sorpresa al ver comentarios que denostaban a Don Paco Mtnez. Soria. Fuere como fuere como persona, hay que destacar que es uno de los mejores actores de la España de hace casi medio siglo y que todas sus películas eran sátiras de la sociedad de la época. En esta que critico, se reía de los "nuevos ricos", de las apariencias de hippies y de esos "estafadores" que, en el siglo XXI, siguen estafando a quién caiga delante suya,

Muchos dicen que es una película "de paletos". Y diré, sin ánimo de ofender a nadie, que, no solo estas peliculas del Tío Paco resaltan ese prototipo, sino que, reflejan esa "estupidez" que albergaba a nuesta ascendencia hasta casi los ´90.

Genial Paco Mtnez. Soria, Marta Baizán y casi la totalidad de actores que, aunque muchos ya no sigan en este mundo, hacen y harán que cada vez que vea una película de Tío Paco, me retrotaiga a mi niñez y regrese de nuevo a mi infancia. Por cierto, la próxima semana, cogeré el coche e iré a Tarazona, a ver el pueblo de este gran actor, de Don Paco Martínez Soria.

Son de esas películas muy infravaloradas, en general es una época infravalorada…las películas no son obras maestras del cine español pero si que son una época del cine español importante.

Estábamos en medio de una dictadura y las películas tenían que entretener, no podían ser demasiado complicadas, era otra época y las películas de Lazaga y Paco Martínez Soria son un claro ejemplo del cine de otra época ya pasada.

Cine familiar, comedias muy ligeras y un triste, aunque divertido, retrato de la época.

En este caso la película no va más allá de una realidad española de los años setenta, el auge de la construcción, un auge que ha acabado explotando hace poco pero que hizo millonarios a más de uno y actualmente, pobres a otros.

En este caso tenemos a un pobre campesino madrileño que se siente muy feliz en su mundo local, por desgracia llega su hija de Londres y con ella una nueva moda y estilo de vida.

La película se mueve todo el rato en este ir y venir pero la película tiene un gran fondo, y los que venimos del pueblo lo entendemos, la felicidad no se encuentra en lo material y en lo más caro sino en esas cosas que nos une a nuestras raíces, a nuestros valores humanos.

Una película muy sencilla y en muchos momentos muy tonta pero con un gran fondo humano.

La interpretación de Paco sigue siendo la misma y repetitiva pero por eso se le quería tanto…un machismo un tanto simpático.

Pese al rollazo superfluo sobre la evolución y el progreso que nos cuentan al principio, hay que reconocer que la película se desarrolla con naturalidad y resulta entretenida después. Puede que alguien piense que los ricos de pueblo visten mejor, pero conozco casos en que casi podría dárseles limosna, porque ciertamente son bastante austeros. Por eso no es tan raro que el amigo Severiano Paredes tenga las espaldas bien cubiertas y, al mismo tiempo, prefiera vivir en su ambiente y con sus costumbres de siempre. Además, esto ayuda a que su proceso de aprendizaje de inculto hinchado a duros a nuevo "gentleman" sea más disparatado.
El reparto cumple, cada uno en el rol que le corresponde. Jaime de Mora y Aragón realmente se interpreta a sí mismo, pero con ese papel dotado de un aire aristocrático tan señorial que no puede alcanzar Severiano ni de lejos. Y es que ya lo dice el propio personaje constantemente: "No sé cómo hace el conde, pero a mí, cada vez que abro el ojo, me se cae el monósculo". Para troncharse.
Si acaso flojea un poco en cuanto a que se ha quedado anticuada en algunos aspectos, pero aún así te ríes cuando la ves.
Mi nota: 6,8