El salario del miedo

Obra maestra del cine francés, escrita y dirigida por Henri-Georges Clouzot. Está considerada como la mejor o una de las dos mejores obras del autor.

Narra la historia de un grupo de desplazados de todo tipo, que se refugian en una pequeña localidad sudamericana, repleta de delincuentes y prófugos, a la espera de encontrar trabajo en una empresa norteamericana que explota un campo de pozos petrolíferos. El incendio de uno de ellos obliga a la empresa a planear una operación destinada a sofocar el incendio mediante la activación de una carga de nitroglicerina que mueva una masa suficiente de tierra para ahogar el fuego. El explosivo está disponible en unos almacenes situados a gran distancia del lugar del siniestro. Para realizar el transporte, convocan a los voluntarios del lugar dispuestos a asumir los enormes riesgos de la misión. Entre los que se presentan eligen a los cuatro que de modo más patente carecen de familia, amigos y relaciones. El viaje, lleno de incidencias (curvas impracticables, desprendimientos que bloquean la carretera, vertidos de petróleo que impiden el paso de vehículos, etc.), se convierte en una odisea de suspense que sumerge al espectador en una pesadilla de incertidumbre, tensión y angustia. La conversación entre las dos parejas de conductores desvela progresivamente la profundidad de las heridas personales, el miedo que soportan, la soledad que padecen, la tragedia de sus historias y la desesperación en la que viven. La combinación de las penurias del viaje y el desarraigo de los personajes crea un clima terrible, de intensidad y sinceridad inimaginables.

La fotografía, de un realismo desgarrado y directo, alcanza cotas magistrales de expresividad. La música, de Georges Auric, aporta un crescendo sobrecogedor que intensifica las sensaciones de horror y compasión. Las interpretaciones de Yves Montand y Charles Vanel son soberbias.

Pocas películas han descrito de manera tan eminente el drama humano de la miseria y el tormento de los desheredados, perseguidos y excluidos.

Ya la vi hace unos años. La he vuelto a ver, y me ha parecido tan buena como la primera vez. Pero mucho ojo con la última versión doblada al español –la única que yo he visto–, donde conviven doblajes perfectos con otros discretos.
Desde luego los primeros 40 minutos son buenos, incluso enriquecen la película al mostrarnos cómo son los protagonistas antes de la aventura: prófugos refugiados de la peor calaña, vagos e interesados la mayoría. La pena de esta parte es que hayan usado tanto actor secundario malo y que se note tanto el ajustado presupuesto. La chica, Vera Clouzot, lo hace fatal: sus exagerados movimientos parecen los de la Cenicienta bailando.
La otra pega que se le puede poner es justo el final –pero sólo el final, final–, que me pareció ridículo.
Sólo estos dos defectos son los que me alejan de darle un 10; y tampoco ensombrecen el resto, que me ha parecido perfecto, diálogos incluidos. Poquitas veces he visto una tensión tan lograda.

La parte central de la película es, sin duda, de lo mejor que yo he visto en cine. La enorme tensión que emanan las imágenes gracias, sobre todo, a una impresionante fotografía llena de expresividad y a unas magníficas interpretaciones de los actores principales, mantienen al espectador pegado a la butaca, casi sin moverse por si, al hacerlo, provoca la explosión de la nitroglicerina que transportan en la película.

Pero un absurdo final (patético y ridículo, como bien se ha definido) y una excesivamente larga presentación de la película con la utilización de unos flojísimos actores secundarios (Vera Clouzot es para salir corriendo) hecha por tierra lo que hubiera sido una obra maestra sin ninguna duda.

En resumen, una buena película en conjunto, con una parte central impresionante, echada a perder por un inicio mal planteado y un final que parece increíble que haya sido filmado por el mismo director.

Buen repaso da esta película a todos esos modernos thrillers que nos cuelan con un par de actores respetables en el cartel y un tráiler vertiginoso.

Cuando vi la duración me tiró un poco para atrás, incluso el arranque, quizás algo dilatado aunque con un valor que se resalta a lo largo de la peli (las apariencias se descuelgan cuando las situaciones son límite), me hizo apresurar un cigarrillo de más para hacer correr los minutos. Después no había minutos, solo kilómetros recorridos con una gota fría en la frente y padrastros arrancados de la tensión.

Menudo oficio el de Clouzot a la hora de resolver las situaciones límite en las que se ven envueltos estos cuatro valientes (menos mal que la muchacha se queda en tierra, porque es verdad que actuar no es lo suyo). Es impecable. Desde luego ha creado escuela (me fijé en un par de detalles que me han hecho pensar en Peckinpah, como ya se ha dicho, y en Spielberg. Ver SPOILER). En cuanto al final, no es su mayor virtud por la forma en que se mete, un poco con calzador, pero está claro que tenía que acabar así.

Corroboro la recomendación de verla en versión original.

No se la pierdan.

Película mítica del cine francés, un título maravilloso e inolvidable, la obra maestra de Clouzot. En un pueblecito de un país sudamericano plagado de miseria, lleno de prófugos y delincuentes, una multinacional norteamericana contrata gente para una peligrosísima misión: transportar a través de la jungla dos camiones cargados de nitroglicerina. Serán 4 los elegidos.
"El salario del miedo" es una obra destiladora de gran tensión y suspense, dónde la aventura, la amistad y otros valores quedan enterrados por un pesimismo locuaz y apesadumbrante, por un fatalismo en el que el trágico destino (ese final...) cierran sobre sí misma y, como ha escrito Carlos Aguilar, "el nulo precio que la vida tiene" en determinados contextos geográficos y en determinadas situaciones. Un clásico del cine francés y una película, en muchos aspectos, irrepetible y única.