El último mercenario

Quien nos iba ha decir que Van Damme sabe hacer comedia y nos reiríamos con el.
Una película que entretiene por sus ocurrencias y la manera de disfrazarse con peluca y todo.
El argumento es sencillo y me reí durante todo el metraje, sobre todo en la persecución en coche del principio.
Se nota que el protagonista ya no pelea como antes y no me extrañaría que usara doble en las mismas pero las peleas están muy bien hechas.
Me distrajo durante la ola de calor que estamos viviendo.
Le pondré un pasable(5).
Saludos y besitos.

Auténtico disparate francés que nos devuelve a las pantallas al inefable JCVD.
El conocido actor de acción hace tiempo que tomó el género de la comedia y, hay que decirlo, no lo hace nada pero que nada mal, al menos aquí, aunque en otras de este género pinchara pero bien. El caso es que Jean-Claude es un gran actor y aquí lo demuestra. Su bis cómica mezcla ternura e ironía y encima está en buena forma, para la edad que tiene.

De acuerdo que toda esta acción está vista, pero por una simple razón: El último mercenario es una gran parodia de las películas de espías con el viejo tema del tráfico de ultra modernas armas que en malas manos pueden desestabilizar cualquier estado. Esa es la razón, es el argumento visto en películas serias, pero esta no es seria, por eso no es mala, es así aposta, y si no eres un amargado pues puedes reírte en muchas de las locas situaciones que se ofrecen, y son muchas.

Sin miedo, la aconsejo sabiamente. No solo está Al Pacino, además el film tiene peso con muchos personajes y vistosos escenarios, peleas como a lo Jackie Chan muy bien hechas, refranes y muchos guiños a tiempos pasados como carteles y algún tema ochentero (Patrick Cowley y Blondie), la época en la que se parió la mejor música. Los viejos tiempos, Jean-Claude es un sentimental.
Para una tarde sin más, la película es una buena distracción.

La filmografia de Van Damme es bastante extensa, ya devaluada por sus excesos. Ahora llega netflix y nos trae al belga más cachondo parece que lleva toda la vida haciendo gags, un lucimiento para él, pero para de contar no hay nada más. Una cinta de baja calidad argumental sin ningún tipo de vergüenza. El film es simpático cumpliendo su propósito ( que es muy pobre), nunca llegas a ver algo creíble, más allá del híbrido de Ibai Llanos con Kevin James (Alban Ivanov). Un producto meramente comercial, rodado con prisas, con una duración excesiva, mientras el reclamo de Bruselas se lo pasa en grande.

Van Damme ha encontrado su camino de vuelta al corazón de sus fans. Y lo está haciendo bien. Repitiendo un poco la fórmula que ya usara en JCVD o Jean Claude Van Johnson. Se sabe reír de sí mismo y hace caricatura de su personaje mediático. Esto hace de este trabajo un entretenimiento bastante ligero y pasable. Te ríes, ves a una vieja gloria dar hostias como panes demostrando que a pesar de la edad, se pueden hacer "cosas", y perdonas muchos fallos que rozan la clasificación de "serie B". A esto le sumas un humor muy francés ala "wasabi" y te sale un producto vendible que sabe de sus limitaciones y no pretende ser más de lo que es.

Podríamos atribuirle al desembarco de los músculos de Bruselas en la plataforma de streaming más popular del planeta tanto la aspiración de llegar a erigirse en su particular canto del cisne como de una hipotética resurrección -¿pero es que realmente había muerto?- de la carrera cinematográfica para la mayor estrella europea del cine de artes marciales. Porque mención aparte a su esclarecedor título, 'El último mercenario' es reincidente, como ninguno de sus títulos videográficos últimos, y al igual que la (desgraciadamente) fulminada 'Jean-Claude Van Johnson' auspiciada bajo el paraguas de AmazonPrime, una virtud que, pese a no haber aprovechado con tanta asiduidad como querríamos a lo largo de su trayectoria, ha de señalarse tan reconociblemente como los volantines, las patadas giratorias o el split de piernas del belga, demostrando en lo estrictamente interpretativo -y no pienso entrecomillarlo ni ironizar- su amor jamás disimulado por las comedias de acción que patentó su ídolo Jean-Paul Belmondo y que derivaron hacia lo que hoy se define en personalidad del género. Tanto que esto es más una cinta francesa de tiroteos, golpes y persecuciones aliñados en la consabida sobreactuación marca de la casa que otro vehículo de Jean-Claude: te aconsejo no fiarte demasiado del cartel.
JCVD abraza su regreso a un gran estudio -ateniéndonos al volumen de infraestructura corporativa y financiera, Netflix lo es sobradamente- de la mejor forma que podría materializar su comeback: al cabo de 32 años, vuelve a deleitarnos con el 'bailecito' antes de acudir a la cita discotequera junto a la icónica Miou-Miou.
Pero tengo dos dudas: ¿Jean-Claude ha vuelto para quedarse? ¿realmente se había ido?
'El último mercenario' (2021, David Charhon) y 'Lukas' (2018, Julien Leclerq) sirven para demostrar que, independientemente de lo novedoso que sea un género para él, si actualmente le queda un santuario a Jean-Claude Van Damme sin tener que salir de su propio continente se encuentra en los Pirineos, no en Europa del Este.