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Cálmate, dulce Carlota

Intriga Cuando el Estado intenta expropiar su plantación para construir una autopista, Charlotte Hollis (Bette Davis), una rica solterona del Sur que lleva treinta años recluida llorando la muerte del hombre amado, pide ayuda a su prima Miriam (Olivia de Havilland) y a su viejo amigo Drew (Joseph Cotten). (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
28 de noviembre de 2008
66 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pasada de película. Me la recomendó alguien que me tiene bastante calada y acertó de pleno: aparte de que no puedo resistirme a nada que lleve la palabra "cadáver" en el título, me resultan atractivas, en un sentido muy mórbido, la cultura del sur estadounidense y su curiosa reinterpretación del cuento gótico europeo. En ese aspecto, la peli es un gustazo.

La gran Davis, en un calco con variaciones de su papelón en "¿Qué fue de Baby Jane?" interpreta a una pirada y decrépita ruina humana, que sobrevive junto a su criada en una enorme mansión sureña, atormentada por los recuerdos del asesinato sin resolver de su amante allá por sus años mozos. Para evitar que derrumben su casa por un quítame ahí esas expropiaciones, llama a su prima (la gran Olivia de Havilland). Y empieza la juerga...

Manos cortadas, cabezas decapitadas, pianos que suenan solos, puertas que se cierran, espejos que se rompen, todos los grandes y maravillosos topicazos de las pelis de miedo antiguas están aquí para ser descubiertos como si se hubieran inventado ayer mismo. Y en un blanco y negro deliciosamente tétrico que resalta hasta la exageración los contrastes entre luces y sombras, entre planos y ángulos, dándole al filme una atmósfera muy particular, como de teatral pesadilla...

Una historia de terror clásica con cierto olor a naftalina, pero qué importa porque tiene todo lo que hace falta: crimen, pasión, misterio, actores de primerísima categoría, unos cuantos giros de guión para mantenerte con el culo quieto en el asiento y todo un vestuario fastuoso que eleva a las crinolinas y los camisones de batista con millones de volantes a la categoría de enésimo arte.

Una señora película de las que ya no se fabrican. Qué grande eres, Aldrich.
Neathara
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22 de marzo de 2006
45 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida y dirigida por Robert Aldrich, se rodó en Baton Rouge (Louisiana) y en Houmas House Plantation (Burnside, Louisiana). Dispuso de un presupuesto estimado de 2 M de dólares. Obtuvo 7 nominaciones a los Oscar (actriz secundaria, dirección artística, fotografía, vestuario, montaje, música y canción). Ganó un Edgar (película), un Globo de oro y 3 Golden Laurel. Se estrenó el 24-XII-1964.

La acción se desarrolla en Hillis House, de Hillisport (Louisiana), a lo largo de 10 días de 1964, con un flashback inicial situado en 1927. Narra la historia de Charlotte Hillis (Bette Davis), propietaria de la plantación que su familia adquirió poco después de la Guerra Civil. Soltera y sin descendencia, ha llevado en los últimos 37 años un vida retirada y triste proque la opinión pública la considera autora del asesinato de su amante, John Mayhew (Bruce Dern). Ante el avance de las obras de construcción de una carretera que ha de ocupar el solar de la casa, pide ayuda a su única prima, Miriam Diring (De Havilland) y al médico Drew Bayliss (Joseph Cotten).

La película une drama, horror y suspense, lo que le permite crear una combinación intensamente trágica. Suman dramatismo la soledad de Charlotte, la tristeza que arrastra desde la muerte de su amante, las burlas de que es objeto por parte de una pandilla de chiquillos, la invasión del jardín por una escavadora atronadora, las suspicacias de los vecinos. El horror viene dado por las alucinaciones que padece y los juegos maléficos de que es víctima, que amenazan con llevar su mente debilitada a la locura. Se añaden los anónimos que ha recibido desde 1927 de todas partes del mundo, que la llaman asesina. En una atmófera cerrada y misteriosa, en la que se mueven desde hace tiempo personas malvadas, se crea un crescendo de tensión que alcanza su cima cuando Charlotte, en la noche, pocas horas antes de abandonar la casa, se enfrenta a sus fantasmas.

La música, de Frank De Vol, comienza con una canción de cuna ("Hush... Hush, Sweet Charlotte"), que se deforma y adquiere tonos inquietantes. La partitura es interpretada por una orquesta con apoyo electrónico y coros de voces femeninas. Destaca la sincronización entre música, acción y gestos. La fotografía acentúa los contrastes de luz y penumbra, mientras hace uso de sombras expresionistas, encuadres picados y contrapicados, enfoques oblícuos y deformaciones de las imágenes y de la luz. El guión explica una historia con brillantez inusual. Oculta información al espectador, al objeto de desconcertarle y sorprenderle. La interpretación corre a cargo de un elenco brillante de actores y actrices veteranos. Destacan Bette Davis y Agnes Morehead. Mary Astor interviene por última vez en cine. Olivia de Havilland sustituyó a Joan Crawford por enfermedad. La dirección repite experiencia con buena parte del equipo de "¿Qué fue de baby Jane?" (1962).

Película de intenso dramatismo, que explica una historia dolorosa y fascinante.
Miquel
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6 de marzo de 2009
32 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo, mucho tiempo, que mantenía esta peli en mi virtual despensa cinéfila sin decidirme a hincarle el diente. Me resistía a verla porque estaba convencido de que “Canción de cuna para un cadáver” no era más que una llevadera pseudosecuela de uno de mis thrillers preferidos: “¿Qué fue de Baby Jane?”. Obviamente, me equivocaba. Vaya si me equivocaba.

“Canción de cuna para un cadáver” no sólo mantiene el tipo frente a su antecesora sino que confirma con rotundidad la incontestable maestría de Aldrich administrando los parámetros básicos del suspense (fotografía, iluminación, puesta en escena, música, tempo narrativo...) y del género dramático en general (trama argumental, interpretaciones...). Queda claro, por lo tanto, que Aldrich no se limitó a estirar el jugoso chicle de Baby Jane, sino que supo sacar el máximo partido de un equipo técnico que le había funcionado a las mil maravillas, de un magnífico elenco interpretativo (De Havilland, Cotten, Moorehead...) en el que repetía la inimitable Bette Davis y de -por qué no proclamarlo- su propio talento creativo.

Animo, pues, a todo aquellos que flipásteis con “¿Qué fue de Baby Jane?” a que rescatéis inmediatamente esta valiosa joya de vuestros propios depósitos de aprovisionamiento cinéfilo. Si ansiáis disfrutar nuevamente de una trágica historia a base de misteriosos asesinatos, mentes perturbadas, oscuros secretos, fantasmales apariciones e inesperados giros de guión, ésta es vuestra peli. Buen provecho, sweet friends.
Taylor
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10 de junio de 2008
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una decadente Charlote Hollis (Bette Davis); enajenada desde la muerte del hombre al que amó - hace más de treinta años- vive en un lugar en el que todos sospechan de ella como la que perpetró la muerte del amante.

Dos años más tarde de "Qué fue de Baby Jane?", Robert Aldrich repite equipo de rodaje, guionistas y actriz principal para seguir ahondando en la maldad del ser humano; la inmoralidad y el exceso con su nuevo título "Canción de cuna para un cadáver".

La película arranca con las leves notas de un piano al que acompaña una voz tarareando los acordes de una inquietante nana "Hush, hush... Sweet Charlotte".
Conforme se va acercando el inicio, la canción de cuna comienza a degenerar en unas notas alargadas y lúgubres cual silueta fantasmagórica.

Estamos ante uno de los trabajos más macabros y desconcertantes de la siempre inquietante Bette Davis - "La loba" 1941, "Eva al desnudo" 1950-; personalidad inconfundible dentro del panorama holliwodiense, que creara más de un quebradero de cabeza en directores de lo más experimentado.

Sin ir más lejos, en el título que nos ocupa, y valiéndose de la enfermedad alegada por Joan Crawford (para quien, en un primer momento, era el papel principal), Davis se quedó con el papel protagonista, sacando del proyecto a Katharine Hepburn y Vivien Leigh (quienes no aceptaron compartir escena con sus excentricidades y mal humor - esto último, y como siempre, según las malas lenguas- )

Los puntos fuertes a favor de "Canción de cuna para un cadáver" radican, además de en la partitura anteriormente comentada (que debemos a Frank de Vol), y las gloriosas interpretaciones del equipo, en un extraordinario tratamiento del blanco y negro. Una fotografía con un amplísimo estudio de luces y sombras que dotan a la atmósfera - ya de por si sobrecogedora- de un equilibrio dramático acentuado a cada plano.

No os perdáis esta gran película, tan sobrecogedora como potente, no podrá desaparecer de vuestra cabeza para siempre...
saudade
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24 de diciembre de 2006
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamentablemente no llega a la altura de su predecesora y eso que hereda no pocos detalles de la misma... para empezar gran parte del equipo técnico y artístico, además de ambientes, estilo narrativo, etc... Podría decirse que Aldrich quiso repetir la jugada y casi lo consiguió.
También tenemos un homenaje a Matar a un Ruiseñor con los jóvenes tratando de demostrar su hombría y a la vez esclarecer los misterios del pasado.
Todo engloba a éste filme en la categoría de películas malsanas con la locura como principal motor y que sirvieron de precedente para que en posteriores décadas nos inundaran con halloweenes, pesadillas, matanzas en Texas,... que pena que por el camino se quedarán los guiones y solo copiaran la casquería, las angulaciones extrañas de cámara y la musiquita misteriosa.
Si al menos todos esos hijos ilegítimos hubieran cuidado la fotografía como lo hace "Canción de cuna para un cadáver" porque es un autentico placer disfrutar de esa luz expresionista y manierista perfectamente integrada en la historia que sirve para subrayar interpretaciones y momentos dramáticos ayudando en todo momento a la narración... como debería ser siempre por otro lado.
Muy recomendable, si te gusto ¿Qué fue de Baby Jane? ni lo pienses aunque en mi opinión esté un peldañito por debajo... ¿será por la ausencia de Joan Crawford?
lovekraft
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