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Polonia Polonia · Terrassa
Críticas de Taylor
Críticas 702
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
30 de enero de 2021
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Regreso por estos lares impulsado únicamente por la necesidad de reivindicar esta pequeña y semidesconocida joya del “cine dentro del cine” que, además y sorprendentemente a día de hoy, aun no tiene ni una mísera crítica en su haber.

Me gustaría, en primer lugar, agradecerle a mi amigo Pere (o Louis Cypher como también se hace llamar) que me la recomendara. Se lo agradezco y mucho porque, obviamente, “Encallados” es la típica producción modesta a la que solo llegas si eres uno de esos afortunados cinéfilos a los que, gracias al boca-oreja, de vez en cuando les llega información tan privilegiada como, por ejemplo, la existencia de esta película. Pero se lo agradezco aun más porque su acertadísima recomendación viene a cuento de una conversación sobre “cine dentro del cine”. Y “Encallados” es, ciertamente, un magnífico ejemplo de eso. De cine dentro del cine. En este caso concreto, sobre el hipotético proceso de creación de una peli que rememore, diez años después de la tragedia del Prestige y desde esa perspectiva temporal, una de las mayores catástrofes que ha sufrido Galicia en toda su historia. Y es precisamente en ese proceso de escritura del guion donde “Encallados” nos sumerge por completo en lo que se supone que acostumbra a ser la gestación de una película. En un trabajo a contrarreloj que conlleva tormenta de ideas, discusiones, momentos de euforia y momentos de frustración. Habitualmente, en lugares y horarios tan fértiles para la inspiración como cualquier bar de mala muerte a altas horas de la noche. Al calor de cigarrillos, cervezas, vinos turbios o chupitos de orujo. Y si hay suerte, de algún platito de pulpo o de ternera gallega para acompañar. Pero no solo eso. “Encallados” también nos habla del artista y del artesano. De la ficción y la realidad. De la honestidad y la mentira. En el cine y en la vida. Y lo remata, además, con lo que para mí sería un entrañable guiño cinéfilo a la también semidesconocida y maldita “Vida en sombras” (1948), de Llorenç Llobet-Gràcia.

Y poco más. Tan solo espero que esta humilde y solitaria crítica contribuya a mantener con vida ese boca-oreja al que me refería anteriormente y que, poco a poco, seamos más los atrapados por esta peli. Se lo merece.
Taylor
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5
4 de febrero de 2016
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al grano y sin anestesia: “Diablo” es, a mi juicio, un fallido intento de ambientar un episodio de “The Twilight Zone” en el oeste que no va a satisfacer ni a los amantes del cine fantástico ni, mucho menos, a los devotos del western.

Dicho esto, aclarar que no la he cateado porque los paisajes son bonitos, porque cada vez que aparece Goggins la peli gana enteros a mogollón, porque me da la sensación que, pese al traspié, Roeck tiene más talento del que parece (algún plano es francamente bueno) y porque —para qué nos vamos a engañar— suelo sobrevalorar casi todos los western que veo.

A pesar de todo, lo dicho: “Diablo” es floja, floja, floja. En primer lugar porque, pese al parecido físico y a las muecas que de su padre ha heredado, Scott Eastwood no es Clint Eastwood. Le falta dureza, presencia y carisma. En segundo, porque el guión es un auténtico fiasco. Con una historia que no se la cree ni el tato y unos giros que más que girar, derrapan. Y en tercero, porque la falta de presupuesto y de ideas (alguna toma de dron está bien pero tampoco es necesario abusar) se notan y mucho. Pero lo peor de todo es que la peli me resulta plomiza, aburrida, soporífera. Y eso, teniendo en cuenta que tan sólo dura 83 minutos, es muy grave. En fin, que una peli que podría haber sido hasta resultona si se hubiera limitado a tirar de tópicos tan spaghetteros como la venganza, por ejemplo, o que incluso podría haber parecido inteligente si hubiera sabido contar con cierto sentido la dramática historia de un soldado con estrés postraumático se queda, finalmente, en un absurdo e inocuo experimento tan solo apto para yonkis del western contemporáneo. Una pena.
Taylor
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6
5 de mayo de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Naturalmente, “El bueno, el malo y el raro” no es un spaghetti-western. En primer lugar, porque no es un western en el estricto y riguroso sentido de la palabra y, en segundo, porque no se trata de una peli rodada con capital europeo. Aún así, “El bueno, el malo y el raro” constituye, a mi juicio, un espléndido homenaje al spaghetti-western de Leone. En otra época (los años 30) y en otro lugar (la Manchuria), de acuerdo, pero también con un engranaje argumental, un diseño de producción y un inconfundible sello que nos remite —pasado, eso sí, por un vistoso tuneado de chapa y pintura a lo Quentin Tarantino— al magistral cine del cineasta romano.

Como homenaje a Leone, por lo tanto, la peli de Kim Jee-Woon me parece un producto prácticamente impecable. Como peli, sin embargo, la encuentro irregular, desmesurada y excesivamente pretenciosa. En parte, por su dilatado metraje. Pero también por un guión que no daba para más y que —en lugar de compensar sus carencias a base de, por ejemplo, tensión emocional o dramática— abusa de la duración de las escenas de acción hasta límites insospechados.

¿Significa eso que “El bueno, el malo y el raro” es una peli mediocre? Pues no. Ni mucho menos. De hecho, la peli de Kim Jee-Woon es, incuestionablemente, una cinta muy poderosa a nivel visual. Con unos paisajes impresionantes, una ambientación extraordinaria, unos personajes principales bastante carismáticos (sobre todo el malo y el raro) y un manejo de cámara francamente talentoso. Pero tengo la sensación —y ésa es mi opinión personal— que, con estos mimbres, podría haberse trenzado un mejor cesto. Sólo eso.
Taylor
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7
23 de febrero de 2015
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peculiar y sorprendente spaghetti-western que añade a las consabidas particularidades del subgénero (violencia, estética desaliñada, frases cortas y lapidarias, amoralidad…) calculadas y efectivas dosis de thriller, cine fantástico e incluso gore que hacen de esta peli un interesante compendio de serie B setentera absolutamente recomendable, sobre todo, para los que acostumbramos a disfrutar con este tipo de rarezas.

“Condenados a vivir”, aún así, no es un peliculón. El montaje resulta a veces algo abrupto y a mi, particularmente, los flash-backs también me parecieron algo toscos. Al margen, claro está, de la excesiva cantidad de salsa que quizás los más puristas observarán en este exiguo plato de spaghettis pero… Cuando el guión engancha, la dirección convence, las interpretaciones cumplen y los distintivos clase B funcionan… ¿qué más podemos pedir?
Taylor
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6
17 de febrero de 2015
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de confesar que he visto pocos SW. Como mucho, unos 20. Pero cuando uno ha visto los cinco que rodó Leone y otras cinco o seis joyitas del subgénero como “Salario para matar”, “Django”, “El gran silencio”, “El halcón y la presa”, “El día de la ira” o “Keoma”, las esperanzas de que un SW vuelva a sorprenderte positivamente son —por desgracia— más bien escasas. Precisamente por ello, cada vez que veo un SW el tope de mis expectativas suele situarse en torno a las 6 estrellitas. En torno a aquello que FA califica como “interesante”. Y eso mismo es lo que me ha parecido “Mannaja”, un SW interesante. Un SW que cumple con las expectativas depositadas en él y que justifica someramente su visionado. ¿Cómo? Pues manejando con corrección sus ingredientes principales (buenas dosis de violencia, estética embarrada y brumosa, trama argumental ágil y entretenida…), constatando desde un primer momento que estamos ante una producción considerablemente holgada y cuidada y esquivando a la perfección, sobre todo, el patetismo y esperpento de muchas de sus producciones coetáneas.

¿Qué “Mannaja” evidencia lagunas en el guión, que Maurizio Merli no es Franco Nero y que la peli de Martino tira descaradamente de tópicos y clichés? Pues claro, para qué vamos a engañarnos. Pero si a todo lo bueno que he dicho de “Mannaja” le añadimos dos o tres frases bien dichas, cierto espíritu de crítica social y hasta ecológica y un par de secuencias muy bien resueltas (las que alternan el tiroteo y el baile de las rameras a base de cámara lenta, muy a lo Peckinpah, y la del fantasmagórico duelo final) el producto resultante es, sin lugar a dudas, un SW que se puede y se debe ver si eres un verdadero fanático de este subgénero. Y más teniendo en cuenta que “Mannaja” —junto a “Keoma” y “California”— contribuyeron a echar el cierre de forma más que digna a un subgénero que jamás contó con demasiadas joyitas y sí, en cambio, con algunas de las peores pelis de la historia del cine.
Taylor
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