Cocodrilo Dundee

Es una película que no tiene nada que contar. En realidad, aunque se llame Cocodrilo Dundee no va de cocodrilos ni mucho menos. Va de Tarzán en Nueva York, pero, en lugar de africano, australiano. Supongo que el éxito viene porque el cine de contrastes siempre ha llamado el interés, pero en realidad esta película es buena por los momentos humorísticos que tiene. Los momentos cómicos no fallan, ya podrían aprender muchas comedias de esta película.

La escena del cuchillo la parodiaron en Los Simpson dos veces. La gente suele recordar la parodia en Bart contra Australia, pero también había un episodio donde Hans Topo decía la misma frase y sacaba un cuchillo tan grande que hizo que el pequeño Hans se cayera al suelo.

Estamos ante una película graciosa, entretenida, pero que, a día de hoy, no sería bien recibida ante la sociedad debido a sus comentarios machistas, racistas y tránsfobos a la vez que una trama centrada en la sexualización de la protagonista femenina y cómo los hombres de la película pelean por ella como si un trofeo fuera.

Por otro lado, también hemos de comentar que no es el único foco, sino que también nos muestra las diferencias culturales de aquella época, en los años 80, donde la falta de desarrollo tecnológico no te permitía conocer otros países a menos que viajaras exclusivamente a esa localización, algo que, los jóvenes de los 2000 nunca podremos, por suerte o por desgracia, disfrutar.

Al fin y al cabo, me parece una película para pasar el rato, que te sacará unas risas y te dará una perspectiva a la que tenemos de la culturización actualmente.

"Cocodrilo Dundee" es una película que ha perdurado en el tiempo como un verdadero clásico. Dirigida por Peter Faiman y protagonizada por Paul Hogan en el papel principal, la película nos lleva a un emocionante viaje desde las calles de Nueva York hasta el Outback australiano.

La trama sigue a Michael "Cocodrilo" Dundee, un aventurero australiano que se encuentra en Nueva York después de rescatar a Sue Charlton, una periodista interpretada por Linda Kozlowski, de un peligroso encuentro con un cocodrilo en el Outback. Lo que sigue es una serie de peculiares y cómicas situaciones mientras Dundee se adapta a la vida en la gran ciudad y Sue lo acompaña de vuelta a Australia.

Una de las mayores fortalezas de la película es su carismático protagonista, Paul Hogan, quien personifica a Dundee de manera inolvidable. Su encanto, ingenio y simplicidad australiana son el alma de la película y crean un personaje que es a la vez heroico y encantadoramente fuera de lugar en la jungla de asfalto de Nueva York.

La película también ofrece una visión refrescante de Australia, mostrando la belleza y el misterio del Outback de una manera que cautiva a la audiencia. La química entre Hogan y Kozlowski es palpable, lo que añade una capa adicional de disfrute a medida que su relación evoluciona.

Sin embargo, "Cocodrilo Dundee" puede sentirse un poco simplista en su representación de la vida urbana y rural, y algunos de los chistes pueden resultar estereotipados o anticuados en retrospectiva. Además, la trama puede parecer predecible, siguiendo un arco de historia típico de "pez fuera del agua".

A pesar de estas críticas, la película sigue siendo una experiencia cinematográfica encantadora. Es una comedia de aventuras llena de risas, un toque de romance y un fuerte sentido de la maravilla por la naturaleza. La película se ha convertido en un ícono cultural y ha dejado una marca indeleble en la historia del cine australiano.

En resumen, "Cocodrilo Dundee" es una película que evoca nostalgia y sigue siendo una delicia para ver gracias a su personaje principal carismático y su enfoque en la belleza de la naturaleza australiana. Es un recordatorio de la diversión y la simplicidad en el cine y merece su lugar como un clásico atemporal.

Nota: 5/10

Producción australiana muy a la sombra de Indiana Jones y otros títulos parecidos como Tras el Corazón Verde o La Joya del Nilo y de la misma época. El caso es que trataron de reinventar una saga a partir de un personaje central que no daba para tanto a pesar de que esta primera entrega es sin duda la mejor. Yo hubiera puesto de productor a Spielberg o George Lucas para que saliera un producto algo más multitudinario y abierto a las masas pero lo que ha quedado ha sido un film trasnochado y una ensalada de aventuras sin mucho trasfondo. Dundee es demasiado viejo para andar por ahí entre fieras silvestres y es una de las pegas de la película: nuestro héroe, lejos de ser un hombre ágil y bravo es un playboy trasnochado al que se le ha pasado el arroz. Esto desluce un poco lo que podría haber sido tras el empacho de Indiana Jones y personajes parecidos.

La saga no resiste que se la compare con la Indiana Jones y esto, a la larga, se paga. El tufillo hortera tan de los 80 no se lo quita nadie pero esta vez no han tratado de ocultarlo. Un paleto disfrazado de Indiana Jones que no da la talla como héroe ni como playboy y menos para una saga. Aventuras exóticas para atraer a los más INCAUTOS y una horterada ochentera de armas tomar. Lo que yo salvo del film es su frescura y descaro a la hora de abstraerse sin complejos de la rutina habitual de los films de aventuras. No es sólo un film de aventuras y ya está: es el más HORTERO de todos y pasado de rosca por muchos motivos y no ha superado el paso del tiempo. No funciona como saga y es machista a más no poder.

Hoy por hoy icono cultural legendario y la figura, después del canguro, que la inmensa mayoría asociaría con Australia.
Poco se puede decir ya del fenómeno "Crocodile Dundee" que barrió el Mundo entero en 1.986 y llevó a su artífice, Paul Hogan, un señor dedicado desde principios de los '70 al mundo del humor televisivo, a entrar en las páginas de la Historia...

Si bien su intención no pasaba de "hacer una película australiana de enfoque comercial que pudiera ver todo tipo de púbico", para lo cual se alió con sus colaboradores de "The Paul Hogan Show" y levantó un gran proyecto entre su país y EE.UU.. Diría que su manera de empezar es poco menos que una excusa cuando la intrépida y estereotipada periodista Susan (Linda Kozlowski, hasta entonces una exitosa actriz de teatro) nos habla de la búsqueda de una increíble noticia en las antípodas; desde luego es el modo más práctico de introducir el carácter de leyenda del protagonista (pero no habría estado mal desarrollar un poco a esta mujer antes de hacerla parte de la historia)...
La leyenda, interrumpiendo la magia cinematográfica, es otra. El actor se mantuvo firme al asegurar que todo esto era idea suya, pero lo que hizo, y sus acólitos también, fue tomar nota de las entrevistas en televisión de Rodney Ansell, un ganadero de búfalos y cazador furtivo de cocodrilos que también forma parte de la leyenda popular australiana gracias a su aventura de supervivencia de casi dos meses, en 1.977, tras volcar su embarcación cruzando el río Fitzmaurice. Todas las penurias pasadas luchando contra la naturaleza hicieron de él todo un mito...no obstante fueron otros los que encontrarían en ello las ganancias.

Como siempre la realidad supera a la ficción. Hogan se transmutó en su persona (hasta se parece físicamente a Ansell), pero trayéndose a cuestas algo importante: la imagen que el público tenía de él. Porque su alegría, ingenuidad, amabilidad y honestidad ya había calado con fuerza en el corazón de sus paisanos, incluso le pudieron conocer en EE.UU. e Inglaterra a través de los anuncios como el sonriente tipo que promocionaba lo mejor de Australia. Su "Crocodile" Dundee es él mismo disfrazado de una mezcla de Tarzán y el Wyatt de Gary Cooper en "Tambores Lejanos", un ser alejado del mundo, del ser humano, de la concepción, aparentemente obligatoria, que según la irritante periodista todos debemos tener de la sociedad.
Dundee nos enseña que la ignorancia es la mejor de las posturas, porque así se puede apreciar lo puro, lo auténtico, sin subterfugios ni prejuicios. Toda esta 1.ª parte, entre sucias tabernas y los bellos entornos naturales de Darwin, Gunlom Falls o el parque nacional Kakadu, tiene esa esencia cruda y fantástica del cine de aventuras de Walsh y Hawks, al estar aderezado de esa visión luminosa del humor que tanto le gustaba al actor, aunque hoy muchas de las cosas que se dicen y hacen no podrían pasar por el filtro de la venenosa corrección política.

Y es que incluso en aquel 1.986 un personaje como este ya estaba desfasado, es un puro anacronismo, o más bien un extraño que no puede encajar en ningún sitio salvo su hábitat natural, ahí reside su encanto. Tristemente la historia, en la tradición de Burroughs, se muda a la ciudad, enfrentando dos polos opuestos: por un lado la burla, incómoda, maliciosa, que soporta Dundee con su sobriedad y sonrisa desde todos los lugares posibles una vez la vasta Manhattan le absorbe en sus fauces urbanas, esbozándose una serie de estereotipos americanos poco agradables (en especial esos subnormales que, por muchos golpes que reciban, continúan adoptando el mismo comportamiento).
Es la respuesta, quizás, de Hogan al mal estereotipo australiano que se han forjado los americanos. Por otro lado la jugada más inteligente del guión permite a éstos ser observados desde su inocente punto de vista, así que, pese a desfilar por la pantalla prostitutas, drogadictos, vagabundos o recepcionistas y taxistas sin carisma, todos, gracias a unos ojos extranjeros que no entienden de prejuicios, hallan una descripción humanizadora y alegre, y a su vez el protagonista encuentra en ellos un alma honrada tan enterrada bajo ese entorno social frívolo, cínico y excluyente. Como él, son "outsiders" que no se preocupan ni en qué día viven.

Sólo hay que recordar la divertida (dramática, si uno sabe mirar en el fondo) escena de su primera incursión en solitario en la ciudad. Esa New York inmensa, las calles plagadas de banderas norteamericanas demostrando su poderoso dominio nacional, millones de individuos tan cerca físicamente pero tan distantes a nivel emocional, y entre esta fauna urbana asoma Dundee, que sólo caminó por montañas y anduvo por bosques, y pese a todo sabe encarar con una sonrisa el espectáculo que tan abrumado le deja, ¡saludando a todo aquel con que se cruza!
¿Quién no querría pasar una noche de bares con este hombre? La peor parte, y esto afecta al desarrollo de la trama, se la lleva Kozlowski; quedarse prendado con su belleza resulta lógico, pero es imposible comprender a este obtuso personaje, al que vemos compartiendo algunos instantes con el protagonista en calidad de guía turístico para luego dejarle abandonado y perderse de la película cual mero secundario. La química entre la pareja fuera de cámara les llevó a enamorarse y a casarse unos años después, pero frente a ella es prácticamente nula.

Por eso, aun con uno de los colofones más legendarios (y, por qué no, empalagosos) del cine de los '80, yo me pregunto cómo es que Dundee y Susan se quieren tanto si el tiempo que comparten en pantalla (en esta 2.ª parte) es mínimo y casi siempre intrascendental.
¿Importa eso? El público tuvo un romance ñoño y un héroe entrañable, nada pudo resistirse al encanto del australiano de los cocodrilos...bueno, en realidad sí: Ansell, el Dundee real en cuya vida se basaban y que quedó condenado al ostracismo por culpa de la ficción cinematográfica. Y su futuro sería aún menos halagüeño...