El mentalista (Serie de TV)

Ya os imaginaréis el porqué del título. Ninguna de las dos son series realistas, pero los espectadores tolerantes lo saben y disfrutan del magnífico entretenimiento que ofrecen. Al igual que en EL EQUIPO A nunca mataban a nadie y el coche siempre acababa volcando de igual manera, en EL MENTALISTA sabes que no existe nadie tan inteligente, pero disfrutas esperando cómo sorprende a los demás. Es un recurso que funciona muy bien desde series como EL COCHE FANTÁSTICO, que podía hasta con un Tráiler. En fin, no sean muy exigentes con la realidad y disfrutarán con el humor y con la ilusión de llegar a tener un poquito de superpoderes mentales, al igual que este carismático personaje.

A mi parecer, la serie es bastante buena. Trama principal que engancha, personajes que se ganan tu cariño y varios casos resueltos en el mismo capítulo. Nadie puede negar que es una gran serie, pero, para mí, la perfección es el gran Patrick Jane.
Un hombre que te engancha irremediablemente por su carisma, pero también por lo que esconde y por todo lo que no oculta, simplemente perfecto en cada capítulo, de principio a fin.

Lo reconozco, me enamoré del mentalista desde los primeros capítulos y no en el sentido erótico del término, sino por lo entrañable de un personaje tan aparentemente narcisista por su lado y tan atomentado por el otro. Y doy así por sentado que nunca volveré a ver a Simon Baker sin "ver" a Jane ( vease en Margin Call, lo siento). Hubo capítulos muy divertidos, críticos y drmáticos. Me quedo con aquel no encuentro con su hija muerta, por ejemplo. Qué pena que hacia el final a mi juicio malbaratasen la trama con el cambio de escenario y se deshicieran de personajes tan interesantes como el de la puritana Vampel y al "buenino" de Rigsby. Creo que todos se merecían otro final...

Varios policías miran horrorizados la escena de un crimen mientras toman fotos, huellas y esas cosas. Pero todo es inútil porque tras sus largos años de preparación para ser investigadores nunca estarán, ni de lejos capacitados para resolver un asesinato ni ahí lleven pegada la foto del asesino en las gafas.

Pero no se preocupen, entra en escena Thomas Jane un tipo al que le gusta mucho su traje de chaqueta y que no ve ningún motivo para cambiárselo. El tipo es un mentalista, como Anthony Blake, le chupa los dedos al muerto, mira la pelusilla de debajo del sofa, etc..
Todo esto hasta que un policía con cara de alelado le pregunta que si tiene alguna pista, Jane sonríe (como siempre, puesto que el 60% del presupuesto de la serie lo gastaron en ortodoncias).Suelta una más o menos elocuente frase en la que da a entender que el numero de la lotería de mañana sera el 34128 y que además el olor a pedo en la habitación le dice quién es el asesino.

No acaba ahí la cosa el hombre es como jesucristo va por la vida sonriendo y haciendo feliz a los demás, tiene la respuesta a los misterios mas insondables del universo y además comprende totalmente el guión de "Perdidos".

El misterio de la serie no es porqué sabe lo que sabe, el misterio es... ¿Porqué les siguen pagando a los policías que trabajan con él?

El Mentalista comienza con un primer capítulo soberbio, donde se da a conocer a la brigada criminal de California, y con ellos un asesor, el famoso mentalista del título (Simon Baker, igual de bien que en El guardián).

Ese primer capítulo fantástico se repite a lo largo de la temporada, manteniendo las mismas constantes: unos primeros sospechosos, algo de acción y una resolución inesperada que de habitual se convierte en esperada con el paso de los capítulos.

A pesar de ello, no hay que restar méritos a unos guiones precisos, a una realización perfecta aprovechando los paisajes de California y a unas interpretaciones solventes.

Heller, tras Roma y su cancelación, apuesta ahora por la comercialidad, pero con buen gusto.