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Kingsman: El servicio secreto

Thriller. Acción. Comedia Un veterano agente secreto inglés (Colin Firth) debe entrenar a un joven sin refinar (Taron Egerton), pero que promete convertirse en un competitivo agente gracias a un ultra-programa de entrenamiento, al mismo tiempo que una amenaza global emerge procedente de un genio retorcido. Adaptación del cómic de Mark Millar y Dave Gibbons. (FILMAFFINITY)
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Críticas 186
Críticas ordenadas por utilidad
17 de marzo de 2015
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Matthew Vaughn, director de la mejor entrega de la saga mutante (X-Men Primera Generación) y uno de los grandes exponentes del neo noir tras Guy Ritchie nos deja este blockbuster demencialmente entretenido y que homenajea a los fans del cine de espías de siempre.

El punto de partida de la cinta y su desarrollo general no son de la misma originalidad que el resto de filmes de Vaughn pero aún así algunas brillantes vueltas de tuerca y el virtuosismo visual y efectista del director británico la dotan del suficiente carácter para no ser otro proyecto de superhéroes y épicas.

Colin Firth acaba convirtiéndose en el personaje que insufla el carácter y la elegancia del filme, es sin duda el más fascinante del grupo y el que aporta mayormente el aire clásico a la figura del espía, todo un placer ver a este gentleman repartiendo mandobles y lecciones de como ser un hombre con modales. Destacar también a Samuel L. Jackson como villano, entre la parodia y el más cruel cerebro autoritario de la actualidad.

Sus lecturas a la situación actual a partir de ese aire algo retro del espionaje como por ejemplo al dominio de las industrias tecnológicas y a la desconfianza en la política actual resultan otra gran virtud de esta posmoderna actualización del cine de espías que todos recordamos de los primeros Bond. Un homenaje atrevido e irreverente lleno de entretenida acción.
JasenV19
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7 de octubre de 2017
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a recapacitar un momento sobre eso que homenajea «Kingsman»: el cine de espías. Es que parece que el cine de espías solo es «James Bond», pero eso es una falacia tremenda. Se me ocurren ahora mismo grandes películas, todas muy serias, que no cumplen ninguno de los clichés que se presuponen en una cinta de espionaje. «El ojo de la aguja», «Misión Imposible» o «No hay salida» son solo tres ejemplos que en lo personal recomiendo de todo corazón como referentes de cine de espías de calidad.

Ahora bien, podemos aceptar «Kingsman» como una recuperación con algo de parodia del espionaje más rocambolesco. Para ello, pone un villano megalómano, espías británicos, muchos gadgets, un héroe y hasta la chica Bond, esta vez la chica Kingsman, que no es más que el premio sexual para que el héroe finiquite la misión retozando en una cama, como el Bond más hortera y misógino que podamos recordar. Pero, ojo, que si antes esta chica Bond podía ser también espía, secretaria o villana, todas con puestos útiles, ahora ya no; ahora vamos a hacer una separación entre mi amiga espía a la que respeto y sobre la que no hago ningún comentario sexual por muy hermosa que sea y «la princesa» inútil que está esperando que el héroe llegue para ofrecerle su cuerpo, y no voy a especificar qué parte de su cuerpo le ofrece exactamente. ¿Casualidad? Lo dudo.

Eso sí, como comedia no hace nada de gracia. A veces te sonríes con Samuel L. Jackson por el lenguaje que tiene, con tanto desparpajo, pero por lo demás es cero risas, así que no entiendo dónde está la diversión. De hecho, a mí esta película me parece muy desagradable. Para empezar, a qué mente enferma se le pudo ocurrir cortarle las piernas a Sofia Boutella; da entre grima y pena. Aunque, claro, se ve qua a Vaughn le gustan mucho las amputaciones porque no para de haber miembros cortados y hasta un cuerpo entero por la mitad, junto con toda clase de apuñalamientos, explosiones de cabezas, disparos, golpes y muertes. Al principio tratas de convencerte de que, bueno, no es para tanto, pero es llegar a la secuencia en la iglesia y comprendes que no, que Vaughn quiere matar gente y disfruta matándola, y lo peor es que los espectadores disfrutan también con ello.

Hay algo obsceno, preocupante y, repito, enfermizo en ese ensañamiento contra las personas, además enfocado hacia grupos determinados que al parecer merecen morir: poderosos, ricos, protestantes radicales o estudiantes de Cambridge. Pero porque son muy malos, ¿eh? Cabe preguntarse si no guarda esto bastantes similitudes con películas como «El club de la lucha» o «V de Vendetta»: hay una voluntad de regeneración libertaria, de demolición del sistema para dar luz a... no lo sabemos, pero sí sabemos que estos salvadores del mundo llevan a cabo sin pestañear una especie de genocidio que es como una fiesta de colores. Todo esto dirigido a los adolescentes, lo que hace que te resulte aún más desagradable.

Las dos horas son innecesarias para esta simple historia de jovenzuelo que se hace el más infalible de los agentes en unos meses de entrenamiento y con un villano que convence incluso al mismísimo Obama de sus absurdos planes (¿de verdad sirven para algo las tarjetas sim?). Las coreografías de algunas peleas son lo mejor junto con la presencia de Colin Firth y Michael Caine y el temazo «Slave to Love» de Bryan Ferry.

El resto es irrelevante.
Kaori
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27 de febrero de 2015
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si usted cree que James Bond, Jason Bourne, Jack Bauer y todos los demás agentes se han vuelto demasiado serios, el nuevo trabajo del director Matthew Vaughn ofrece un menú de sesos voladores, hombres cortados por la mitad y una buena cantidad de masacres acompañados de humor pícaro, pirotecnia y música electropop. Si esta premisa no le parece demasiado extrema, puede haber encontrado una buena dosis de entretenimiento.

En Kingsman, el espía principal, interpretado por Colin Firth, posee las únicas dos cualidades que han necesitado sus famosos predecesores en la pantalla grande: lucir elegantes y ser invencibles con armas y puños. Sin embargo, el valor trascendental es el mismo que distingue al más reciente 007 que interpreta Daniel Craig: el espía es vulnerable, duda y sufre.

Precisamente por un error suyo asesinan a un compañero de Kingsman, una agencia de inteligencia internacional e independiente. Esto lo lleva a sentirse responsable por el futuro de su pequeño hijo Eggsy, ahora huérfano. Diez años después, este es un joven con problemas de drogas, líos policiales y pandillaje, a quien igual intenta entrenar con la ayuda de Mark Strong y Michael Caine (equivalentes a los Q y M de Bond) para reemplazar a otro agente secreto de Kingsman caído durante una peligrosa misión.

Quizás Eggsy no sepa cómo vestir elegante ni comportarse en sociedad como un caballero, pero tiene las suficientes habilidades callejeras y los sólidos valores de trabajo en equipo para competir con otros reclutas jóvenes –más entrenados y de la alta estirpe burguesa– para ser aceptado en Kingsman. Las escenas de campamento juvenil para espías demuestran como todas esas otras películas de agentes secretos adolescentes son un fiasco sin sentido del humor, el suspenso y la adrenalina.

Y es que Matthew Vaughn puede tener todas las habilidades para entender lo que quiere un adolescente, pero el éxito de esta película radica en que es un verdadero entretenimiento para adultos en forma de parodia del cine de espías. Las burlas bien colocadas sobre otras películas de agentes secretos y las innumerables referencias a films de acción y aventuras, muy similar al cine de Tarantino, quizás no sean entendidas por los más jóvenes, pero logran encender el humor en la sala de cine para todos los públicos.

Vaughn es un cineasta contemporáneo que posee tantas ganas por crear material original y creativo como sensibilidad suficiente por el contenido mainstream. El guión de Kingsman utiliza la sátira para desafiar, criticar e integrar al mismo tiempo la cultura del consumo y las sociedades clasistas, entre otros temas. Todo ello sin perder el sentido del entretenimiento, a pesar del estilo ultra electrificado del director que puede resultar excesivo. Pues, con Kingsman no se puede decir que una película de Matthew Vaughn es aburrida y superficial. Eso es más de lo que puedes decir acerca de muchos otros directores contemporáneos.

No obstante, Kingsman se limita más de la cuenta en solo contar lo permisible para todos los públicos y existe una sensación constante de que el guión está atado de manos por las garras de una productora. Se contenta con ser una película que entra en el paquete familiar, cargada de personajes con viejas motivaciones demasiado explícitas –la lealtad, la culpa, la venganza–, cuando podría ser una oportunidad para desafiar aún más el estilo demasiado santurrón del cine comercial.

Además, Kingsman tiene un ritmo narrativo demasiado acelerado que casi siempre resulta un innecesario despilfarro de balas y golpes, en lugar de un uso más sistemático de la violencia. Algunos preferimos combinarla con algo más de piel desnuda y suspenso en la propuesta. Pues una película que van tan aprisa dispersa la atención y puede extraer la reflexión del público sobre la historia que cuenta, por más que vivamos en la generación del Twitter.

A pesar de ello, el conflicto de la película adquiere un perfecto espiral in crescendo por ver quién controla la paz mundial cuando se descubren las temibles intenciones del villano Samuel L. Jackson. Sobre todo en la magistral escena ultra violenta y ultra radical en la Iglesia. A partir de ahí sabemos que nunca entenderemos del todo a este malvado personaje, y no comprenderlo puede garantizar una gran experiencia en el cine: cualquier cosa puede pasar. Risas, adrenalina y una pizca de profundidad argumental son la marca de fábrica de Matthew Vaughn que hace de Kingsman una enorme, sonora y carnosa nalgada al cine de espías.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Salvapantallas
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22 de mayo de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Son dos películas en una? Existen dos partes diferenciadas; la primera de estilo continuista con sus golpes de efecto, que aun sorprendiendo, podrían agremiarse al tradicional método espía, asociado con cierto regusto de comedia no explícita.

La segunda se inclina ladeándose hacia la pirotecnia del medio, perdiendo fuelle a medida que avanza.
Le sobran minutos y excesos.
LEUGIM
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18 de marzo de 2015
15 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de los nuevos tiempos. Tiempos torpes, con sal gorda hasta en su escena final (Esa se la han quitado a Torrente), tortazos a discreción, señores con gorra que comen hamburguesas mientras beben algo parecido a un Vega Sicilia. Un petardo.
Son los nuevos tiempos, porque son los tiempos del "Me entiendes!!!", de los programas del hígado rosa, de fútbol hasta la sopa y el ser macarra, da puntos.
No es que el fantasmón de James Bond sea plato de mi gusto, pero al menos tenían clase él y el malo de turno, pero en este charco, el bueno es un mangui de bolera y el malo un zoquete friki de la programación. Esto no es mejorar, y con ello termino mi teoría, lo que hemos hecho es retroceder los demás, y así parece mejor el producto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
rintintin
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