El príncipe del rap (Serie de TV)

Antes de El Príncipe de Bel-Air se hicieron sitcoms que han tenido transcendencia (Cosas de Casa, El Show de Bill Cosby, Los Problemas Crecen, etc.), pero apareció un chico joven, fresco, rapero, estrafalario, desconocido. Exactamente, de eso se trata El Príncipe de Bel-Air, dentro de una familia rica, residente en el lujoso barrio de Bel-Air, da entrada un chico de los suburbios, conmocionando a todos sus familiares. Y ese fue el impacto que tuvo la serie, fue algo diferente: los chistes, las situaciones y problemas familiares que se plantean han sido seguido, prácticamente, por casi todos los sitcoms actuales. Todos los personajes, diferentes, son iguales de entrañables, a destacar Will Smith (el protagonista), su personaje homónimo le lanzó al estrellato al desplegar todo un catálogo de momentos imposibles de olvidar. Una de las pruebas para corroborar que esta serie ha marcado un antes y un después es que no paran de emitirla y no ha pasado a las estanterías de los canales de televisión como casi todas las de su tiempo. El Príncipe de Bel-Air y en especial Will Smith, nos han regalado momentos preciosos de nuestra infancia. Lo peor de la serie: el cambio de actriz de Janet Hubert-Whitten por una sosa y e intrascendente Daphne Maxwell Reid (de hecho en muchos capítulos ni sale), la bajada de calidad en la mayoría de los capítulos de las tres últimas temporadas y algunos golpes de humor están relacionados con la cultura americana, por tanto hay que tener algo de conocimiento del mundo del espectáculo de Estados Unidos. Si tuviese que nombrar algún Príncipe de Bel-Air en la actualidad: Todo el Mundo Odia a Chris. Imprescindible.

Serie de culto donde las haya por parte de los nacidos en los setenta y especialmente ochenta. Will Smith por aquél entonces era muy poco conocido y su relanzamiento mundial fue sin duda a través de esta brillante sitcom. En ella demostró sus enormes cualidades para la interpretación y especialmente para la comedia. En realidad se encarnaba a sí mismo, de forma que se sintió como pez en el agua desde el primer momento. Desde esa mítica cabecera con una canción pegadiza que queda grabada en la memoria más de 20 años después.

Todos los personajes realizaron un gran trabajo. El enorme Tio Phil, cuyo actor James Avery falleció recientemente. Esos mosqueos impresionantes que pillaba con su sobrino y los castigos que le endosaba. Dignas son de recordar la escena en la que Will cree llegar a su habitación de madrugada sin despertar a su tío, baila y se da cuenta de que no estaba durmiendo en el sofá: "¡castigado!". Situaciones así tan simples han arrancado carcajadas a muchísimos espectadores. También hay que destacar a Alfonso Ribeiro como Carlton, el primo que supone un importante contrapunto porque es radicalmente distinto a Will y existen tanto choques como momentos en que se necesitan el uno al otro. Y por supuesto, tanto el mayordomo Geoffrey con un Jospeh Marcell que le dota de un humor irónico brillante.

Los argumentos de cada capítulo tratan muchos aspectos sociales y familiares que preocupan a generaciones de distintas edades. Problemas de la adolescencia, matrimonio, amor, amistades, hermanos... Sin duda unas lecciones interesantes que se ofrecen tanto en clave de humor como en una vertiente más seria cuando es necesario. De hecho también hay espacio para momentos emotivos.

El punto negativo de esta serie es que en sus últimas temporadas bajó mucho el nivel, al representar la evolución de Will Smith de adolescente a adulto. Pero de cualquier manera, es una de las mejores series de humor familiar de todos los tiempos.

Una comedia sana, amena e inocentona con ganas de reír y, y a la vez, reflexionar es con el príncipe del rap, o del Bel -Air como lo quieran llamar. Will un chico carente de juicio y obediencia a su madre, fuera de su precariedad económica y los problemas que tenía con la pandilla, lo manda a la mansión de su hermano el abogado Phill Banks que se encargará de su cuidado y lidiará con sus primos que tienen una característica muy peculiar: la forma como ven la vida. Los tíos entre estrictos, sensatos y comprensibles como lo son Phill y Viv; el primo aparentemente serio, recatado, consecuente, su modo formal de vestirse y algo imprudente cuando se mete en líos por lo que se la deja montar de Will, Carlton; la materialista y vanidosa Hillary; la chica que se esfuerza en ser educada sueña con ser artista musical o plástica Ashley; y el menor espontaneo y perspicaz Nicky.
Los demás que le dieron mayor juego de la serie: el mayordomo sarcástico que da respuestas para todo a pesar de ser educado; y el compinche de Will que vive tragado de Hillary y que mete constantemente la pata por lo que siempre Phill lo avienta al jardín o a la entrada principal.
Una comedia bacana en la que Will pone a prueba tolerar las costumbres de los ricos sin perder su estirpe y su esencia en la que debe lidiar con las experiencias que vaya cogiendo y apoyando en las buenas y en las malas con sus primos sobretodo por Carlton para dejar de ser añoñado y sea más extorvertido. También hace que hay normas que se deben cumplir y tener criterio cuando se sortea difíciles momentos ya que nadie está exento y que puede pasarle a cualquiera.
Por lo tanto, el príncipe de Bel Air es una graciosa comedia en la que Will debe aprender a comportarse y adaptarse a la vida y más si es con la familia refinada Banks sin perder su esencia y a arriesgarse a nuevas experiencias que lo ayudan a madurar. Por cierto, esta serie fue el trampolín para el estrellato de Will Smith en la que es el actor más cotizado para protagonizar películas entre muy buenas y regulares y, sí, Will está en la jugada no sólo en la actuación sino también en la música gracias al rap que lo domina bien. Por consiguiente, larga vida a Will y al príncipe de Bel Air.
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Que recuerdos ver años después esta serie con la que crecí. Volver a ver los capítulos llenos de anécdotas de esta magnífica famlia america y su peculiar sobrino.
La serie años después sigue resultando muy divertida, y aunque uno haya visto algunos capitulos más de 10 veces, se sigue riendo con lo que ocurre.
Cada personaje es único y peculiar. Todos ellos tienen su punto y resultan totalmente desternillantes al participar es escenas que resultan geniales gracias al modo en que son tratadas.
Creo que es una serie que mantiene muy bien el paso de los años (aunque hay que reconocer que la ropa canta un poco años después), y que el público que la veía en su época la sigue disfrutando, y las nuevas generaciones pienso que también la disfrutan.
El humor y los gags siguen funcionando, haciendo que la risa esté totalmente garantizada.
Es una maravilla poder disfrutar de vez en cuando de algunos capítulos de esta genial serie, pero con otra visión totalmente diferente años después, y por supuesto sin la prisa de tener que volver al colegio.
Creo que todos los actores realizan un trabajo magnífico, y por supuesto que el que ha sacado mayor partido a esta serie es Will Smith, el cual fue catapultado a la fama.
En fin, serie realmente divertida que recomiendo ver tanto a los que la seguían hace años, como a los que no hayan visto ni un solo capítulo. El paso de los años no la ha deteriorado y sigue siendo graciosa y entretenida.

Por aquellos días eran coincidentes la música de la serie con el olor a olla y frituras, ambos sentidos (oído y olfato) nos abrían el apetito.
El simpático paleto que, como un abducido por marcianos, aterriza en una barriada exclusiva de California, con escasos complejos y generosa verborrea e inventiva; zarandeaba nuestras meninges huérfanas de rap y aceleraba nuestras digestiones.

La familia del tío Phil, juez de perfil inflexible, estaba conformada por estereotipos internacionales: mujer conseguidora, vomitiva hija pija, hijo tardo y pelota, jovencita rebelde...; y algunos añadidos como el del mayordomo Geoffrey, siempre presto al escarnio, o el colega sinvergüenza de Will (Jazzy Jeff) que tanto vale para camellear, como para seducir a Hilary o marcarse un solo de batería.

La diferencia generacional y de pensamiento político entre el dueño de la casa y su sobrino, son fundamentales para establecer una cómica disputa en la mayoría de los episodios, aunque en el fondo ambos se dispensan un afecto de difícil disimulo.

Fue una serie pionera mostrando familias estructuradas y de clase media alta afroamericanas, acentuando el desenfado, la cohesión y la falta de complejos de la raza negra; hasta tal punto, que los personajes de raza blanca eran muy poco habituales.