La saga Crepúsculo: Amanecer - Parte 2

¡¡La saga teen del romance vampiro/humana por fin concluye!! Una saga que, en su conjunto, queda a la altura del betún si se la compara con otras GRANDÍSIMAS sagas fantásticas del cine como "El señor de los anillos", "Star Wars" o "Harry Potter".

Hace varias entregas que todo el mundo lo sabe, y desde luego nadie que vaya a ver la conclusión de este empalogoso romance sobrenatural espera a estas alturas una sola secuencia embobante digna de quedarse en la retina del cinéfilo para siempre por su arte, tampoco nadie se espera un guión con diálogos a la altura de Tarantino.

"Crepúsculo" es lo que es: romance cándido, meloso y cargante... mezclado con unas aventuras vampíricas más ingenuas que los personajes de Lina Morgan. Y aquí se mantiene en su linea de redundante, empalogoso e infantil romance rosa... mezclado con alguna peleíta de escaso lucimiento de vampiros y hombres-lobo. Su simpleza es la de siempre y, como la mayoría de sus entregas (sobre todo la 2 y la 3), "Amanecer Parte 2" tiene poco o nada que contarnos (desde luego mucho menos que su predecesora. "Amanecer Parte 2" parece más bien un contenido extra de la primera parte que se olvidó en un descuído)... pero afortunadamente no se estira como un chicle en demasía (¡¡es la entrega más corta de todas!! No llega a la hora y media) y tiene un cierto equilibrio entre el espanto de sus momentos rosas (que por su tontería, estupidez, artificiosidad y ridiculez llegan a la vergüenza ajena... y a las risas en el cine) y sus algo más sugestivas y emocionantes batallas finales (intensas y desarrolladas como nunca antes se había visto en la saga. Sin ser de lo mejor que se ha dado este año, los efectos especiales (a destacar los "poderes" de los vampiros... que más bien son superhéroes) y el dinamismo de los cuerpo a cuerpo resultan ser los momentos más destacables y tensos del film). Esto hace que el metraje acabe en una pasable y volátil distracción que nunca llega a caer en exceso en la bobería de su inocuo amorío.

En fin. Una cinta que no despunta en el séptimo arte por nada, ni por sus actuaciones (Stewart como siempre con cara de asco e ida todo el rato (sienta lo que sienta su personaje siempre está igual,) Taylor Lautner tan desubicado como siempre, y Robert Pattinson (al que he visto bastante bien en otras cintas e incluso en alguna entrega de esta saga) con una sonrisa forzada y dolorida de principio a fin. Los secundarios superan en carisma y magnetismo al trío "química cero" principal (y eso que tampoco están a un nivel digno de mencionarse demasiado)), ni por su trama (el desenlace ni es crucial ni indispensable para el conjunto de la saga cinematográfica. Se podría pasar sin él ya que parece un añadido), ni por su fotografía, ni por su composición de planos ni por su realización.

El final pasa sin pena ni gloria... como el conjunto global de la saga. Las únicas dos grandes preguntas que me han quedado tras ver la cinta son estas:

- En el cine... ¿podrán hacerse en el futuro escenas de cama más blancas y con menos ganas y deseo que éstas? ¿confirmado queda que si se es mormona el sexo se parece más a un anuncio de detergente que a sexo de verdad?

- ¿Qué droga habría tomado el divertido de Martín Sheen antes de empezar sus escenas? ¡YO QUIERO LO MISMO!

Lo mejor: ...

Es sintomático que los grandes actores en activo, léase desde Helena Bonham-Carter a Ralph Fiennes, no se hayan prestado al despropósito crepuscular pese a que no han dudado en hacer el gilipollas varita en mano en la saga Harry Potter. Se podría interpretar en clave patriótica -casi todos son británicos- o aplicar la navaja de Occam y pensar que un buen intérprete puede participar en una superproducción intrascendente por dinero o por pasarlo bien, pero que son gente con cierto sentido del ridículo. Sin ambages: la saga Crepúsculo nos ha ofrecido algunos de los peores productos que se han visto en pantalla grande en los últimos años. Cuando Hollywood aún se tenía a sí mismo por algo importante y no exclusivamente como una máquina de hacer dinero, producciones de esta calaña habrían ido directas al videoclub. Especialmente en los casos de la segunda y la tercera película, en las que, por increíble que parezca cuando la cosa va de vampiros, que dan tanto juego, no pasaba absolutamente nada.

Pero oigan, una tarde de domingo he mirado Amanecer 2 -dirán ustedes que mi comportamiento contradice mis palabras, pero no deben subestimar la atracción de los placeres culpables y leñe, esto es el pulp de nuestros días y bien que a Tarantino le ríen las gracias- y, sorprendentemente, me he distraído. Esperaba muchísimo menos.

Para empezar, la historia es una tontería. Los guionistas lo saben y nosotros lo sabemos. Parece que decir esto es sólo remarcar lo obvio, pero gracias a esta simple premisa logra salir a flote una cinta cuya materia prima da para lo que da.

Así, a través de la autoconsciencia nos hacemos cómplices. Ya no nos encontramos con una bobada solemne y seria, sino con una bobada que sabe lo que es y con ello hace lo que puede.
Se acabaron los dos enamorados lechosos y tristes compitiendo por ver quién es más cargante. Ahora hay un tono desenfadado, en el que las bromas abundan, más dirigido a entretenernos que a contarnos una historia que realmente nunca debió ser escrita, ni leída. De hecho, en cierto modo, es una comedia épica.
Es como si se nos mandara el siguiente mensaje: “Con estos mimbres sólo se podía hacer esta silla, espero que nos entendáis, disfrutéis la peli y os echéis unas risas”.

Yo al menos los entendí, y me eché unas risas.

Edward: Bella, te tengo dos noticias, una buena y otra mala.
Bella: Dime la mala primero.
Edward: La mala noticia es que estás muerta.
Bella: Oh... ¿Y la buena?
Edward: La buena noticia es que... estás muerta. Verás, para que sobrevivieras al parto del engendro CGI ese...
Bella: Renesmee.
Edward: Como se llame. Bueno, la cosa es que casi mueres, así que para traerte de vuelta a la vida tuve que matarte. Digo, "transformarte".
Bella: ¡Oh, Edward! ¡Al fin se ha cumplido mi sueño: seré una vampira por el resto de la eternidad! ¡Viviré sin preocupaciones, ni sueños, ni metas, ni ambiciones, más que tener sexo softcore contigo, mi amado de rostro plano!
Edward: Sí, sí. Ahora vamos a follar.
Bella: Espera, quiero conocer a mi Renesmee.
Edward: (Para sí mismo) "Renesmee"... Pfff, y yo que me acomplejaba por mi apellido.
Bella: ¡Escuché eso!

(Más tarde)

Bella: ¡Qué bella mi Renesmee! Si hasta usaron el mismo software con el que cambiaron mi color de ojos.
Jacob: Este... ¿Bella?
Bella: Ah... eres tú, el perro. Veo que aprendiste a usar camisas.
Jacob: Eh, sí, lo que tú digas. Verás, hay algo que quiero decirte. Es sobre tu hija. Desde que la ví, yo... es algo... que no puedo controlar, es cosa de lobos, tú no lo entenderías....
Bella: ¿¡QUÉ!?
Jacob: No es lo que parece.
Bella: ¿Me estás tratando de decir que mi hijita, mi BEBÉ, te la pone dura?
Jacob: Pues... sí.
Bella: ¡VOY A MATARTE, PEDÓFILO HIJO DE LA GRANDÍSIMA PERRA INDIA! (Bella procede a golpear a Jacob, mientras el cabrón de Edward se parte el culo de la risa).
Jacob: Ay, ay, mi pobre y tonificado cuerpecito... ¿puedo pasar la noche en el sofá?
Bella: Claro, para eso están los amigos.
Edward: Perfecto. Mientras tanto yo y Bella usaremos la cama.
Jacob: Pero... pensé que los vampiros no duermen.
Edward: ¿Y quién dijo algo sobre dormir? (Guiño)

Un cierre de saga terriblemente lento. Poco argumento para mucho metraje. Efectos digitales muy pobres e innecesarios, impropios de una película de su presupuesto. Humor forzado en muchas escenas. Diálogos rebuscados y muy sobrecargados. Lagunas a la hora de explicar ciertas conductas de los personajes al espectador que no ha leído las novelas. Calidad interpretativa mediocre, sin actor digno de mención. Bonita fotografía, eso sí.