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España España · MADRID
Críticas de Spark
Críticas 1.842
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
25 de abril de 2024
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Florian Zeller (director y guionista de la estupenda "El padre" (2020), de lo mejorcito que el cine nos dio el aciago año de la pandemia) vuelve a adaptar una de sus obras teatrales en este su segundo largometraje para la gran pantalla.

Y de nuevo nos topamos con un competente drama asceta. No tan pulido como "El padre" de 2020, pero casi casi le llega a la altura. Un adolescente (Zen McGrath) cae en depresión clínica tras el divorcio de sus padres (encarnados por Hugh Jackman y Laura Dern) y ninguno de los dos progenitores sabe como actuar ante tal situación.

Hay que reconocer que "El hijo" tiene muchos instantes en los que las personas que han padecido depresión clínica (sí, la tuve) se van a sentir identificadas con potencia y pesar... aunque también es cierto que la forma de responder del entorno de seres queridos no nos va a identificar lo más mínimo (al menos a los del mundo occidental). Porque "El hijo" trata con entendimiento la neurosis y el ciclo depresivo de su protagonista, con un sufrimiento interno insoportable y sucesivo. Y Zen McGrath perfila este rol con honestidad y nervio (haciendo de su protagonista un personaje de mirada intrigante a la hora de maquillar su padecimiento, de franqueza a la hora de expresar sus sentimientos depresivos, y de manipulación extravagante a la hora de llevar a cabo su acto final) lo que torna a su personaje en un ser natural y cómplice a la par que singular e interesante.

Por desgracia no se puede decir lo mismo de ese entorno desubicado de forma exagerada, forzada y artificial. Pues ni Hugh Jackman logra conectar con un rol que cambia de actitud como de camisa (con esa bipolaridad que lo mismo trata a su hijo con una zalamería incondicional o con un desdén beligerante, al final ese padre acaba pareciendo más enfermo mental que el hijo), ni tampoco las secundarias Laura Dern y Vanessa Kirby le acaban de tomar al pulso a unos personajes estereotipados (la primera madre "clásica" abnegada y bonachona y la segunda madre "moderna" individualista y pragmática) a los que no pueden quitar ese tono forzado en unas actitudes de lo más tópicas y unidimensionales.

Y son esas lagunas en las que el guion sobre ese entorno supuestamente adulto es abandonado tanto a lo mínimo que resulta memo (más en spoilers), unido a unas actuaciones incapaces de rescatar ese desaguisado con una complicidad arrolladora lo que hace que "El hijo" no se ponga en las cotas de obra maestra dramática.

Porque lo cierto es que son más los instantes de incomodidad depresiva de su protagonista que los de reacciones idiotas y patosas de su entorno. Y, a pesar de esos planos postizos, "El hijo" conduce su trama con un ritmo agradecido y nervudo. Cosa de la que se benefician las escenas más lúcidas (y lucidas) del guion (destaco cierto diálogo en el que el hijo habla sobre como soportar la vida) y cosa que hace que las escenas más tópicas y vacuas se sobrelleven con unos planos cerrados activos y resueltos por parte de Zeller, con un diseño artístico contemporáneo de sus escenarios y personajes elegante, con una iluminación diáfana de lo más confortable y con una cinematografía capacitada (que no sobresaliente) al igual que su banda sonora.

Así que no estamos ante una mala película, que tiene sus errores pero a la que le pesan más sus aciertos tanto a nivel de escritura como a nivel de puesta en escena. Es una película muy recomendable a tod@ cinéfil@ que haya padecido la grave enfermedad del siglo XXI, que verá reflejada por fin en pantalla con bastante comprensión y complicidad, como drama acotado también es una película recomendable, pero los que no son muy fans del drama puro y duro van a sentirse rechazados por el metraje desde el minuto uno. Pues no estamos ante una cinta dramática excelsa que traspase géneros a lo "La lista de Schindler" (1993), "Million Dollar Baby" (2004) o "Mar adentro" (2004), sino más bien ante algo parejo a "El regreso de Ben" (2018), "Te doy mis ojos" (2003), "Boys Don't Cry" (1999), "Martha, Marcy, May, Marlene" (2011) o "Boyhood" (2014) que no está tan mal como (por ejemplo) "Alma salvaje" (2014) o "Miss Potter" (2006).

Lo mejor: Su guion en las partes en las que...
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Spark
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3
24 de abril de 2024
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Lo cierto es que, quitando pocas excepciones ("El diablo a todas horas" (2020), "Los dos Papas" (2019), "Roma" (2018), "Historia de un matrimonio" (2019)), Netflix no llega a dar con la tecla con sus telefilms de alto presupuesto y nombres de relumbrón ("Patrulla Trueno" (2021), "La vieja guardia" (2020), "The Prom" (2020), "Los chicos de la banda" (2020), "Spiderhead" (2022), "El hombre agua" (2020), "Triple frontera" (2019), "Dinero sucio" (2010), "Campamento alienígena" (2019), "Bright" (2020), "Diamantes en bruto" (2019), "Imperdonable" (2021) y este "Tyler Rake" que nos ocupa entre muchos otros). Pero la tecla cada vez se hace más reconocible: contar con un guion inédito, elaborado, inspirado, agudo y cuidado. Cosa de la que tanto este "Tyler Rake" de 2020 como la mayoría de los telefilms de la plataforma de streaming carecen (y que quedan sonrojados comparados con los telefilms de la HBO, tipo "Paterno" (2018), "Detrás del candelabro" (2013), "Mi cena con Hervé" (2018) o "The Wizard of Lies" (2017) entre otros).

Y el caso es que casi compensa la factura audiovisual con la que cuenta este relato escrito por los hermanos Russo (directores que ya trabajaron con Chris Hermsworth en toda la saga superheróica de MARVEL de "Los Vengadores") y dirigido en su debut tras la cámaras por el doble de acción Sam Hargrave. Pero en mi caso se me torna insuficiente ante un desarrollo argumental estereotipado, superficial y diría que hasta absurdo en tantas y tantas ocasiones. Un soldado de las fuerzas especiales australianas retirado (Hermsworth) recibe el encargo privado de rescatar a un niño (Rudhraksh Jaiswal) hijo de un capo de la droga de las garras secuestradoras del capo rival (Priyanshu Painyuli). La premisa "per se" no es gris, pero la forma de tratarse con la mera acción reiterativa y las escenas de "descanso" que tratan de dar pena al espectador a base de topicazos no ayuda a que la trama se nos torne implicante y fascinante. Pues aquí no tenemos unas intrigas recónditas y maduras, ni unas escenas de acción imaginativas y memorables (no, esto no es "El caso Bourne" (2002), "Los intocables de Elliot Ness" (1987), "El mito de Bourne" (2004) y "Misión: Imposible" (1996)) y tenemos que conformarnos que un devenir narrativo que impone arquetipos de forma disparatada (los "malos muy malos" cuya mala puntería es tan abundante como su forma de aparecer una y otra vez para ser el saco de boxeo del protagonista, el capo de la droga "malo maloso" con poder suficiente como para parar un país entero para dar con el protagonista y matarlo (al malvado se le va todo el presupuesto del futuro rescate del niño en pagar a toda fuerza policial y política habida y por haber en esa realidad inventada), el "amigo" que ya se adivina desde el minuto uno de su aparición con que va a salir, pero sobre todo choca la inmortalidad del protagonista capaz de soportar tortas, tiros, atropellos, apuñalamientos y demás ralea de una forma absolutamente inadmisible. Sería como pedir a un ser humano que aguante impoluto en los profundidades kilométricas del océanos sin hacerse papilla. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, si estuviéramos hablando de una película de fantasía con sus propias reglas al asunto no sacaría de la película, pero aquí sus personajes de ficción se mueven por el supuesto mundo real y Hermsworth no es el semidios nórdico Thor sino el australiano Tyler Rake, un personaje que la audiencia no podrá dejar de ver en unas coreografías de lucha muy bien ensayadas más que en una misión de rescate exótica).

El caso es que Hargrave rueda toda la película con gran pericia y compás (quitando las escenas de diálogos que se estiran sin necesidad ni propósito), las secuencias de acción resultan tan espectaculares como estilizadas, y en los minutos finales la resolución del rescate logra imprimir un suspense en la acción llevado con un tempo perfecto. Tampoco son deleznables las labores de diseño de producción, pues hay en "Tyler Rake" una cinematografía decente (que no sobresaliente, eso se lo dejamos a otros telefilms de Netflix del mismo corte y resultado global como son "Bright" o "Triple frontera"), una labor de maquillaje y vestuario elegante y una iluminación cuidada y equilibrada en todo momento. Pero los mayores estímulos del telefilm nos vienen dados por sus escenarios vetustos a la par que embelesadores, por su medido y envolvente sonido, por sus efectos especiales de explosiones y tiroteos, y por la labor actoral en líneas generales que capea en temporal con oficio (desde los más secundarios Randeep Hooda y Golshifteh Farahani (que dotan a sus personajes de una honestidad que no tienen sobre el papel) hasta el rey de la función Hermsworth que no solo cumple con creces en todos los planos de peleas cuerpo a cuerpo y además (al contrario que Queen Latifah en "The Equalizer" (una estúpida serie que, en comparación de este "Tyler Rake", goza de guiones más mimados y coherentes)) Hermsworth sí da el pego como hombre de "acción y reacción" y gracias a esto Hargrave no truca ningún plano y los mantiene fijos en los movimientos del personaje).

Pero una aceptable envoltura no me llega a llenar tanto ese vacío explicativo y evolutivo como para poner esta cinta al nivel de "El ultimátum de Bourne" (2007) o "Jungla de cristal" (1988)... ni siquiera a la altura de otras acciones desatadas pasajeras y disfrutonas como "John Wick" (2014) o "Venganza" (2008). Digamos que se me sitúa en el grupo de "300" (2006), "Atómica" (2017), "V3nganza" (2015) o "Indomable" (2012). Solo recomendable para los muy muy fans del género de acción puro y duro (que trague hasta con las idas de olla de Steven Seagal o Chuck Norris. Porque los tiros (valga la redundancia) van por ahí pero con una puesta en escena de mayor categoría)

Lo mejor: La actuación que se marca Hermsworth tanto en las escenas dinámicas como en las pausadas de las que trata de sacar oro (a pesar de que el libreto le da entre poco po nada. Hablo...
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Spark
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5
23 de abril de 2024
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Admito que no sigo demasiado el shonen manga (las tramas de acción sobrenatural me complacen más en cine o literatura), que soy más de shojo manga y de yuri manga. Pero reconozco que el anime de 2004 a 2012 basado en las viñetas de Tite Kubo me encandiló sin remedio con unos personajes carismáticos, una trama sobrenatural reflexiva e intrincada y unos diseños y música muy singulares. A mí que me dejen de Narutos o One Pieces, yo "Bleach" y siempre "Bleach" en vena.

Así que habiendo disfrutado con creces aquellos episodios nervudos y evolutivos de Noriyuki Abe, con esos personajes tan característicos... debo decir que esta adaptación telefilmera a imagen real por parte de Netflix... no es horrible pero sí mediocre.

Y es que el largometraje de casi dos horas sintetiza demasiado, demasiadas viñetas y demasiado simplificadas como para que el espectador (sea fan o no de "Bleach") disfrute, ría y se sorprenda con la historia de Ichigo y Rukia acabando con las almas en pena de la dimensión espiritual. Se nota sin lugar a dudas de que un formato tipo serie a lo "Entre fantasmas" (2005-10) o "Sobrenatural" (2005-20) le hubiera sentado mucho mejor a un producto que tiene material de sobra como para nutrirnos de tramas curiosas y multifacéticas.

Pero lo que tenemos es lo que hay. Y esto es un argumento que se desarrolla con bastante unidimensionalidad, infantilismo, superficialidad y redundancia como para que nos mueva o nos conmueva... pero tampoco estamos ante algo que cambie o se cargue las esencias primordiales de sus personajes o circunstancias (¡vamos, que esto no es el sacrilegio de "Dragonball Evolution" (2009)! que cambiaba las circunstancias y personalidades de sus personajes... entre otras torpezas). Ichigo (interpretado por Sota Fukushi, los fans del tokusatsu ya lo conocemos por su trabajo en la serie de Kamen Raider) es calcado físicamente al Ichigo que nos podemos imaginar a carne y hueso si lo sacamos de sus viñetas, y tres cuartos de lo mismo podemos decir de Rukia (Hana Sugisaki), Uryu (Ryo Yoshizawa) o Renji (Taichi Saotome). No podemos decir lo mismo de Orihime (Erina Mano) y Chad (Yu Koyanagi) que, además de su nulo parecido físico a sus personajes animados, quedan reducidos a un puñado de chascarrillos. Y es que viene a colación el tema de la reducción del contenido que es la principal losa del film. No sé si se debe a que la cinta pretende contentar a un público más amplio y más familiar, pero el caso es que este "Bleach" merma sus avatares tanto (prácticamente se cubre todo el anime original, supongo que también cubre todo el manga original) que lo convierte en una cinta de acción sobrenatural bastante previsible, arquetípica y rutinaria (que podría ser intercambiable con largos comerciales de super(héroes) que se entrenan para vencer a los super(villanos) como "The Karate Kid" (la mala, el remake de 2010, no la notable cinta de 1984), "Spy Kids" (2001) o "Percy Jackson y el ladrón del rayo" (2010)). Y no digo que se equipara a films con temática muy muy similar como "El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares" (2016) o "Power Rangers" (2017) porque entonces este "Bleach" iba a perder por goleada en todos los niveles.

Y con esto no digo que no respete su material de base, ni mucho menos. Pero que se queda a larga distancia de lo que se homenajea es una obviedad. Y es una lástima porque la puesta en escena está logradísima. Hay en "Bleach" una cinematografía más cercana a la gran pantalla que a la TV Movie (pero es que estamos hablando de un telefilm japonés, y la industria nipona nos da ficciones audiovisuales en con un C.G.I. impoluto y un H.D. inconmensurable incluso en los Super Sentai más infantiles de 20 minutos), pero en lo que más reluce es en el diseño de los Hollows, en el del vestuario y atrezzo de los Soul Rippers, y en esos combates de fantasía tan mimados en sus efectos especiales espectaculares y en sus aceleradas coreografías de espada. Es por ello porque que "Bleach" encandila por momentos dada la vistosidad y elegancia de esas escenas de acción (que tampoco es que sean sobresalientes, para ello el film tendría que haber sido más osado a la hora de trasladar la estética colorista del manga original, así como las notas musicales inolvidables de su anime). Pero que "Bleach" quede reducido a unas bonitas escenas de acción no era ni lo esperable ni algo suficiente tan siquiera como para entretener con dignidad. Porque a este largo lo sacas de sus peleas y enfrentamientos sobrenaturales y tienes un catálogo de pueriles circunstancias que no se llevan más allá de eso, de situaciones redundantes y diría que hasta de ritmo lentorro y exasperante.

Sí se deja ver por ese grano atractivo, por un elenco natural y por una puesta en escena acabada y resultona... pero se deja ver para los muy muy incondicionales (que no puristas) de "Bleach" (admito que es mi caso) y los fans de la acción de fantasía venga de donde venga o venga como venga (pues "Bleach" se pone a la altura de otros productos televisivos del género como "Falcon y el soldado de invierno" (2021) o "Bright" (2020)) pero ya les adelanto que no van a dar ganas de repetir su visionado. El resto se pierde entre poco o nada.

Lo mejor: Me quedo con la animación por ordenador de los malvados Hollows, y con la actuación de Taicho Saotome que se convierte en un robaescenas.
Lo peor: Que (supongo que habrá sido por derechos de autor, pero sigue resultando triste) no se haya escuchado en ningún momento el tema "Asterisk" de Orange Range durante ni un solo combate.
Spark
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6
16 de abril de 2024
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Directamente en la plataforma de streaming de Disney nos llegó está continuación de "Encantada" (2007), aquel film de Kevin Lima (director que "Tarzan" (1999) y "102 dálmatas" (2000)) que aunaba en musical y comedia en aquella curiosa y perspicaz aventura autoparódica protagonizada por Amy Adams (secundada por aquel entonces por un gran reparto con Susan Sarandon, James Marsden, Timothy Spall e Idina Menzel).

Aquella película para todos los públicos mezclaba una aventura de magia y fantasía con humor sagaz hacia este género casi tan bien como "Shrek" (digo casi porque "Shrek" se sigue denotando superior y más revisionable. "Encantada" no ofrecía las dosis continuadas de ironía ni el ritmo tan presto de la cinta animada de 2001) y maridaba animación e imagen real en un lance en el que su protagonista (Adams) salía por accidente de su mundo animado al mundo real de Nueva York... y por el camino enamoraba al abogado viudo encarnado por Patrick Dempsey.

En esta continuación Giselle (Adams) ya empieza a conocer los sinsabores de la vida real en familia y añora su vida de cuento de hadas en Andalasia, así que pide un peligroso deseo que va a convertir a su barrio neoyorkino de las afueras en un cuento de hadas donde ella va a ocupar un papel de pesadilla.

Debo admitir que "Desencantada: Vuelve Giselle" me ha gustado bastante... casi tanto como el film predecesor. Porque, si bien la cinta tiene momentos de desarrollo tan básico y previsible como exasperante para un adulto (así como ciertas gracias tan bobas y erráticas como las de una serie de Disney Channel), lo cierto es que por norma general ofrece un ritmo ágil, un desarrollo argumental natural y avispado, y unos momentos de comicidad astuta y cómplice (los que se llevan la mejor parte, con permiso de una Amy Adams de lo más co-partícipe y espabilada, son James Spader, Idina Menzel y la nueva incorporación de Maya Rudolph). ¡Vamos, que no es el desastre de la "Cenicienta" (2021) de Camila Cabello!, ni tampoco es la cursilada plana de "Cenicienta" (2015) o "High School Musical" (2006). En "Desencantada" hay mayores ingredientes y mejor aprovechados. Pues su parte de comedia que es su gran baza se explota de forma bastante abundante con sarcasmos precisos (ojo al Príncipe Edward en su forma animada o de carne y hueso, pero no desmerecen esa Giselle en "modo madrastra" o esa nueva reina malvada del barrio con sus dos minions)... a pesar de tener otros desatinos (las escenas del Depmsey en modo de fantasía son obviables del todo) y hace fluir su enredo con cierta viveza. Lo mismo se puede decir de su otro gran aliciente que es su actuación musical que esta vez (y con gran acierto, debo decir) cede más protagonismo a la magnífica voz que es la de Idina Menzel. Y la actriz curtida en musicales aporta una brillante presencia interpretativa y vocal... la lástima es que esta segunda parte no cuenta con unas partituras tan distintivas y deliciosas como en la cinta predecesora.

Y así va navegando el film entre luces y sombras (con un elenco en parte de gran nivel y carisma en sus roles (Adams, Marsden, Menzel, Rudoplh, Jayma Mays, Yvette Nicole Brown) y en otra parte de nula conexión con el espectador (Dempsey, Gabriella Baldacchino), con unos instantes musicales de gran poderío o sentimiento vocal (Adams, Marsden, Menzel) y unas melodías olvidables y facilonas, con una puesta en escena profusa en sus decorados y vestuario... que se pasan algo de frenada en la pomposidad de los vestidos, con unas efectos visuales que triunfan con una animación entrañable y divertida (no solo las versiones animadas de los Reyes de Andalasia nos encandilan con curioseo, la Morgan animada también deja expresiones audaces)... y que no pasan de lo tolerable en la "magia" en el mundo real, con una realización competente pero bastante rutinaria)... mientras se van imponiendo las luces durante este visionado que hará las delicias de los más pequeños mientras que entretendrá en líneas generales con una sonrisa culpable a un adulto. Es una película muy recomendable como pasatiempo optimista y lúdico para todo tipo de público... y solo indispensable a los muy fans de las comedias Disney o a alguien de su reparto (pues los más aficionados al cine musical no vamos a ver en "Desencantada" una cinta notable y estandarte (tampoco un horror a lo "Cats" (2019), "Spiceworld" (1997) o "Camp Rock 2" (2010), pero desde luego no estamos ante "Sonrisas y lágrimas"(1965), "Chicago" (2002), "Grease" (1978) o "Mary Poppins" (1964)). Absténganse los que no toleren un solo atisbo de fantasía, parodia o humor en un largometraje. No es una secuela que ofrezca la música de su primera parte, pero a nivel de desarrollo argumental y a nivel de puesta en escena está muy a la par (y esto lo digo como un cumplido). Le han llovido palos por todos lados y, sinceramente, me parecen del todo injustificado. No es el desastre de otras comedias musicales como "High School Musical 2" (2007) o "The Prom" (2020), aquí hay más categoría en casi todos sus aspectos y en su conjunto final. Diría que "Desencantada" supera a "Nine" (2009), "Annie" (2014) o "Burlesque" (2010) pero no llega a los "Florence Foster Jenkins" (2016), "West Side Story" (1961), "En la cuerda floja" (2005) o "Charlie y la fábrica de chocolate" (2005). Se queda más bien en un "El gran Showman" (2017), un "Cyrano" (2022) o un "Z.O.M.B.I.E.S." (2018). Muy grata para el fan del musical pero no de forma exagerada.

Lo mejor: Me voy a quedar con sus momentos de animación 2D (pero hay más donde elegir, sobre todo el timing humorístico de Rudoplh, Adams o Marsden).
Lo peor: Toda la subtrama protagonizada por Patrick Dempsey.
Spark
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4
11 de abril de 2024
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Adaptando la novela de 2003 del mismo nombre de Louis Bayard, "Los crímenes de la academia" se nos sitúa como una cinta de misterio criminal en el Nueva York del siglo 19. El detective viudo Augustus Landor (Christian Bale) es contratado para investigar la muerte de un cadete en una academia militar. Para aclarar si ha sido un suicidio o un asesinato y quien se halla detrás de tanto misterio, el protagonista decide reclutar como ayudante a un joven Edgar Allan Poe (Harry Melling).

Pero no se lleven a engaños, pues el que la cinta aproveche el homenaje a Edgar Allan Poe (el autor más relevante de relatos cortos de terror gótico, el inventor de la novela detectivesca, el literato capaz de aunar poesías y sátira negra) que Louis Bayard hace en su novela proponiéndole como co-protagonista de este caso homicida... no quiere decir que con lo que nos topemos tenga la misma calidad argumental que las obras de Poe. Porque no lo tiene, ya se lo adelanto.

Por el contrario nos topamos con un misterio asesino bastante exiguo, con giros cogidos con alfileres y una urdimbre de lo más limitada y superficial. ¡Vamos que me ponen al lado un telefilm de sobremesa de Antena 3 y apenas puedo distinguir las situaciones y "sorpresas" que aquí nos aporta Scott Cooper. Incluso un capítulo de una serie procedimental de casos episódicos como "C.S.I.: Miami" (2002-12), Ley y orden" (1990-) o "El cuerpo del delito" (2011-13) presenta más mimo en los detalles indagadores o el estudio del caso en particular. Éste es el principal lastre del film que lo torna en una anécdota bastante olvidable... sino fuera porque de tanto en cuanto nos deja retales de una singularidad muy curiosa.

Hablo por supuesto de la subtrama personal que encarna con suma habilidad Harry Melling (jamás pude imaginar tras su icónico Dudly Dursley de la saga "Harry Potter" que iba a lograr desencasillarse por completo; primero con un radical cambio físico y luego ofreciendo trabajos tan diestros como perturbadores. Primero en "El diablo a todas horas" (2020) y luego en este "Los crímenes de la academia". Hay que seguir con gran interés su carrera actoral porque promete grandes cosas) y que hace pensar al espectador que su peculiar forma de ver la vida resulta de lo más fresca e insólita. Por desgracia la cinta apenas puede esbozar esta arista del conjunto, ya que el film se divide demasiado entre las grises búsquedas y descubrimientos del detective encarnado por Bale y ese ten con ten del Poe interpretado por Melling con su interés romántico... y al final no llega a escarbar con astucia y madurez en ninguna de las dos vertientes del relato.

Se queda pues en un desarrollo argumental más bien casual y superficial. Bastante trillado y usual en su parte de indagaciones del crimen en cuestión, y demasiado timorato en el pedazo que le toca al personaje de Poe/Melling (que tiene mayor fortuna con el libreto pero tampoco una fortuna sobresaliente). Una trama telefilmera en su resultado final que es alzada por una ambientación bellísima.

Porque eso sí, la película de Cooper ("Crazy Heart" (2009), "Black Mass: Estrictamente criminal" (2015)) tiene una fotografía para enmarcar. ¡Es más!, diría que es su largometraje con mejor puesta en escena (y eso es decir mucho). La majestuosa elección de sus nevados y fértiles exteriores colmados de vegetación otoñal y vetustos caserones, el uso de la luz tanto en los interiores centrados en el fuego de las velas como en los incómodos exteriores te atrapa por momentos (básicamente cuando el film trata de silencios y de muestras de paisajes y escenarios sin nada más. Cuando el film comienza con sus momentos de desarrollo argumental la cosa empieza a evidenciarse como bastante boba y limitada) es algo que el director de Virginia aprovecha con paneos, travelings cenitales y planos amplios durante gran parte del metraje y se agradece. También se agradece contar con un reparto sólido que aporta naturalidad a sus roles (sin embargo milagros no puede hacer. Ni Bale ni Gillian Anderson ni Toby Jones ni Robert Duvall ni Timothy Spall... ni siquiera el que tiene el papel más jugoso que es Melling) y un vestuario competente (aunque la banda sonora es desmerecedora de cualquier mención).

Así pues tenemos una película marrullera maquillada en su insignificancia argumental por un diseño de producción notable y unas actuaciones muy dignas. A nivel global no se puede decir que esté a la altura del suspense gótico de "El secreto de Mary Reilly" (1996) o "Entrevista con el vampiro" (1994) o de los thrillers de misterios criminales como "El secreto de sus ojos" (2009) o "Zodiac" (2007). Digamos que es más bien equiparable a "La mujer de negro" (2012), "Mr. Holmes" (2015) o "Winchester" (2012). Así que es recomendable como pasatiempo si gustan de ese tipo de cintas o si no se tienen demasiadas expectativas más que las de pasar un rato distraído en su mayor parte.

Lo mejor: Me quedo con la actuación de Harry Melling.
Lo peor: Todo lo que envuelve a los criminales satánicos...
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