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Napoleón

Drama Narra los orígenes del líder militar francés y su rápido e imparable ascenso de oficial del ejército a emperador de Francia. La historia se ve a través de la lente de la relación adictiva y volátil de Napoleón Bonaparte con su esposa y único amor verdadero, Josefina. (FILMAFFINITY)

Estreno en Apple TV+: 1 de marzo 2024
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Críticas 234
Críticas ordenadas por utilidad
24 de noviembre de 2023
104 de 174 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando hace algo más de un año leí que mi actor favorito iba a interpretar a mi personaje favorito el volumen de mi cuerpo engrosó unos cien gramos. Fue como si cantase la prima de un bingo sobre una quiniela de catorce: sublime, descomunal e inmenso. Para todos los que consideramos a Bonaparte el personaje más importante de los últimos quinientos años era ya procedente que por fin el séptimo arte hiciera justicia a su figura y legado. Lamento comunicarles que no ha sido así. De ningún modo. Debí haberme olido que la rancia ideología anglosajona podía distorsionar las hazañas de un pueblo que se levantó para luchar por su libertad, pero el primer tráiler que nos colaron rezumaba arte, épica y pasión, y permitía traslucir a un emperador poderoso, inteligente y determinado, y además con el careto de Joaquin Phoenix, así que cerré mentalmente posibles fisuras y desajustes sobre una de las historias más grandes acontecidas en Europa desde la caída del Impero Romano. Nada podía salir mal. Ridley Scott posee tres de mis dieces en esta página. Los duelistas, Alien o la denostada 1492, la conquista del Paraíso dan fe de ello. Me cegó el ansia y el sueño, y de ahí la decepción conmigo mismo.

Obvié a sabiendas una verdad amarga, que desde Waterloo hasta la caída de Berlín los británicos fueron dueños del mundo, y tras pasar el testigo a sus primos, los americanos lo son desde Hiroshima hasta nuestros días. Canadá (los Estados Unidos del Norte) más Australia (los Estados Unidos del Sur) y su primo tonto, Nueva Zelanda, conforman lo que yo llamo los putos Smith, es decir, una tribu europea de blancos, anglosajones y protestantes diseminada por tres continentes, con una percepción de la Historia, del pensamiento político, de la religión y de la raza muy cuestionable y absolutamente ridícula, y aunque Scott no se apellide Smith, doy por hecho de que algún primo tonto tendrá, porque si no, hubiera sido imposible rodar esta puta mierda sobre un ciudadano corso, después francés, y de apellido imposible. Supongo que al ser vasco tengo una perspectiva diferente sobre la superioridad racial o ética que albergue cualquier pueblo europeo sobre otro. Para nosotros todos los blancos de la vieja Europa son basura. Gente que vino después nuestro a dar por el culo, ya sea desde el norte, desde el sur, o desde el este. Para nosotros, como digo, son todos escoria. Y por ello creo que poseo un prisma más imparcial a la hora de acometer este asesinato cinematográfico que sobre le grand homme ha perpetrado un jodido Smith analfabeto.

Viviendo como vivimos en el año 28 d. .com (2023 para algunos), aún no entiendo cómo portando a Dios en el bolsillo llegan a cometerse tantas y tantas infracciones, faltas y licencias sobre la vida y obra de Bonaparte. Y eso sin mencionar mi ira ante la ausencia durante la película del mejor mariscal francés de Napoleón, Nicolás Davout aka el Mariscal de Hierro, que si se fijan aparece entre Matthew Needham y Phil Cornwell en la lista de actores que encabezan la película. Pues bien, el bueno de Scott no le ha dado ni un solo plano en las soporíferas dos horas y media que dura la cinta. Y se supone que era uno de los secundarios principales, bien por su enérgica contención del ala izda. austro rusa durante la batalla de Austerlitz, que supuso un agujero en el centro austriaco que aprovechó el Mariscal Soult (tampoco sale) tomando los altos de Pratzen y definiendo la contienda, o bien durante la batalla de Auersdatt, en la que 26 mil bravos franceses de su III Cuerpo terminaron con el grueso del ejército prusiano que lo conformaban más de 60 mil hombres, disminuyendo notablemente la importancia de la victoria de Napoleón en Jena. Tampoco aparecen Auguerau, Massena, Lannes, Murat, Ney o Marmont, mariscales de leyenda. En vez de ello, podréis contemplar una clase de interpretación entre Napoleón y Josefina, cuyo leitmotiv es la improvisación. Y se nota un huevo. Aquí Fenix se puso chungo y le dijo a Scott: "psssss... esto lo hacemos a mi manera, es decir, mitad Joker y mitad Comodo, y luego si eso, pues que me nominen de nuevo." Y reconozco que aún así, de la peor manera, sigue siendo el puto amo actuando, pero el personaje le ha quedado grande, y supongo que él también lo sabe.

Vomitaré las inconsistencias históricas y las campañas no mostradas en la zona spoiler, son tantas y tan onerosas que dudo de si tendré espacio para apuntillarlas.

La gota que colmó el vaso y que define mi tono en esta crítica fueron las explicaciones que Ridley Scott añade al final de la película con el fundido en negro. Enumera seis o siete batallas y da la cantidad de muertos franceses en ellas. Es decir, más o menos su mensaje podría resumirse en: no he rodado todas esas jodidas batallas porque me pasaba de presupuesto, y os coloco ahí los muertos franceses para que penséis tras verla, lo que un puto loco que no era anglosajón, le hizo a su pueblo. Y además le vencimos, porque cómo no, Waterloo ocupa más minutos de metraje que las demás batallas juntas. Y encima con Napoleón cargando a caballo como si fuera el puto Braveheart. Ridley, haznos un favor y retírate ya. Marvel, a la que siempre criticas, te da mil vueltas (hasta End Game, of course). Y eso te pasa por molestarte ante las dos inexactitudes históricas que un par de críticos igual de analfabetos te hicieron llegar, a lo que respondiste en plan chulete que se busquen una vida. No tío, que va, busca tú el móvil y sácalo del bolsillo, luego vas a Google y escribes Napoleón. Y así aprendes como fue la Historia de un tipo que no era anglosajón y os dio de hostias por toda Europa para socorrer a los pueblos oprimidos de las botas de sus gobernantes.

No dudes en seguirme en www.cómetemiputalefagafasdemierda.com
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Txarly
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16 de noviembre de 2023
102 de 171 usuarios han encontrado esta crítica útil
Biopic de este controvertido líder militar francés que termino convirtiéndose de la nada en Emperador de Francia en un país que había caído en desgracia después de la Revolución Francesa en 1789. Uno de los más grandes comandantes militares que conquistó media Europa, llegando hasta Moscú con unas reformas liberales que han perdurado hasta nuestros días, pero que se le achacó la muerte de alrededor de 6 millones de personas entre militares y civiles durante sus guerras napoleónicas. Su caída en desgracia también fue tremenda, siendo encarcelado y desterrado a la Isla de Santa Elena hasta su muerte, se supone que por cáncer de estómago.

Ridley Scott comienza con la ejecución de la última reina de Francia, María Antonieta, Napoleón Bonaparte entra poco después en juego demostrando que es un gran militar liberando de los británicos la ciudad francesa de Tolón. Gracias a esto rápidamente asciende en las filas del ejército y conoce a Josefina...

Filmada con un gusto exquisito, la fotografía, ambientación, vestuario y las escenas de batalla son gloriosas, algo marca de la casa del director, por lo que visualmente es una maravilla.

Aparte de sus conquistas, la historia de amor entre Napoleón y Josefina es de lo más interesante. Dos papelones para Joaquin Phoenix (que ya trabajo con Scott en Gladiator) y Vanessa Kirby con grandes posibilidades de ser nominados a los Óscar. En papeles más pequeños tenemos a Tahar Rahim  como Paul Barras, una figura revolucionaria de la época. Ben Miles como Caulaincourt, y Rupert Everett como el duque de Wellington.

Una producción de 147 minutos entre Sony-Columbia y Apple Tv que parece ser que cuando llegue a la plataforma proyectará Ridley Scott su director´s cut de cuatro horas de duración. Desde luego hay cosas que se echan en falta como la guerra de la Independencia de España, ya que de 1807 salta a 1810 para centrarse en la campaña de Rusia sin decir absolutamente nada sobre la invasión de nuestro país.

Desde luego va a ser una de las películas del año que en cines se estrenara el día 24 de noviembre de 2023.
Destino Arrakis.com
videorecord
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29 de noviembre de 2023
40 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había visto algunas críticas antes de acercarme a ver el Napoleón de Ridley Scott y esperaba ver sólo una película mediocre, quizás malograda por un guion ineficiente o unas tramas poco interesantes. Lo cierto, es que lo que encontré fue algo peor. Una película malintencionada, que reduce todas las dimensiones del personaje, a poco más que a un tipejo sociópata, ambicioso y depravado, producto de la también depravada Revolución. Ni rastro de la llustración francesa ni del genio militar del Emperador. A los 30 minutos, sentí las primeras tentaciones de abandonar la sala, así que me agarré con fuerza a mis palomitas y lo jugué todo a Austerlitz y Waterloo.
El primer cañonazo disparado desde las alturas de Pratzen, se llevó consigo las pocas esperanzas que me quedaban aun de salvar la tarde. Batallas disparatadas, sin rigor histórico alguno, reducidas a lo anecdótico y mezclando un poquito de la batalla del lago Trasimeno, otro poquito inventado y otro poquito de helado de Satschan, todo ello para lograr algo de efectismo bélico en los combates. Pobre Joaquin Phoenix, ni Dios hubiera podido sostener este despelote. Así que salí del cine, enfilé directamente hacia casa y me puse dos veces el Waterloo 1970 de Sergei Bondarchuk para desintoxicarme y recuperar mi bonapartismo malherido.
ascaso36
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26 de noviembre de 2023
44 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seré breve. Hablando como espectador (no como experto en cine o en historia) mi experiencia con esta película ha sido decepcionante.

Después de reflexionar sobre ello, llegué a la conclusión de que la clave para apreciarla podría ser abordarla como una comedia. Solo así logré encontrar sentido en el meme de Napoleón personificado por Joaquin Phoenix, el deficiente guión y la dirección cuestionable de Ridley Scott.

Este enfoque me permitió interpretar los intentos de ridiculizar a uno de los personajes históricos más relevantes, aunque también me llevó a considerar si había una animadversión subyacente hacia lo francés (sin querer ser mal pensado).

Los errores históricos y técnicos (que no son pocos) podéis encontrarlos en otras reseñas.
damateosg
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26 de noviembre de 2023
41 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jamás me habría esperado escribir una crítica así de una película sobre Napoleón dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Joaquin Phoenix. Es de esa clase de películas que piensas que va a estar bien seguro, que como mucho a lo mejor se te hace un poco larga y ya. De hecho no se me ocurre ningún ejemplo reciente de una película de una escala como esta, con nombres tan destacados delante y detrás de la cámara como los de Napoleón, que sea, sin paliativos, un desastre. Al salir del cine te deja frío, pero cuanto más lo piensas peor se pone la cosa.
Mucho se estaba criticando la falta de rigor histórico cuando ha resultado ser lo de menos. Me da igual que no haya un rigor milimétrico siempre que la historia que veo en pantalla sea ficción histórica de calidad. No me molesta que Napoleón no disparase a las pirámides, lo que me molesta es que Egipto salga dos minutos y que parezca metido con calzador. Como todo en la película. Es una sucesión de escenas una detrás de otra horriblemente hiladas y que dan lugar a una historia descalabrada en la que ninguna de las partes brilla: ni las (vergonzosas) intrigas políticas que se pasan de puntillas; ni las campañas militares que, pese a su innegable espectacularidad, están mal desarrolladas antes y después y carecen de emoción (algo en lo que contribuye lo mala que es la BSO; y no porque no suene Waterloo de ABBA, sino porque carece de épica); ni la figura del propio Napoleón. A las dos primeras podemos encontrarles más o menos justificación en el tijeretazo que evidentemente ha sufrido la cinta en la sala de montaje (se sabe que duraba 4 horas y acabó reducida a 2 horas y media, y se nota demasiado). No obstante, sería engañarse a uno mismo creer que la versión extendida arreglaría por completo la película. Probablemente habría mejoras sustanciales, pero me da a mí que seguiría fallando algo clave: su protagonista. Napoleón Bonaparte, indudablemente una de las personas más ambiciosas, amenazadoras y poderosas de la humanidad tiene al fin su gran película de Hollywood y se le retrata como un hombrecillo asustadizo y patético. Ni rastro de un general que tuvo a toda Francia a sus pies y extendió un imperio colosal por Europa. Sales del cine preguntándote cómo es posible que ese idiota alcanzara el status que alcanzó. Y menos mal que al menos le interpreta Joaquin Phoenix, pero ni con esas salvamos las muebles de una caracterización terrible.
Tampoco sale demasiado bien parada una Josefina a la que tanto bombo se le había dado. Y mira que Vanessa Kirby es una actriz que se come la pantalla en toda película y serie en la que participa, pero aquí no tiene nada que hacer. “Napoleón estaba rendido a Josefina”, decía Ridley Scott en entrevistas, para que luego en la película se limite a abrirse de piernas para Napoleón y llorar en cuanto ve su nivel de vida amenazado.
No hay ningún otro personaje destacado en la película al que alabar porque todos van y vienen sin más, apareciendo únicamente para su cometido en cierta batalla. Excepto uno que sí que me ha gustado mucho: el duque de Wellington de Rupert Everett, con unos pocos pero gloriosos minutos en los que Napoleón hasta parece buena.
De qué sirve preparar una producción espectacular y poner en la gran pantalla batallas colosales (es innegable que estas secuencias a nivel técnico son intachables) si la historia que tienes es mala y la cuentas mal. Si tienes a una de las figuras históricas más importantes de los últimos siglos y de la historia de la humanidad en general y la conviertes en un ser ridículo. Descalabro histórico el del Napoleón de Ridley Scott.
Slythwalker
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