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Napoleón

Drama Narra los orígenes del líder militar francés y su rápido e imparable ascenso de oficial del ejército a emperador de Francia. La historia se ve a través de la lente de la relación adictiva y volátil de Napoleón Bonaparte con su esposa y único amor verdadero, Josefina. (FILMAFFINITY)

Estreno en Apple TV+: 1 de marzo 2024
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Críticas 234
Críticas ordenadas por utilidad
23 de noviembre de 2023
47 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es secreto que Stanley Kubrick siempre quiso hacer una gran película sobre este emperador. Que trabajó durante meses haciendo el guion, para lo que contrató a innumerables historiadores. Planeó el reparto y firmó con la productora, pero en el último momento Metro Goldwyn Mayer.

Por desgracia fue Ridley Scott el que finalmente se hizo con la oportunidad. Esto me hizo reflexionar, ¿qué hubiera pasado si esta película la hubiese dirigido Kubrick en lugar de Scott?

1- Antes de empezar a hacer el guion Kubrick se leyó todas las biografías existentes de Napoleón y contrató a historiadores que a su vez contrataban otros historiadores. Resumiendo, rigor histórico.

2- El actor principal hubiese sido uno con un mínimo parecido a Napoleón.

3- El punto fuerte de la cinta no hubiese sido la acción, que parece que es lo mejor en todas las películas de Ridley Scott.

4- La duración, si Kubrick necesita hacer una película más larga para convertirla en un clásico lo hará. Porque no hace películas para agradar a todo el mundo, sino que hace grandes películas.

5- El desarrollo de personajes es totalmente superficial y relativo.

6- Las opiniones, interpretaciones del film y el pensamiento de sus personajes es bastante sesgado.

Ojalá Ridley Scott hubiese dirigido El Resplandor y Stanley Kubrick Napoleón.
Camisón
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3 de diciembre de 2023
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice una corriente del historicismo que la Historia la escriben los personajes singulares. En seguida, aparece la escuela contraria, que argumenta que surgen éstos como bien podrían haber surgido otros cualesquiera. Serían los grandes hombres y mujeres fruto de sus circunstancias, geográficas, económicas, personales, sí, pero estructuradas y guiadas socialmente. El debate es apasionante.

Ridley Scott no pertenece a ninguna de las dos escuelas. Se pasa por el forro cualquier debate y nos toma por subnormales, directamente. Se lo inventa todo. Así que yo voy a hacer lo propio con él. Me inventaré sus motivaciones para rodar esta película (aporto jugosa información en zona spoiler) y dibujaré en mi crítica un retrato psicológico del veterano director inglés. Algo he investigado, seguro que más de lo que él investigó al gran general.

¿Es Napoleón su peor película? No es fácil responder a esta pregunta. Cuando Scott se vende, cuando un inglés se vende, que es desde que tiene dos duros para hacer lo que la productora quiera, o peor, lo que él mismo quiere, hay mucho donde elegir. Cuanto más dinero tiene, peor peli hace, compruébenlo. Su carrera va cuesta abajo y sin frenos y desde American gangster (2007), que tampoco es para tirar cohetes, no hace algo medio decente. Consigue estrenar incomprensible y milagrosamente mucha película con olor a repollo recocido. La ristra de churros es larga. Personalmente, me quedo con Prometheus, una reinterpretación ridícula y risible de Alien, que ha dejado en FilmAffinity críticas míticas, un blockbuster fallido capaz de joderte la trilogía original si te la tomas medio en serio. Como buen militante de la pérfida Albión, país construido por gente que vendería a su madre por un plato de Poorridge, las gachas de toda la vida, no digamos por un “boeuf à la bourguignon”, nos ofrece una visión distorsionada, errática, guiada por las pasiones más mundanas, el olor a sexo, la ambición desmedida y el “sentido del follar” de un depravado que llega a emperador por la fuerza de sus cojones. O por algo, no se sabe qué, pero por algo llega al trono.

Ridley trata a Napoleón como si fuese inglés, y encima, plebeyo. Es una película tremendamente facciosa. El octogenario director proyecta lo peor de sí mismo en un personaje que le viene enorme. No hay más que ver a su mujer, paseada como trofeo poco apetecible ya por las alfombras rojas de medio mundo para darse cuenta de la incapacidad de Ridley para oler más allá de las bragas limpias o sucias de lo que en la vida de un gran hombre, es cosa anecdótica. La obsesión del entrañable viejo verde con las braguitas sólo es comparable a la de Chicho Terremoto o José Luis Torrente. Pregunten a Sigourney Weaver. Desde Alien el octavo pasajero, con una braga por bandera. ¡Claro que sí, Ridley! Y lo bien que te salió en esa ocasión con la teniente Rippley, sola y medio desnuda contra el Xenomorfo en la Nostromo. Igualito que en Napoleón. Casi, Ridley, casi.

Y encima quiere el tío que haya unanimidad en la crítica en aplaudirle con las orejas. Como Jesús (de Ubrique, no de Natharet, ¡qué más quisiera él!), Ridley reclama que le lancemos nuestras bragas al escenario. ¡TÓOA, TÓOA, TÓOA, Ridley, TE NECESITO, TÓOA,TÓÓÁ! Nos desnudamos las partes… ¡Mójanos, Ridley! La firma y su fama puede desatar a la groupie que llevamos todas dentro. O no.

¿Es Napoleón una película de las que hay que ver sí o sí? Esta sí es fácil: rotundamente no. Scott le pone un filtro sepia a la fotografía, que algo debe significar (¿sangre?, ¿destrucción?, ¿muerte?, ¿una braga usada…?), y deja todo el curro al espectador, que asiste a un desfile de personajes siniestros que aparecen y desaparecen sin ser presentados y que parecen importantes. Es que no se entiende ni por qué era tan grande el pequeño noble corso, ni lo que le llevó a serlo, ni nada de lo que hizo. No se entiende ni si es un genio militar. Todo pasa muy rápido y el único invariante de la peli es la cara de tonto despistado que pone Joaquín Fénix, entre muecas esporádicas desagradabilísimas, que parecen sacadas de otra película mucho mejor basada en un cómic. Eso, y los muertos incontables, bien contaditos (la mitad del presupuesto se fue en contar muertos).

Se nos presenta al dictador como un pagafantas, celoso y colérico. Un calzonazos, cuyo objetivo es dar placer a su amorcito matando a mucha gente por el camino. El olor a coño como brújula vital. ¿Eh, Ridley? En todo caso, en las cartas de Napoleón a Josefina, y viceversa, hay mucha más verdad, ternura, amor, política, sangre y sexo que en esta peliculilla reduccionista y vergonzante.

En Egipto, Napoleón dijo que él era un enviado de Alá, entre loas a Mahoma. En la película, se pelea a cañonazos con las pirámides y habla con una momia. EJEM. COUGH. COUGH. ¿Aceptamos psicópata de pocas luces como emperador de la Europa Moderna? Falta verosimilitud. ¿Es una sátira? Falta humor. ¿Es un intento de ridiculizar? Falta finura. ¿Qué coño es esto?

Nada de política. Nada de la política napoleónica, quiero decir. De la política de ahora, la peli va sobrada. Del código Napoleónico, por el que nos regimos todos los europeos continentales, le pese a quien le pese, nada.

¿Las batallas? Pues ni mucho menos tan espectaculares como dicen por ahí. Tres minutos Austerlitz y un poco más de recreo en la derrota en Waterloo (casualidades…). Son atropelladas, incomprensibles, peor que las de Marvel que tanto criticó en su día Scott, y demuestran pobreza de espíritu, mala fe o un asombroso desconocimiento de la Historia. Un deplorable cañonazo de falsedades, imprecisiones, mentiras épicas y sangrientas a la mayor gloria de sí mismo (de Ridley). Muchas bolas de cañón, todas dirigidas al hielo, a la nada. Basura. Que no les engañen, por las batallas tampoco merece la pena.

Un timo muy serio. La parte por el todo, olvidando el todo y muy de parte. No vayan al cine. Sólo para brexiteers, gente muy poco leída o fetichistas braguilófilos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Razumikhin
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25 de noviembre de 2023
41 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Alguien ve una película por sus magníficas escenas de batallas. pese a estar bien coreografiados?... El relato épico, ha pasado de moda, no interesa. Si lo que Ridley Scott buscaba es una epopeya histórica, no lo ha conseguido.

Joaquin Phoenix, es un magnífico actor, pero resulta poco creíble en el papel de Napoleón. Pese a su duración, el relato no es exhaustivo, existe una atmósfera bien creada, con inmensa sensación de vacío. En ningún momento me metí de lleno en ella, siempre supe que estaba viendo una película... y también, que no me gustaba demasiado.

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MIRADA MILENARIA
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27 de noviembre de 2023
31 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película muy poco recomendable. Aburrida, plana, con personajes caricaturescos...la factura técnica, las batallas (que no eran tanta parte de la película como puede parecer) y Vanessa Kirby, que hace lo que puede para lo que le dan, se salvan en esta horrible película. Apenas se entiende de todos los saltos en el tiempo que da, el personaje de Napoleón no tiene inteligencia, ni carisma y es simplemente un idiota con ataques de ira con el que es imposible conectar. Muchos personajes no son siquiera presentados y otros desaparecer sin saber qué han sido de ellos. Si Ridley Scott fuese una mujer o un director primerizo, le estarían arrastrando por el fango por haber hecho esta película tan mala con tantos medios y tan buenos actores. En él, lo de echa fama y échate a dormir cobra todo el sentido del mundo. No la veáis en el cine si podéis evitarlo. Es invertir dinero y tiempo a lo tonto. Al menos en casa podréis ir al baño y echaros una siestecilla sin molestar a nadie.
Habsburg_gilr
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25 de noviembre de 2023
38 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si ya la has visto ¡te la han colado! Si no la has visto ahorra tu dinero.
Este año me la han colado dos veces, culpa mía, por supuesto. 1. Oppenheimer y 2. Napoleón.
Cuando algo se anuncia a bombo y platillo con tanta antelación y se se tiene que publicitar tanto es muy probable que sea un fiasco. Luego hay maravillas en Filmin que no han gastado ni un duro en promocionar y son extraordinarios. De la primera poco tengo que decir solo que dormité varias veces, cuando explotó la bomba me desperté, y por cierto, nada que reseñar de ese efecto visual que iba a ser “la bomba”. El resto fue esperar a que terminara para irme por respeto a los demás 8 espectadores el día del estreno (Barbie estaba a tope de gente en la sala de al lado).
De Napoleón no me quiero extender, floja, vacía, aburrida, incompleta, y tristemente otro engañabobos. Ni tan siquiera mi admirado J.P. (Actor en mayúsculas) da ni tan siquiera un 10% de lo que tiene dentro.
A mi juicio Napoleón se queda en el archivo de las películas que no volveré a ver ni cobrando.
Luego a llorar de que no va la gente al cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paul Newman
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