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Kingsman: El servicio secreto

Thriller. Acción. Comedia Un veterano agente secreto inglés (Colin Firth) debe entrenar a un joven sin refinar (Taron Egerton), pero que promete convertirse en un competitivo agente gracias a un ultra-programa de entrenamiento, al mismo tiempo que una amenaza global emerge procedente de un genio retorcido. Adaptación del cómic de Mark Millar y Dave Gibbons. (FILMAFFINITY)
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Críticas 186
Críticas ordenadas por utilidad
28 de febrero de 2015
31 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
La delgada línea entre parodia y homenaje, el tono entre jocoso y desenfadado que rinde tributo a toda una parafernalia y estética de las películas de espías – y concretamente a la añosa serie de James Bond, paradigma y quintaesencia de los espías mundiales. Nos encontramos aquí con un producto que bien podría ser un resumen y compendio de todo un género y de toda una estética, pero también como punto de partida para una nueva saga desde el humor y el absoluto desenfado. Quizás no sea el momento de concluir si estamos ante un broche-homenaje o ante un festivalero vademécum de nuevas posibilidades. Pero en todo caso podemos disfrutar de una cinta que durante la mayor parte de su metraje es muy entretenida y está llena del delicioso humor británico.

En esencia, sigue las líneas maestras trazadas por el cine de James Bond: un inicio trepidante con sorpresa temática incluida, la elaborada estética de un sabio entramado de caracteres y situaciones que permite proseguir con la franquicia más allá de los títulos de crédito, unas afanosas y divertidas interpretaciones del elenco – ya no sólo masculino – de jóvenes y aguerridos espías, la presencia de un malo muy malo aderezado con un toque de modernidad tecnológica y diversidad multiétnica que renueva lo ya conocido y previsible. Y el elenco resplandece porque se toma en serio y con mucho respeto el parodiar desde la admiración y el reconocimiento a toda una generación de comediantes que les ha precedido.

Lo dicho, puede entenderse tanto como punto de llegada y broche de oro de un género quizás agotado – aunque las noticias nos muestran que los ‘malos’ están muy vivos, masacrando a inocentes, destrozando iconos culturales afeándoles idolatría e impiedad, avergonzando al mundo libre por su carencia de ideas y pusilánime omisión de respuesta. La malicia y perversidad permuta de piel pero permanece fiel a sí misma, mientras los buenos acaban sucumbiendo a la molicie y desidia de creer que dividir al mundo entre buenos y malos en una tosquedad zafia y anticuada.

En definitiva, una película muy entretenida, excelentemente interpretada, magníficamente montada y brillantemente resuelta. Quizás en el trecho final sucumba a la megalomanía y el despilfarro del más aparatoso y rebuscado todavía que acaba perdiendo a casi todo el cine moderno (‘que se vea que tenemos presupuesto y sabemos gastarlo’) y que con algo más de sobriedad y tino podría haber alcanzado la condición de clásico instantáneo. Pero es una muestra resplandeciente de que el mejor cine británico sigue radiante.
antonalva
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25 de junio de 2015
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un petit-suisse de albóndigas, un batido de arroz, un zumo de sardinas o un filete de zanahorias. Es lo más acertado que logro encontrar para hacer un símil de esta película.

¿Que se deja ver? Se deja. ¿Que a ratos entretiene? Lo hace. Sin embargo, no tiene ni pies ni cabeza. Vaya por delante que no conozco el cómic, y quizá por ello me vea tan sorprendido. Claro que, si tenemos que conocer todo lo que inspira a cualquier película para darle cierta entidad a cada film adaptado que vemos, mal iríamos en la historia global del cine.

El caso es que, tenemos una cinta que pasaría por ese tipo de aventuras "Marvel" que tanto buen resultado y tan efectivas son, como "Guardianes de la galaxia" o "Los vengadores", pero a la que sin venir a cuento, han pasado por un tamiz de gore impenitente. Los personajes en sí son bastante caricaturescos. A destacar Samuel L. Jackson, que es una especie de Steve Urkel del mal, frente a los buenos que son unos trajeados "gentleman", que tan pronto te saborean un buen whisky, como te tumban a siete malos con un paraguas escopeta. Hasta ahí, lo paso.

Se usan chascarrillos de los de superproducción clásica de fantasía-accion, también tenemos a los manidos estereotipos: El maestro, el bueno, la buena, los chulitos del "cole", el "malo-malísimo", el plan contra el mundo...

Y, de repente, empieza a haber toda suerte de desmembramientos, agresiones, puñaladas en órganos vitales, explosiones de cerebros... Es decir, se hacen un "Espartaco" sin dejar de sonreír y mantener el tono de "Spy kids".

Por todo ello y, aunque entretenga, la mezcla no casa. Hay tanto de parodia-realidad-acción-humor, que el cóctel final resulta ser un pollo con Nocilla. Con ingredientes muy atractivos, pero incomible.

En cualquier caso, entretiene. Eso es verdad, pero un 7/10 es poner a esta película donde definitivamente no puede estar. Siempre, claro, bajo mi humilde punto de vista.

Resto, "spoileando" al caballo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Flow
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25 de abril de 2015
24 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
http://cinefagosmuertos.com/criticas/preestrenos-kingsman-servicio-secreto-volaran-cabezas/

‘Mezclado, no agitado’. Permitidme que me tome la licencia de citar al gran James Bond para empezar a hablar de la nueva película de Matthew Vaughn, que tras saberse que no dirigiría ‘X-Men: Días del futuro pasado’, se unió de nuevo a Mark Millar (tras el gran éxito que supuso ‘Kick-Ass’) para adaptar un nuevo cómic del escritor escocés. Debo reconocer que desconozco ambas obras en las que están basadas, pero viendo las adaptacion, me atrevo a afirmar que ‘Kingsman: Servicio Secreto’ viene a contarnos el mundo del espionaje al igual que ‘Kick-Ass’ lo hacía del mundo de los superhéroes. Desde una perspectiva distinta, mezclando y no agitandola acción y la comedia, para darnos una película fresca y entretenida, que utiliza los tópicos propios del género que “parodian” en su beneficio y, sobre todo, se valen de la violencia para llamar la atención. Mucha violencia.

Y mucha mala leche. ‘Kingsman’ coge los elementos de la ecuación del género de espías y los da la vuelta y exagera para sorprender al espectador. Pero sobre todo esa mala leche. Hay muchas referencias a lo largo del filme a James Bond y las características propias de su cine. Un villano pintoresco, con intelecto privilegiado y con planes que afectan al mundo entero. Los trajes, de una calidad exquisita y que, de repente, mejoran la imagen del que lleva e incluso le añaden ‘modales’. Las chicas, representadas en una princesa sueca cuyo desenlace ha indignado a la mayoría que ha visto la película, pero que yo considero otra exageración más en los tópicos de las películas de James Bond.

Sin embargo, es un chiste referido a las iniciales JB lo que nos da la pista de por donde van los tiros en esta película. La figura del espía como ser todopoderoso, que solventa cualquier adversidad, se ve magnificado en una especie de dios “patea-culos”, cuyo desparpajo a la hora de soltar “tollinas a rodabrazo” (golpes a diestro y siniestro) no tiene parangón, haciendo de la matanza de sicarios todo un arte. Un arte nada sutil, que no se corta en mostrar sangre. Pero arte al fin y al cabo. Las iniciales JB no se refieren a James Bond, se refieren a otro espía que ha dado lugar a toda una legión de fans y cuya “grandeza” ha servido para formar parte de esa gran familia de personajes cuyo aura sirve como punto de referencia para chistes a su costa en Internet. Entre estos personajes nos encontramos a Chuck Norris, a Jordi Hurtado, o a Julio Iglesias. Podéis hacer divagaciones y contestar en los comentarios a quien me refiero. A lo mejor os lleváis un premio y todo.

La película funciona, sobre todo, por sus personajes. Colin Firth hace de un espía llamado Galahad que se encuentra resignado a vivir en el anonimato que su profesión conlleva, y vive atormentado por la pérdida de un compañero que le salvó la vida. Al mismo tiempo que el mundo se ve sumergido en una crisis a nivel global, un joven llamado Eggsy, descarriado pero con gran potencial, entra, junto con otros varios candidatos, a formar parte de un programa de entrenamiento cuyo ganador pasará a formar parte de la organización “ultra-secreta” a la que pertenece el personaje de Firth, una versión modernizada de los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo.

Sin duda, el personaje que hará las delicias del espectador es el villano, interpretado por un Samuel L. Jackson hilarante, metido en la piel de un excéntrico billonario llamado Valentine con una visión distinta del futuro de la raza humana. La película se convierte desde el principio en un tira y afloja entre Galahad, su “troupe” y Valentine, dejando momentos para el recuerdo. Todo esto culminado por un espectáculo pirotécnico que es toda una declaración de intenciones con respecto a la política, la fama y su influencia en el mundo. Pero, sin duda, la gran sorpresa de ‘Kingsman’ es un joven Taron Egerton, que interpreta al joven candidato a espía.

Es curioso, hace pocos días se supo que Spiderman tendría su aparición en próximas películas de Marvel, y para ello se están buscando nuevos candidatos para hacer de trepamuros. Mark Millar propuso a este actor de inmediato, y la verdad es que tengo que darle la razón a Millar. No sólo por parecido físico, sino por carisma, Egerton haría un buen papel, y que valga de credenciales su papel en ‘Kingsman’, donde lleva el peso de su personaje con gracia y naturalidad.

Un Mark Strong y Michael Caine en estado de gracia. Una secuaz con espadas en vez de pies. Y un cameo “estelar” de Mark Hamill, que interpreta a un profesor que, en los cómics, lleva precisamente el nombre del actor, pero que en la película se llama de otra manera. Todos ellos, aspectos positivos del filme. Aunque no todo es color de rosa. Uno de los problemas que surgen en este tipo de obras, por mucho que las parodien, es que son demasiado previsibles y sabes desde un inicio lo que va a pasar. O, por lo menos, que por mucho que se tuerzan las cosas, todo acabará más o menos como se espera. Aún así, ‘Kingsman’ nos reserva un par de sorpresas, nada desdeñables, y nos demuestra que el tándem ‘Millar – Vaughn’ funciona a las mil maravillas.

Una gozada de película. Divertida, rebelde y sobre todo la mar de entretenida. No os hará mejores personas después de verla, pero para pasar un buen rato es muy recomendable. A los “fans” de ‘Kick-Ass’ os va a encantar. Y la banda sonora es una auténtica pasada. La música tiene una presencia muy importante en esta obra.
Jorge Capote Morcillo
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18 de agosto de 2015
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comenzaré diciendo lo que expongo en el título. La película es divertida, muy divertida. Su ritmo no decae en ningún momento, los chistes son buenos ( el villano al que interpreta Samuel L. Jackson es hilarante), los actores están genial ( buen descubrimiento el de Taron Egerton), la dirección de Matthew Vaughn es extraordinaria, el guión esta muy currado y la acción... sin palabras.

En conclusión, muy recomendable para aquellos que busquen una película de acción inteligente con toques de humor impagables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iván
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27 de febrero de 2015
46 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
El realizador Matthew Vaughn se está especializando en un tipo de cine de acción de marcado acento gamberro y descarado, acompañado de una estética más propia de los videojuegos y los espectáculos visuales, y alejada por completo de los guiones rigurosos. Tal vez el máximo exponente de tan peculiar fórmula sea “Kick Ass”, proyecto estrenado en España con el subtítulo de “Listo para machacar”, especialmente dirigido al público adolescente y caracterizado por el humor golfo y la violencia explícita, aunque dulcificada por una filmación a modo de coreografía musical. La cinta le proporcionó un notable reconocimiento gracias a cierta originalidad y a un sorprendente desparpajo. Ahora estrena “Kingsman: Servicio Secreto”, siguiendo la misma senda pero infantilizando todavía más, si cabe, su estilo narrativo para convertirla en una cinta de espías cuya temática parece más apropiada para espectadores menudos, pero cuya vertiente violenta termina por desaconsejar que estos la vean.
Sobre la base de un cómic, cuenta la historia de una organización oculta de espías en la que un veterano agente secreto inglés, de estética elegante y refinada, recluta a un chico de la calle, vulgar en apariencia pero muy prometedor como posible integrante del grupo, para uno de sus programas de entrenamiento, justamente cuando un peculiar y peligrosísimo genio de la tecnología pone en riesgo la seguridad mundial. Con semejante argumento, lo normal es que el producto resultante sólo puede aspirar a un entretenimiento basto, sin un ápice de credibilidad ni en la forma ni en el fondo. De hecho, Vaughn ni siquiera pretende disfrazar las carencias del libreto, sino exclusivamente impregnar las escenas con violencia, comicidad y una visualidad atrayente para el público más joven. Por consiguiente, fuera de ese concreto espectro de aficionados al género, el largometraje no hallará a nadie más que sea capaz de disfrutar con tan pintoresca propuesta.
Algunas de sus secuencias son calcadas a las de “Kick Ass”, donde un individuo solitario se deshace de varias decenas de personas merced a su habilidad con las armas y la lucha cuerpo a cuerpo, en una puesta en escena similar a un conjunto de pasos de baile. Pero hasta en este punto se aprecia una evidente degeneración ya que, al menos, cuando la todavía niña Chloë Grace Moretz, disparaba y repartía mamporros con su llamativo disfraz a un ejército de corpulentos villanos, el espíritu cutre, cínico y grotesco de la escena invitaba a sonreír. Aquí, sin embargo, cuando el distinguido dandi Colin Firth aniquila él solito a casi un centenar de rivales sin perder ni sus gafas ni su elegante compostura, se evidencia una desproporción rayana en el ridículo, sensación que permanece durante buena parte del metraje.
Por ello, sorprende negativamente la presencia de los oscarizados Firth y Michael Caine que, aunque exhiben a la perfección ese porte de británicos estirados y refinados, se pierden en sus papeles de implacables agentes secretos. Más habitual resulta ver a su compañero Samuel L. Jackson a cargo de una interpretación tan histriónica como la de este supermalvado del cuento. Pero, en todo caso, no deja de ser patético constatar tanto talento desperdiciado en un título devaluado que sólo puede presumir de corrección técnica, un mérito cuando menos discutible si viene acompañado de un presupuesto superior a los ochenta millones de euros. Confío en que, al menos, sirva para que otros actores menos conocidos en la industria de Hollywood -como la argelina Sofía Boutella- logren abrirse paso profesionalmente con visos de continuidad.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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