Pasión por el triunfo

Es difícil juzgar una película como esta, una película que marcó una periodo de mi vida y la recuerdo con mucho cariño.
Pasión por el triunfo fue una película que mi hermana veía continuamente y yo con ella, nos reíamos con ella, la disfrutábamos y nos sabíamos de memoria las escenas y sus diálogos.
Por eso razón es difícil juzgar esta película en donde cada escena me trae mucho recuerdos.
Ahora sin embargo veo escenas fáciles, diálogos tontos y dos personajes divertidos pero un poco tontos...a esto se le llama madurar...
Desgraciadamente veo esta película con otros ojos pero siempre me quedará el recuerdo de cuando la veía con mi hermana.

Ninguna de las dos citadas en el título de mi crítica las he visto. Las pongo porque pienso que utilizan prácticamente la misma historia y la misma ténica o fórmual, no pienso verlas y si las veo, las veré porque no habrá otra opción. La cinta me la puso mi sobrino y pensé que era una película de patinaje que sacaron en 2004 o 2005 que creo que se llamaba Patinazo a la gloria o algo parecido, pero resulta que era una cinta antigua. La cinta entretiene y nada más, no aporta mucho a un tipo de cine ñoño y visto que estoy harto de ver en la cartelera. No conozco a ninguno de los actores salvo a Terry O'quinn (el calvo de Perdidos) y ni siquiera sé nada sobre el director o compositor, pero lo dicho, una cinta entretenida y ya está. En fin, una película más que machacada con un guión flojito y fácil y muy vista pero que es entretenida y se deja ver.
Nota: 5'2.

Puedo decir que vi esta película cuando tan solo era una niña pequeña, pero me enamoré por completo del patinaje sobre hielo... Un deporte poco practicado en mi país (Perú), creo que por eso me gustó tanto esta película. Entendí que el cine te transporta a otros mundos, realidades diversas se presentan frente a ti mostrándote una despliegue infinito de posibilidades, por eso amo el cine. En cuanto a esta película, tiene la dosis de romance necesario que no llega a "empalagar", con actores con una química innegable. La recomiendo.

Cinco años después de que Patrick Swayze nos encandilara a todas con sus movimientos de caderas, rodaron “Pasión por el triunfo” (de nombre original “El filo” pero ya se sabe que los traductores hacen la guerra por su cuenta)

Historia de una adinerada y prepotente patinadora que sueña con ganar el oro en las olimpiadas de invierno. Debido a su mal carácter sus parejas artísticas no pasan mucho tiempo a su lado, su manager decide entonces, contratar a un ex campeón de hockey retirado por una lesión y casi en la ruina, para que haga las veces de partenaire.

Las primeras clases son un desastre por las continuas peleas entre ambos, pero poco a poco se convertirán en inseparables y surgirá algo especial entre ellos…

¿A alguien le suena el argumento?

Como diría el gran Homer Simpson: “¡Me abuuuurrooo!”

¡Pero qué historia tan manida y qué estupidez detrás de otra.

Lo primero, a la niña lo que hay que darle es cuatro sopapos bien dados.

Lo segundo, pensar que un ex jugador de Hockey venido a menos en cosa de un año (aunque entrene 15 horas al día) se va a convertir en la Pavlova del patinaje sobre hielo es reconocer bien poco la labor de todos los patinadores que desde su más tierna infancia llevan haciendo piruetas sobre hielo.

Lo tercero: Que dos seres tan dispares en cosa de unos meses pasen del odio al amor más profundo, de una manera tan absurda, es poco menos que irrisorio,


Quedáis advertidos, yo seguiré prefiriendo ver a Patrick Swayze diciendo frases eternas como “Nunca permitiré que te arrinconen Baby”

Quitando los detalles trillados típicos de americanada que contiene (ya se sabe, la exaltación patriótica típica de los Estados Unidos que una se cansa de ver. No estoy en contra de que cada país reivindique sus señas de identidad, pero lo que no me gusta es que quieran imponerlo como modelo de conducta y como país ejemplo a seguir para el resto del mundo. Esas modas en el cine son muy cansinas y siempre hay películas que tiran por esa línea). Como decía, aparte de los detalles trillados, la película está bastante bien. Voy a reflexionar sobre lo que no me gusta y lo que sí.
-Además de los detalles de americanada, ciertas actitudes estereotipadas en los personajes son muy planas. Cierto, los personajes no son un derroche de complejidad ni de originalidad, pero gusta ver esa confrontación entre dos personalidades muy fuertes, entre un ex-jugador de hockey sobre hielo que no se rinde fácilmente y una excelente patinadora de carácter insoportable e insufriblemente orgulloso.
-Agrada ver cómo los dos se enfrentan al mayor reto de sus vidas en durísimas sesiones de entrenamiento con al afán de superarse a sí mismos, paralelamente a la tormentosa relación, llena de altibajos, que va surgiendo. Entre discusiones y desafíos verbales y deportivos, ambos van forjando, tanto en el deporte como emocionalmente, una compenetración que va más allá de sus encontronazos y que, sin que ellos lo admitan, los convertirá en el compañero y la compañera ideal. Puede que yo para eso sea muy convencional, pero me encanta ver cómo el orgullo de cada uno choca fuertemente con el del otro, mientras en realidad los dos se mueren por ceder y saltar la barrera. Ambos necesitan tener a su lado a una persona fuerte que no decaiga fácilmente y que les aguante el ritmo; y así es cómo se van ganando su mutua admiración, un creciente respeto, una gran dependencia mutua en el deporte y, lo más importante, un profundo amor.
-Me gusta ver cómo se van descubriendo las debilidades de la patinadora, cómo su carácter insufrible y difícil es en realidad una tapadera que encubre su inseguridad y sus temores; teme a verse expuesta, a que sus verdaderos sentimientos salgan a la luz para ser burlados. Y cómo él va descubriendo la forma de atravesar esa tapadera y se va enamorando de la admirable chica que hay debajo, a la vez que ella se siente vulnerable y confundida ante ese chico que la perturba.
Es un duelo muy difícil y lleno de pasión el que mantienen, y por lo mismo interesante. Todo lo que hacen y se dicen, las miradas, declaran a gritos la pasión que sienten el uno por el otro, pasión paralela a su afán por alcanzar lo más alto en el deporte.
Ah, y un bonito mensaje: que en el deporte lo importante es disfrutar, y practicarlo y llegar a lo más alto simplemente porque uno desee hacerlo.
Es una película para no romperse la cabeza, con todas las premisas del cine hollywoodiense, pero eso no le resta encanto. Una se lo pasa bien, encuentra un rato de evasión y se permite soñar.