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Viviendo con el enemigo

Drama Posguerra en Alemania, año 1946. Rachael Morgan (Keira Knightley) aterriza en las ruinas de Hamburgo en pleno invierno para reunirse con su marido, Lewis (Jason Clarke), un coronel británico que ha recibido la misión de reconstruir la ciudad destruida. Pero cuando van a mudarse a su nueva casa, Rachael descubre con asombro que Lewis ha tomado una decisión inesperada: compartirán la enorme casa con sus antiguos propietarios, un viudo ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
11 de abril de 2019
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un elegante drama romántico en la Alemania de la posguerra basado en el libro con el mismo nombre de Rhidian Brook, inspirada en una parte de la vida del autor y que que ya quiso llevar al cine en 2011 Ridley Scott. 
La historia de un triángulo amoroso en Hamburgo (controlada por los británicos) que están ayudando a reconstruir una de las ciudades más bombardeadas durante la segunda guerra mundial. Allí acude el Capitán Lewis Morgan (Clarke) con su esposa Rachael (Knightley) asignándole para vivir una enorme casa de un arquitecto llamado Stefan Lubert (Skarsgård) y su hija Freda (Flora Li Thiemann). El capitán decide no desalojarlos y vivir los cuatro en la misma propiedad, Raechel no está muy conforme con la decisión y opta por un rechazo hacia Lubert, pero cuando empieza a conocerlo la cosa cambiará.
Lewis, Rachael y  Lubert son tres personajes heridos con pérdidas a sus espaldas, el matrimonio perdió a su hijo pequeño en un bombardeo y el arquitecto a su mujer en circunstancias parecidas. Lewis está muy atareado en su trabajo pero la soledad y la pena se apodera de Raechel eso hará que salte la chispa con Lubert.
La impresión que me da es que el director James Kent (Testamento de juventud) ha rodado el film con un aire a película de los años 50 dotando en la fotografía y la música esa esencia.
La pareja Clarke-Knightley (ya fueron matrimonio en Everest) no terminan de tener una química resultona, pero Keira Knightley con Alexander Skarsgard si por lo que la película se salva bastante bien.
Destino Arrakis.com
videorecord
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16 de abril de 2019
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que el protagonista es huérfano, viudo o ha pasado otra desgracia me pongo en guardia.
Aquí hay dos, un viudo y una madre que ha perdido a su hijo.
Así que mis alarmas antiaéreas no paran de sonar.
Tópico típico: también hay un militar insensible y un arquitecto culto.
Las situaciones y diálogos son cuasi-imposibles.
El tema post-guerra que era lo mas interesante queda en segundo plano.
Comunica pero no interesa. Todo mega-dramático sin trasmitir ninguna emoción.
Las mejores (desaprovechadas) la amiga rubia y la hija alemana.
Actuaciones y fotografía bien.
Todo lo demás insufrible: pide la bolsa de vomitar a la entrada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bill Foster
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13 de octubre de 2019
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente ambientación, para un trabajo que no lo es tanto. Ambientada en la postguerra, utiliza en exceso el estilo de los viejos dramas hollywoodienses.

No se si en algún momento el interés de James Kent, su director, fue ofrecer algo novedoso en una temática tan machacada durante décadas por el cine. Ciertamente no lo ha conseguido, y aunque no resulta frustrante su verdadero interés se materializa en la última media hora.

Buenas interpretaciones que salvan el conjunto hasta hacerlo aprobar, bajo mi criterio, con un seis muy ajustado.
El título de la crítica lo entenderán quienes la hayan visto, o quienes decidan verla.
LEUGIM
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12 de abril de 2019
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Día que Vendrá (2019).
“Bombardeamos más Hamburgo en un fin de semana que los nazis Londres en toda la guerra."
Una actriz británica (Keira Knightley), un actor australiano (Jason Clarke), uno sueco (el imponente último Tarzan, Alexander Skarsgard, hijo del veterano Stellan Skarsgard) y una joven actriz alemana en el papel de la atormentada hija de este último, forman el plantel principal de este drama romántico ambientado en los primeros meses de la posguerra de la última contienda mundial.

“Es ‘die nullstunde’: la hora cero. Todo puede empezar de nuevo..."
La presión, las pérdidas familiares de los protagonistas en la citada guerra y unas pasiones tan irresistibles como poco creíbles, dan lugar al enésimo triángulo amoroso en la Gran Pantalla. Jason Clarke, al que podemos ver estos días en la revisión del “Cementerio de Animales” de Stephen King, es el coronel que debe ocuparse de "algo más" que de reconstruir Hamburgo, ciudad donde se ambienta y rueda gran parte de la película (la otra es Budapest).

Aunque la música, la fotografía y el diseño de producción ayudan sensiblemente al desarrollo de la historia, lo cierto es que no pasará por ser el drama del año, aún estando detrás del proyecto Ridley Scott.

Raúl Cabral.
https://www.filmaffinity.com/es/film776289.html
Raúl
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15 de abril de 2019
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suburbios de Hamburgo, Alemania, en 1946. La Segunda Guerra Mundial acaba de terminar y los ejércitos aliados están tratando de imponer un orden en la ciudad en ruinas, donde el miedo de la gente, y el hambre provocado por la escasez de alimentos provoca una situación de inestabilidad e incertidumbre.
La guerra ha terminado, no obstante quedan sus secuelas. El dolor se hace presente porque cada uno ha sufrido una perdida diferente. Este es quizás el tema principal de la película. En el fondo, no hay ganadores ni perdedores. Un grupo de naciones han ganado una guerra y otro grupo la ha perdido. Lo que queda son seres humanos que han sido participes de ella, que han sufrido sus consecuencia como también han provocado muerte y destrucción. Los muertos ya no volverán, pero han dejado un vacío. Heridas en carne viva que no han dejado de sangrar.
Los personajes de Viviendo con el Enemigo parecen estar regidos por un signo trágico, como si la pérdida determinara sus acciones y sus vidas. Cada uno de ellos vive su propio duelo, de manera diferente pero al mismo tiempo todos parecen arrastrar síntomas de culpabilidad. Por otro lado, aquello origina una necesidad de expiación de dichas culpas aunque por otro lado también aparezcan sombras de un sentimiento de venganza por el daño provocado.
Raquel Morgan (Keira Knightley) es una inglesa que llega a este lugar para reunirse con su esposo Lewis (Jason Clarke), un coronel británico que trabaja en la reconstrucción de la ciudad. Cuando arriba a su nuevo hogar, descubre que deberá compartir su nueva casa con su dueño original, un viudo alemán (Alexander Skarsgård) que vive con su hija.
Raquel es una sobreviviente del bombardeo de Londres. Su marido la hace traer a Alemania donde presta servicios y debe participar en el mantenimiento del orden y la reconstrucción de lugar con la esperanza de poder estar juntos y comenzar a escribir un futuro. En esta atmósfera cargada de odio, la enemistad y el dolor darán paso a la pasión y la traición.
El guión de Joe Shrapnel, Anna Waterhouse y Rhidian Brook basado sobre un libro de este último esta notablemente llevado a la pantalla por el director James Kent, un hombre de larga trayectoria en la televisión británica y que posee un solo largo estrenado en la Argentina en DVD que se titula Testamento de Juventud (2014). Kent maneja el material con prolijidad. Sabe mantener el suspenso de la trama y su cine hace recordar al cine de David Lean, el director de Breve Encuentro (1945) y Dr. Zhivago (1965), películas en la que prevalecía una atmosfera intimista más allá de la gran historia que contaban.
Aquí, como en aquellas películas de Lean, el triángulo amoroso está presente al igual que un ambiente intimista. También lo están aquellos personajes que se desarrollan en una ambiente extremo como lo es una posguerra. En el film prevalece la idea que en la guerra no hay triunfadores sino solo perdedores, amores clandestinos y traiciones inesperadas, la muerte siempre presente y la ansiada reconstrucción es solo una forma de olvidar un poco y poder comenzar de nuevo. Todo ello constituye combo temático que el cine y la televisión británica siempre han manejado con maestría. Consecuencia de ello, la película resulta interesante, entretenida, muy bien actuada (el de Raquel Morgan parece escrito a medida de Keira Knightley), en la que también se debe destacar la muy buena banda sonora de Martin Phipps y una brillante fotografía del alemán Franz Lustig, plena de tonos grises y acerados que contribuyen en forma importante con el ambiente que recrea el director.
Charly Barny
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