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Theeb: La supervivencia del lobo

Aventuras. Drama. Thriller Arabia, 1916. Theeb -lobo en árabe- vive con su tribu beduina en un rincón olvidado del Imperio Otomano. Después de haber perdido recientemente a su padre, Hussein debe criar a su hermano Theeb. Sus vidas son interrumpidas con la llegada de un oficial del ejército británico y su guía en una misión misteriosa. Incapaz de negar su ayuda al británico por temor a deshonrar la reputación de su difunto padre, Hussein se compromete a ... [+]
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
18 de enero de 2016
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
situando la historia en el contorno ambiental del desierto de Arabia durante los primeros años del siglo XX y un paraíso ajeno a la Gran Guerra europea, pero tocado asimismo por la misma en virtud de las ambiciones beligerantes tanto de británicos como del Imperio Otomano. Sin duda, suficientes ingredientes para trazar un poderoso drama humano e intimista de acento neorrealista.
una historia silenciosa muy alejado de las cintas más vigorosas y trepidantes edificadas en occidente, una historia entretenida y aparatosa. He de confesar que tal vez espere más tal vez por el boom que le da una nominación al Oscar y el deseo de las competidoras a la primera cinta colombiana nominada este año también.
Es una historia de supervivencia y hermandad, las palabras con las que inician permiten entrever lo que sucederá. Al igual que lo lobos aprovecha al mejor postor para su supervivencia pero no olvida y lo encierra la traición, ese ritual de paso, que aunque obligado lo llevan a dejar la inocencia y el miedo.
Los tonos cálidos predominan en una fotografía atractiva que dan ese aire de sed y soledad. La oscuridad de la noche acompañada solo de una luna y el calor de una fogata. es el viaje de un niño que jamás regresará, llegará siendo otro (si es que llega) de su viaje por ese desgarrador paso de la humanidad, ese paso por la historia ante la amenaza del terror.
Adrián Cantor
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11 de enero de 2016
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos habrían reparado en una cinta jornada si la Academia de Hollywood no la hubiera situado entre sus predilecciones de cara al próximo Óscar al mejor film de habla no inglesa. Theeb, la última joya encontrada a tiempo, es una película de aventuras en el sentido más puro del término, sin ñoñeces, sin diálogos de relleno, sin planificaciones escénicas espectaculares y sin subtramas que despisten al personal. Aquí sólo importa la pugna que se establece entre un niño y el desierto hostil en el que intenta sobrevivir. Parece poco, pero el impacto es considerable. La película no sólo sorprende por su impecable atmósfera (la orografía de sus escenarios convierte la historia en un western rocoso y exótico), sino por su inteligente acercamiento a los instintos humanos. El hombre, su capacidad de resistencia y su habilidad a la hora de hacer daño a propios y a ajenos, convertidos en el epicentro de una experiencia cinematográfica que se queda pegada a la piel. Muy recomendable.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com.es/
Xavier Vidal
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29 de mayo de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Theeb (título en versión original) significa lobo, y Theeb es el nombre del protagonista de esta película que se abre con la voz de un padre que hace la siguiente advertencia a su hijo: «Aquel que nada en el mar Rojo no puede conocer su verdadera profundidad, y no cualquier hombre puede alcanzar el fondo del mar, hijo mío. Por cuestiones de fraternidad, nunca rechaces a un visitante. Sé la mano derecha del justo cuando los hombres elijan su posición. Y si los lobos te ofrecen su amistad, no te confíes. No estarán a tu lado cuando te enfrentes a la muerte». Una gran reflexión que, en mi interior, si fuese su hijo, me haría cuestionarme por qué me llamo así si el nombre me lo habrá puesto él, seguramente.

Nominada a Mejor película de habla no inglesa en los Oscar, en un año lleno de grandes películas no estadounidense, y descrita por muchos como un Western hecho por Sergio Leone en Jordania, lo cierto es que Lobo, la historia de un niño y su hermano mayor guiando a un soldado inglés y su compañero por el desierto en medio de la Primera Guerra Mundial, huele y sabe a cine de aventuras clásico, beneficiado por un entorno yermo y a veces abrupto del que el director Naji Abu Nowar sabe sacar el mejor partido posible, tomando como referencia el ferrocarril de Hiyaz y todo lo que gira a su alrededor. Este ferrocarril es conocido principalmente por dos motivos, uno porque en primer término su objetivo era el de hacer más cómoda la peregrinación a La Meca (aunque en realidad tenía una función un poco más bélica), y dos por ser el tren que Lawrence de Arabia y sus hombres destruyeron precisamente por el objetivo bélico por el que el Imperio Otomano lo construyó en su momento con la ayuda de los alemanes.

Lo cierto es que el aroma de esta cinta te transporta literalmente allí, no sólo por el paraje que presenta, también por la forma en que está rodada, a través de la perspectiva de un niño beduino algo ingenuo, pero también curioso, que ha crecido rodeado de hombres adultos y aislado del mundo en el que otros viven, en un desierto en el que luchan por sobrevivir. Eso sí, aunque Lobo se desarrolla durante la Gran Guerra, esta y los conflictos subyacentes están en un segundo plano, clave para entender lo que está ocurriendo, pero lejos de lo que le interesa a Nowar, que es el modo de vida de los beduinos nómadas, el efecto devastador del ferrocarril para ellos, y de cómo ambas circunstancias pueden llevar a realizar una —casi— epopeya que nos lleva de la infancia a la edad adulta, tomando en cuenta la supervivencia y la moral del individuo.

En definitiva, se trata de una película muy recomendable para ver en pantalla grande, tanto por su belleza como por su guion, sencillo pero atrayente, sobre lo que supone ser un niño y sobre lo que significa equilibrar la supervivencia y la lealtad; una road movie montados a camello en un desierto inhóspito, peligroso y desolado que parece no tener nunca un final. Por otra parte, la actuación del niño (Jacir Eid Al-Hwietat) es bastante sobria y todos los actores adultos cumplen con creces el papel que les toca.
Fendor
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29 de abril de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un filme lleno de nostalgia, sobre todo para los que recordamos con agrado el género del Western, por que hay mucho de este género en el filme, tal vez de una manera solapada en medio de una fotografía paisajista memorable. Theeb estuvo nominada a mejor filme extranjero en los Oscar, pero eso es un asunto menor para un filme que tiene muchos atractivos, entre ellos un manejo de actores formidable y una dirección de Nowar muy enfocado en resaltar el entorno del lugar que es un protagonista más, por eso me recuerda a los viejos western, a los de Ford y Hawks. Por qué la lucha hombres naturaleza es constante, en este caso niño, entorno y cultura. Jordania es otro extremo cultural y social , un lugar lleno de una belleza salvaje, de peligros impensables. Así el filme nos da una pequeña muestra de una civilización que sufre unas condiciones de evolución (por lo menos estructural) muy baja. Desde ahí la simpleza del filme radica en las relaciones y traiciones de sus personajes. Una verdadera lucha en donde el más fuerte gana al final. Theeb nos llena de nostalgia, de belleza, de suspenso y muchas veces de sorpresa.

Lo Bueno

El aire a Western que tiene, sus escenas de tiroteo no envidian para nada las de otras producciones.

Buena dirección y ritmo narrativo.

Los actores y su seriedad hacia el proyecto

La fotografía es preciosa

Lo Malo

Se puede sentir superficial en su desarrollo.
CINELOCURA
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11 de junio de 2016
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
99/19(31/05/16) Me he acercado a este film por estar avalado con una nominación al Oscar al mejor en lengua no inglesa, ello le confería de inicio calidad y un enfoque distinto del cine, al ser proveniente de un lugar tan exótico para el séptimo arte como Jordania, pero mis sensaciones son encontradas, por un lado es un film que pretende más de lo que da, aventuras, cuasi-western cambiando el desierto estadounidense por el árabe, los caballos por camellos, los indios por beduinos, con un tema de fondo que muchas del oeste han tocado, de cómo el progreso que supone el tren acaba con el costumbrismo ancestral, está su bellísimo entorno del desierto de Wadi Run, y por el otro esta una historia que de simple y sencilla se pasa a ser por momentos tediosa, y eso que no es larga, pero es que pasan tan pocas cosas y tan despacio, que te encuentras desasistido de elementos que sobrelleven los muchos silencios, como ensimismados en los parajes y olvidándose de que hay que contar algo. Incluso se desaprovecha el árido entorno, nunca llegas a sentir que estemos en lar complicado de sobrevivir, los personajes se mueven de un lugar a otro sin que la sensación de sed o cansancio vital te roce. Es la primera dirección del jordano de origen británico Naji Abu Nowar, que cuenta con producción de varios países (UK, Qatar y Arabia Saudí).

El escenario es el desierto de Wadi Rum en Jordania, estamos en el año 1916 en plena Gran Guerra Mundial, en el contexto de la rebelión árabe contra el Imperio Otomano. El protagonista es Theeb (Jacir Eid), un chico beduino huérfano que sobrevive con su hermano Hussein con ancestral costumbrismo en una tribu nómada, tiene un hermano mayor, Hussein (Hussein Salameh) que intenta enseñarle como subsistir en el adusto entorno. Una noche llega a la tribu un oficial británico, Edward (Jack Fox), con un árabe, Marji (Marji Audeh), requieren ayuda para les guíen a un pozo de agua en la ruta de los peregrinos a La Meca. Hussein les llevará al lugar, un camino surtido de peligros, Theeb es dejado en la tribu, pero se escapa y se une al trío.
La historia nos sitúa en un momento convulso en la región arábiga, en plena Gran Guerra, con el colapso del Imperio Otomano, la rebelión de las tribus en contra del invasor, de ello se aprovechan los ingleses prestando su des-interesada ayuda (como se demuestra en el gran film “Lawrence de Arabia”), también tendrá importancia en la zona la llegada del ferrocarril como símbolo del progreso, y a la vez supondrá el ocaso de un modo de vida que se pierde en la noche de los tiempos, los guías que dirigían a los peregrinos por el desierto a La Meca, con la subsiguiente importancia de los pozos de agua para el avituallamiento se irán apagando pues estos preferían la tranquilidad, rapidez y comodidad del tren. Pues bien todo esto llega de modo liviano, sin fuerza, demasiado difusas las motivaciones de unos y otros, con unos personajes delineados de modo plúmbeo, con demasiados bajones en el ritmo, con solo un tramo de acción, con diálogos escasos y sin poder de emocionarte.
Una cinta que toca temas como la hermandad, la integridad, la nobleza de espíritu, el respeto a nuestros antepasados, la supervivencia en terreno hostil, la venganza, donde el nombre del protagonista Theeb (lobo en árabe) viene a ser una alegoría del argumento, donde nos dice que en condiciones extremas solo sobrevive el más fuerte (no siempre físicamente), en este caso el lobo, pero sobre todo el relato nos habla del despertar de la inocencia, la travesía de la inocente niñez a la madurez, un viaje de aprendizaje.

Es una narración sencilla, diáfana, sin giros sorpresa, lineal, se puede dividir en tres partes; en la primera nos adentramos en un cine costumbrista, naturalista, retratando un modo de vida milenario, que parece suspendido en el tiempo, un estudio antropológico interesante, destacar en este realismo el modo en que vemos las moscas sobre los personajes una y otra vez; la segunda parte es una road movie, con la travesía hacia un par de pozos, poco aporta dramáticamente, aparte de los bellos paisajes, y de mostrar el egoísmo del soldado inglés; la tercera parte es el encuentro entre los dos antagonistas, estableciéndose una asociación extraña, un duelo que se establece entre Theeb y un forajido del desierto, una compleja relación de amor odio, pero en la que me falta fondo para el bandido demasiado superficial, muy esquemático. El forajido intenta justificar su comportamiento debido a que el tren (definido eufemísticamente como “El Burro de Hierro”) ha acabado con su antiguo modo de vida, es la parte que más podría haber dado de sí, y queda en un esbozo delo que pudo haber sido y no fue.

Es de esos films que contados puede parecer más entretenidos de lo que son en realidad, una mezcla entre épica por el vasto e infinito entorno e intimista por los pocos personajes con papel, apenas cinco, por lo introspectivo, por los extensos silencios. La historia dibuja la dureza de la vida en el desierto, la vital importancia que tienen en la subsistencia en tas extremas condiciones los pozos de agua y los camellos, sin ellos vivir en estos áridos lares sería imposible. Tengo la impresión que el realizador intenta tapar su falta de ideas con la impostada introspección de largos (lánguidos silencios) que poco aportan más allá del onanismo visual.

Las actuaciones son simplemente correctas, son actores no profesionales, excepto Jack Fox, y se nota en su inanidad. El pequeño Jacir Eid Al-Hwietat lleva el peso de la trama de un modo bastante estoico, asentimental, frío, no se llega a empatizar con su liviandad anímica. Hussein Salameh encarna al hermano del chico (primos en la vida real) de modo algo más emocional, pero sin hondura, aunque aportando algo de química con Jacir, no correspondida. Hassan Mutlag como el bandidos es el que más huella deja por su halo trágico que conlleva y su fuerte carácter inherente. Jack Fox apenas tiene tiempo para mostrarse.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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