Feliz cumpleaños para mí

Pues la verdad es que como hoy era mi cumpleaños, busqué una película que contuviera esa palabra en el título y la única que encontré que hubiera visto fue ésta. Afortunada casualidad ya que además de servirme para auto-felicitarme con una crítica, me trae agradables recuerdos de una época muy feliz y que por desgracia ya pasó hace mucho tiempo.

Esta película es un clásico slasher ochentero protagonizado por una chica que el día de su cumpleaños tiene un accidente que le causa ciertos trastornos de memoria: un año después, sus amigos comienzan a ser asesinados sistemáticamente por alguien a quien ellos conocen y la joven, que cada vez padece más visiones y lapsus de memoria se empieza a preguntar si...

Para los paladares más exigentes, hay un buen desparrame de hemoglobina, con asesinatos abundantes y de lo más satisfactorios que en ocasiones recuerdan más que un poquito a las perrerías italianas del maestro Argento. Buen nivel actoral, con un Glenn Ford correctísimo frente a una Melissa Sue Anderson simplemente aceptable y un cuidado técnico que se agradece teniendo en cuenta la cutredad a la que nos tenía acostumbrados/as el género durante aquellos años.

Vale que desde un punto de vista canónico no estamos ni mucho menos ante una gran película, pero dentro de su género, es uno de los mejores ejemplos de una época gloriosa que lamentablemente y a pesar del intento de revival de estos últimos años, nunca ha vuelto a repetirse.

Tenía muchas expectativas puestas en este film, de la retahíla de cintas de serie B que llevo visionadas ésta era de serie A.
La verdad es que todo empieza como debiera, un misterioso asesinato en el mismo inicio, varios sospechosos y muertes de los mismos (es como ir descartando).

Tras el inicio y la presentación de la protagonista todo va cuesta abajo, ni un veterano Glenn Ford salva las carencias del film.
Estoy de acuerdo con las otras críticas en que la atmósfera en este tipo de cintas ya no se consigue con tanto acierto en las actuales, pero esta que nos ocupa no llega al nivel de su género, las muertes desenfocadas, diálogos absurdos, muertes imposibles (explicación en spoiler) y una bso que molesta en ocasiones, un desenlace que se ve venir que ocultan algo, todos esos detalles estropean el conjunto.

(más crítica en el spoiler)

Finalmente me esperaba más del film.

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Me parece injustísima la puntuación tan baja que tiene este gran clásico slasher ochentero. Cada película hay que tratarla en su justa medida, en su ubicación en el tiempo y en su realización.
"Cumpleaños mortal" es un intenso thriller cargado de tensión. En muchos sitios apuntan que es un film cargado de violencia y sangre por doquier, pero no es así, de hecho la mayoría de los asesinatos están fuera de plano o pasa ante la pantalla en cuestión de 2 segundos casi inapreciables, aunque eso sí, con unos maquillajes más que decentes. Me parece un excelente ejercicio de suspense, dirigido por un gran maestro como lo fue J. Lee Thompsom (director de "Los cañones de Navarone" y "El cabo del terror") y muy correctamente interpretado por la jovencita Melissa Sue Anderson (la niña ciega de "La casa de la pradera") y el veterano Glenn Ford.
La ambientación es excepcional, como era típico en los slashers ochenteros, cuyas atmósferas siempre me han fascinado por encima de todo. Pero no es un slasher en sí, aunque tiene elementos que caracterizan a este subgénero más bien es, como ya he dicho, un thriller con muy buenos momentos de suspense y con una trama muy bien elaborada, una espléndida historia y lo mejor de todo un final que quita el hipo y que deja a todos con la boca abierta.
Entonces partiendo de que es una película de terror, con una buena dirección, buenas interpretaciones de sus actores principales, una excelente ambientación, una historia que te deja pegado a la silla de principio a fin, buenos asesinatos (aunque no muy gráficos) sí bien resueltos y con una notable labor de maquillaje y un final GENIAL, GENIAL, GENIAL, resaltando además que es de los ochenta y eso es un punto a su favor ya que encima está inundada de ese aire especial característico como sólo en esa época podía darse, entonces vuelvo a preguntar ¿un 4,6? ¿por qué?
Un grato y memorable recuerdo cargado de nostalgia para los amantes de los buenos slashers ochenteros, para apreciar el buen hacer de la época y comparar con las enormes chapuzas que hoy en día se hacen tratando de recoger el testigo de una época irrepetible y que ni por asomo se les llega a igualar...

Uno de los slasher más entretenidos que he visto, en ésta película al contrario que otras de este subgénero no hay que esperar 30 minutos para que empiecen a pasar cosas, no, desde el comienzo sucede de todo, las muertes como dice la premisa son bastante originales y han sido copiadas varias veces ya.
Interesante como hasta el final no sabemos si la protagonista es una psicópata o no, también como nos van contando su accidente y su posterior recuperación.
El resto es una mezcolanza de giros a cuál más inverosímil, pero que hacen que las muertes de los personajes se den de forma original.
Hay que reconocer que hasta el último minuto la historia sorprende y eso en un slasher hay que agradecerlo.

Los diez primeros de Crawford es el nombre que se le conoce a un grupo de estudiantes de una academia de élite (algunos son hijos de congresistas o embajadores) que, después de clase, se reúnen en el bar de siempre, van a bailar, disfrutan de sus juergas y desatan su adrenalina saltando con sus coches por un peligroso puente levadizo. Entre ellos están Virginia (Melissa Sue Anderson), su mejor amiga Ann (Tracey E. Bregman), Rudi ( David Eisner), Maggie (Lenore Zann), Alfred (Jack Blum), Stevie (Matt Craven), Amelia (Lisa Langlois) y Etienne (Michelle-René Labelle)…

Pocos días antes de la fecha del cumpleaños de Virginia algunos de ellos empiezan a desaparecer en extrañas circunstancias. Al principio todo parece ser objeto de las bromas y juegos macabros del grupo. Algo que Virginia no puede aceptar debido a un traumático accidente de tráfico, que le supuso una delicada intervención cerebral. Día a día, la chica recurre a la ayuda del psiquiatra David Faraday (Glenn Ford) mientras un degoteo de asesinatos se cierna en el círculo de sus amistades.

J. Lee Thompson, como reconocido cineasta que un par de décadas antes había dirigido notablemente a Robert Mitchum y Gregory Peck en “El Cabo del Terror” (Cape Fear, 1962), engrosó la lista de películas ochenteras protagonizadas por psicópatas anónimos y con tendencias a dar caza a estudiantes traviesos y con mucho tiempo libre. Pero como veterano profesional (aunque con una filmografía algo irregular y decantada a la baja) Lee Thompson no se rebajó a los convencionalismos del género y partiendo de la trama reunió varios apuntes (como siniestra y explícita recreación con el “gore” característico que tan bien había funcionado en “Viernes 13”) ya clásicos y reconocidos por los amantes del terror y el suspense: desde bromas que confunden al espectador, fatales ataques de amnesia que no son lo que parecen, intromisión de madres obsesivas, y, aquí viene lo mejor, terror psicológico puro y duro con el eterno dilema de la lucha de clases en su epicentro. La intervención de Glenn Ford queda aquí eclipsada por la notable actuación de Melissa Sue Anderson (recuerden su televisivo papel de la ciega Mary Ingalls en “La Casa de la Padrera”) y su inocente cara de muñeca.