Pasado violento

La primera parte es un drama criminal bastante insulso y aburrido y la segunda es otra versión bastarda de (Death Wish) El vengador anónimo. Son dos películas y ninguna buena.
Ver a Adrien Brody de principio a fin con cara triste como diciendo: qué difícil ser yo, no es un gran aliciente.
Lo peor: los monólogos y la presentación de personajes que es la primera parte, por lo pretenciosa y falsa. Todo es solemne, cuando en realidad están contando la misma historia de venganza de hace 50 años, con los mismos clichés. Para colmo los buenos se comportan de forma bastante estúpida y desagradecida, y los villanos son caricaturescos.
Lo mejor: está bien filmada, pero vende gato por liebre, es solo un thriller de acción que se la quiere dar de profundo. Si la ven solo como otra versión no reconocida de El vengador anónimo, adelantando la primera parte, por ahí la disfrutan, si les gusta ese tipo de películas.

Película de acción con mucha y sucia violenta, que en sí misma no está mal pero sucede que remite a tantas cintas anteriores de parecido pelo que no sorprende.
Pudiera considerarse que tiene algunos elementos originales o así, como el mayoritario empleo de las armas blancas sobre las de fuego, pero aparte de eso y de su pericia en la fotografía, el filme se sigue sin apasionamiento, resultando redundante y finalmente poco creíble.
Es distraída pero no imaginativa y, sin llegar a aburrir la verdad es que, en conjunto, es demasiado áspera, nada fina, burda en su fondo y en su forma.
No, no me ha convencido pese al gran esfuerzo de Adrien Brody y a la, al menos presunta, moraleja, que la educación, dedicación, cariño y amor de nuestros padres hacia sus hijos es primordial para el futuro devenir de ellos. Algo que, por sí mismo, es loable, pero que viendo la peli da algo de miedo.

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Despertó en mi escaso interés, pese al afán introspectivo que Adrien Brody, pone en su trabajo. Desea ofrecerse singular, pero el resultado es un producto dotado de escaso brío.

La complicidad intimista que intenta componer con el espectador, no traspasa ni llega... insisto en el brillante trabajo de Adrien Brody, cuyo fallo en un guion pobre y exiguo.

Como suele suceder en estos casos, de producciones EEUU, nos encontramos con muchos recursos y pocas o vulgares ideas. La producción envuelve una pélicula que no es más que relleno para los canales de las plataformas de TV. El Cine brilla por su ausencia.
Si embargo la dirección trata de poner su puntito personal, algo de originalidad, con una buena fotografía, pero en conjunto el resultado es una plasta insoportable por su lentitud y vulgaridad. Al cabo de casi una hora aún no ha sucedido nada relevante y a lo único que asistimos es a las diarreas mentales de nuestro héroe crepuscular.
La historia está tan requetevista que yo metía en la cárcel a los guionistas por perros y vagos, por no molestarse en un mínimo desarrollo. Realmente es un insulto a los espectadores, ya que piensan que se van a tragar toda la mierda que se les eche.
De los protagonsitas para qué hablar. ¡Que hartura de Adrien Brody triste y pensativo, y de su gorro ya no hablo!
Resumiendo: Huya.

A medida que avanza se resquebraja. La actitud enfermiza del personaje caracterizado por Adrien Brody, no termina de conectar. Poco satisfactoria, tosca... las escenas se suceden sin un grado de coherencia aceptable.

Su dramaturgia visual y narrativa se ofrece esquiva, aparentemente desconoce hacia donde se encamina. La trama se entrega a trompicones, mezclando actos salvajes con esa ternura y tristeza que provocan los recuerdos.

No puedo valorarla con más de un 3.