La ley del deseo

La película nos traslada al ambiente madrileño de los 80's, prácticamente en plena movida, en que se puede apreciar el cambio de tendencias de la transición, el colorismo y la desinhibición de sus personajes.

Cruda realidad del amor y el desamor, de los entresijos de la locura humana y de las miserias de la vida.

Antonio Banderas está brillante en su papel de homosexual psicópata, aporta mucha frescura al film. Carmen Maura en su papel de transexual y Poncela como célebre director de cine, ofrecen un pasaporte al más puro estilo Almodóvar.

Pedro Almodóvar inaugura su productora, El Deseo, con este melodrama sobre un triángulo homosexual cuyos vértices personifican Eusebio Poncela, Antonio Banderas y Miguel Molina.

El realizador manchego acentúa los conflictos emocionales de sus personajes y depura su estilo, asentando definitivamente las constantes de su obra: pasiones desbocadas, fantasmas del pasado, recreación cinematográfica y color, mucho color.

Un gran éxito comercial, donde encontraremos tanto ideas estrafalarias que perjudican el desarrollo dramático, como una brillante secuencia inicial y la famosa escena en la que Carmen Maura se refresca bajo el chorro de agua de una manguera en plena calle.



"¡Vamos! ¡Riégueme! ¡No se corte, riégueme!"

Sigue despuntando, pero aún no consigue la madureza de las películas de los 90. Hay de todo, incluso con un toque de thriller, muy poco, pero lo hay. Aquí ya es muy abierto la relación gay, y rozando lo explícito.

Me sobraba la madre de Antonio, que lo hace fatal de andaluza. Carmen Maura está genial, se sobresale en toda la película. Es una actriz bastante peculiar, que a ratos me fascina a ratos me aburre. Pero aquí me ha gustado mucho.

Mola los cameos de Pedro, que por lo visto lo dejó de hacer por alguna razón...

Lo más curioso de todo, es que normaliza tanto una relación gay o transexual, que da risa, porque en los años 80 no me veo esto, y aún así, hoy en día tampoco.

La ley del deseo de Pedro Almodóvar, es un thriller dramático y romántico basado en la historia de dos hermanos. Dirigida con un ritmo lánguido y sosegado, es enrevesada al estilo personal y único del director manchego, con líos amorosos de por medio. Realizada de manera arrojada y valiente por la temática que trata, en unos años en los que aún no estaba en la opinión pública muy encajada la homosexualidad, tiene un resultado inteligente y provocador.
La fotografía, es sugerente e idónea, con imágenes llenas de detalles que la hacen estéticamente apropiada y eficiente para el film. La música, es variada y ochentera, con algunas canciones discotequeras que son algo pasadas de moda, pero con otros sonidos franceses e incluso algún bolero que la hacen más propia del director con uno de sus habituales Bernardo Bonnezzi. Destacando un gran trabajo técnico de planos y cámara, que hace buen uso de los travellings, detalles, reconocimiento, avanti, subjetivo y primera persona.
Las actuaciones, son correctas y convincentes. Con Eusebio Poncela creíble en su labor con personalidad, Carmen Maura sentida y con carácter, Antonio Banderas persuasivo y con oscuridad psicológica, y los acertados acompañamientos de Miguel Molina, Fernando Guillen, Rossy de Palma, Fernando Guillen Cuervo, Manuela Velasco y Bibi Andersen. Con vestuarios y caracterizaciones sugestivos y oportunos en una buena dirección artística llevada con naturalidad.
El guion, escrito por el mismo director y con sus característicos vaivenes y líos amorosos, es verosímil y provocador, con un final inquietante y absorbente que sorprende gratamente y gusta ver, ya que mejora notablemente el film completo que iba siendo más bien lineal y menos incitador. Llevado a cabo con una narrativa con voz en off que es equilibrada y sencilla, con algunos toques pesimistas e incluso psicológicamente inestables, que dan inquietud y desconciertan al público.
En conclusión, la considero una obra indispensable y esencial del director y de los thrillers dramáticos de cine español, la cual va de menos a más hasta alcanzar el notable gracias a un final apasionante e inesperado que inquieta y absorbe al espectador. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones y narrativa que hacen de La ley del deseo, uno de los films a tener en cuenta en la filmografía más selecta del director, y que no solo gustará a sus incondicionales, sino también a los buscadores de cintas con finales palpitantes e inesperados.

Recuerdo que cuando la vi por primera vez tu ve que volver al día siguiente para volver a verla. Salí entusiasmado, enamorado, extasiado, alucinado. Pocas veces había disfrutado tanto viendo una película, todos los personales me parecieron admirables, quería ser A. Banderas, E. Poncela, C. Maura y no digamos M. Molina. Almodóvar se superó a sí mismo. Que tiempos aquellos....