Robin de los bosques

Un auténtico clásico del cine de aventuras que ha envejecido demasiado ya por culpa de la espectacularidad que han alcanzado posteriormente otras versiones del arquero de Sherwood. Sin embargo, es tan entretenida y se "digiere" muy bien como todas las de Errol Flynn, así como tiene escenas maravillosas (ver spoiler 1) y unos duelos de espadachines a la antigua usanza, cuidadosamente estudiados para cautivar al espectador. Ello, pese a que el guión peque de algo de ingenuidad (spoiler 2)
Quizá lo mejor de la película sea la fidelidad del argumento a la historia de la usurpación del trono de Inglaterra por Juan Sin Tierra y la tiranía que ejerce éste con los sajones en favor de los normandos durante la ausencia de su hermano, el legítimo Rey Ricardo Corazón de León.
Buenas interpretaciones de los protagonistas, secundados por unos pérfidos Basil Rathbone y Claude Rains.
Mi nota: 7,3

Héroes que luchan
Por las causas perdidas
Reyes que cruzan
Europa, a cerrar heridas.

Ricardo Corazón de León
Enojado consigo mismo por
Dejar de su lado Inglaterra
Pasto de hijos de perra.

Robin de los Bosques
Verdes en Primavera
En otoño ocres
Nido de hechiceras.

Por las causas perdidas
Entre Sajones vencidos
Y Normandos magnicidas
Colonizadores y mezquinos.

Película de colorido vivaz
Con un vestuario solemne
Guión audaz y perspicaz
Coreografía eterna y perenne.

Errol Flynn, leyenda
Con sus saltos, bailes y gracia
Nos hará que dependa
De su imagen, nuestra constancia.

Rescato sin dudar
Robin con el ciervo
a hombros, frente a su majestad
Así como el cuerpo a cuerpo
De sombras, casi al final.

Estamos ante la película que permitió a la Warner Brothers empezar a hacer producciones de alto presupuesto, ya que "Robin de los bosques" fue un éxito de taquilla. Además, se trata probablemente de la más conocida de las películas protagonizadas por Olivia de Havilland y Errol Flynn, quienes compartieron pantalla hasta en 8 ocasiones!

Entrando en la película, la considero que es tan ingenua que si tuviera que encasillarla en un género, creo que está más cerca de un largometraje de animación con personajes reales, que no de cine de aventuras adulto. Los desafíos presentados y cómo se resuelven, los personajes rallando el ridículo, o el romance infantil, la acercan más al Robin Hood de Disney ("Robin Hood" de Wolfgang Reitherman, 1973) que al realismo de la película de Kevin Costner ("Robin Hood, príncipe de los ladrones" de Kevin Reynolds, 1991).

Alimenta esta idea lo que ya es común en otras películas de aventuras de Michael Curtiz y Errol Flynn como "El Capitán Blood" (1935): la pulcritud de los vestuarios, las caras sin apenas rasguños, los diálogos sin malas palabras…

Sin embargo, como ya sucedía en la película de piratas, el resultado entretiene, gracias también a una magnífica dirección artística. Además, aquí el technicolor y la banda sonora (de quien John Williams nunca se ha escondido en reconocer su admiración) se ocupan de adornar el conjunto.

Robin Hood siempre ha sido de mis personajes favoritos, principalmente gracias al zorro de Disney; poco después vi la magnífica de Costner, mucho después la maravillosa "Robin y Marian" con Connery y por último he visto ésta, tal vez la más mítica y desde luego la más encantadora, pese a su escaso rigor histórico; pero qué demonios, estamos en 1938, quedan tres o cuatro décadas para que se estrenen películas frías y desmitificadoras, disfrutemos un rato.

Se rodó en California por lo que ni rastro de las brumas y florestas inglesas (hay escenas con menos hierba que en Almería) pero es una meritoria película "de las de antes", con cientos de extras y objetos reales, un carnavalesco pero magnífico diseño de producción y un estupendo reparto, liderado por un lozano (era pronto para que se notasen sus excesos con el alcohol, las drogas y el sexo) Errol Flynn en el papel de su vida, bien secundado por el excelente Rathbone, Claude Rains, Olivia...

Con un maravilloso y asombroso Technicolor que enamora, "Robin de los Bosques" es sin duda una de esas películas para fijarse en el mito y no en el rigor (en plena Edad Media luchan como mosqueteros o filibusteros, por ejemplo), y volver a ser niño.

Juzguemos a Robin Hood por lo que es.
El bandido injustamente acusado de serlo por el usurpador al trono Juan sin Tierra, que traía la esperanza a los pobres robándoles a los ricos.

Pues ni más ni menos que ese Robin es Errol Flynn. Me importa un huevo si la película ha sido rodada en los años treinta o en el 2018, en pleno siglo XXI.
Lo que importa es la imagen que se da del héroe, y esta versión clásica es la que resume la verdadera personalidad del mítico arquero, junto con la más osada de Kevin Costner de los noventa.
Ambas películas se las recomendaría a cualquier persona que quisiera adentrarse en el verdadero Robin de leyenda, y sobre todo en sus andanzas con Little John, el fraile Tuck y su romance chispeante con Lady Marian, aquí encarnado por la infatigable y encantadadora (igual suena supercursi, pero tenía que decirlo de ella) de Olivia de Havilland, la eterna compañera onscreen por supuesto, de Errol Flynn.
Las escenas de acción son las suficientes, y el humor embarga una cinta sin empañar la seriedad ni el mensaje noble que transmite una figura como Robin, que encarna la lealtad más absoluta hacia su rey Ricardo y toda la fiereza para defender a los que más lo necesitan, sin perder esa parte romántica del héroe que tanto se han empeñado en destrozar en las patéticas últimas versiones que prefiero olvidar que existen, entre ellas la miserable película de Rusell Crowe y la serie del 2010, que se queden con esa basura ellos, que algunos de nosotros preferimos al auténtico Robin.